28 de noviembre de 2009

Paraisos anónimos

En la vida virtual también te llevas sorpresas. Hace un par de días me llegó un correo de Joan. Era un perfecto desconocido para mí, pero lo que me escribió me conmovió. Después de hablar de mi blog, incluía un video cuyos protagonistas son sus padres. Me pedía mi colaboración para hacer llegar esas imágenes y el mensaje que encierran, a miles de personas. El proyecto me convenció nada más ver dicho video. Intercambiamos algún correo más y aquí está mi cooperación.

Estas son las palabras con las que me presentó su trabajo:

Este video es un homenaje a todas las personas anónimas que van creando paraísos en su día a día, con ternura, dedicación y mucho amor. También a las personas que encuentran en estos paraisos todo el cariño, apoyo y respeto que necesitan.

Querría que este video llegara a miles de personas, sembrando estos valores que, seguro, todos llevamos dentro y que no hemos de comprar.

No hay nombres, porque todos estamos representados. No hay voz, la hemos de poner nosotros. No tiene fecha de inicio ni de caducidad, porque ha de ser una constante en nuestra vida.









La idea de "crear paraísos en su día a día" para las personas que sufren la enfermedad del olvido es magnífica. Sólo es posible si el amor hacia ellos inunda nuestro corazón. Según Joan, ese amor, le está sirviendo de coraza a su madre para ser fuerte ante el Alzheimer que soporta su esposo y lo define "como el verdadero amor de pareja."

Estoy totalmente de acuerdo.

Gracias por ver el video, amigos. Y gracias también a ti, Joan, por la valentía encomiable que has mostrado, realizándolo.

Un abrazo grande y todos mis ánimos.

Maat

25 de noviembre de 2009

Tú... ¡puedes!



Izara dejó este poema en un comentario a mi entrada. Me cautivó...


El cielo, siempre está ahí,

pero el vuelo de las alas,

debe tratar de encontrarlo,

sacudiendo las cadenas,

buscando en la solidarías manos,

la ayuda que a veces falta,

y aún a pesar de todo,

volando...

el cielo es la libertad,

que conseguimos luchando.


IZARA

http://izaratiegui.blogspot.com/

http://izaratie.blogspot.com/





Muchas gracias amigo Izara.

23 de noviembre de 2009

A mis venas


Estos cauces que ves amoratados
y de amarillo cieno consumidos,
eran la flor azul de los sentidos,

que hoy descubre sus pétalos ajados.


Besos verdes de aguja en todos lados
hieren la trabazón de los tejidos
y denuncian los brazos resentidos,
la enigmática piel de los drogados.

Las que llevaban vida y alimento
son tibias cobras de veneno suave,

blanco caballo con la sien de nieve.

Trotando corazón y pensamiento,
que por las aguas de la sangre vierte
con rápido caudal, la lenta muerte.


FERNANDO MERLO


Este inquietante soneto lo escribió un joven poeta malagueño llamado Fernando Merlo. Había nacido en 1952 y vivía en un mundo de sombras adonde había llegado de la mano de las terribles drogas. En el año 1981 apareció muerto, cerca de una jeringuilla quita-vidas, detrás de la barra del bar de su propiedad. Poco tiempo después, entre sus papeles, encontraron este poema.

Su lectura me ha impactado... Por eso lo he querido traer a mi blog. Una triste realidad de nuestra época. ¿Acabarán alguna vez éstas muertes?

Maat


21 de noviembre de 2009

A un olmo seco


Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.


No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro ó yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

ANTONIO MACHADO

19 de noviembre de 2009

Un temido día

Al día de ayer le tenía bastante temor. Se presentaba algo complicado por dos motivos principales. Era la fecha prevista para que se llevara a cabo la subasta del piso en el que vive mi amiga A., tema del que os hablé hace varíos días.

http://blogdemaat.blogspot.com/2009/10/un-rosario-de-errores.html

Ha habido un poco de suerte. La subasta se suspendió por irregularidades. Gracias a ello, mi amiga va a tener un poco más de tiempo para preparar su cambio de domicilio, porque el piso, tarde o temprano, va a perderlo.

El otro tema a resolver era que tenía que acudir al hospital para realizarme una prueba y estaba muy preocupada pues le tengo verdadero pavor al dolor. O sea, que a la preocupación de imaginarme a mi amiga en la sala del juzgado correspondiente, se unía la de tener que pasar ese trago y, además, en el hospital donde mi padre vivió la última fase de la enfermedad que le llevó a su final. Iba a enfrentarme-sin duda- con recuerdos de aquella amarga vivencia.

Cuando mi esposo me acercó a la puerta del centro y se fue a aparcar el coche, no pude evitar en las escaleras de acceso, recordar los días en que iba a visitar a mi padre.

Aquellas mañanas, me parecían unos escalones altísimos, pesados de subir. Ascendía despacio, e iba dándome ánimos para llegar con buena cara a su habitación
. Era en lo que más se fijaba, en los gestos que se dibujaban en nuestros rostros cuando íbamos a estar con él. Y resultaba difícil. Sobre todo, porque la presencia de dos enormes frascos de cristal a los lados de su cama conectados a sus pulmones y, el laberinto de cables y goteros que le rodeaban, imponían lo suyo.

No me dejaba estar mucho rato en el cuarto. A los pocos minutos de permanecer a su lado, me decía:

¿Ya me has visto? Pues ale, ya puedes irte a casa. Tu misión está allí, con tu hijo...


Y para terminar de convencerme, cerraba la frase con un cariñoso guiño que me desarmaba totalmente.

Por aquellas fechas, su nieto era un bebé y yo no tenía más salida que hacerle caso para no disgustarle, aunque mi deseo era permanecer más tiempo con él, aprovechando el poco que nos quedaba de poder estar juntos, pues teníamos la certeza de que su enfermedad estaba ganando la batalla.

De nuevo me infundí ánimos en medio de esos escalones. Un poco más de esfuerzo y, en nada, estaría de vuelta a casa.

Mientras esperaba mi turno, busqué un poco de sosiego leyendo el libro que tengo ahora entre manos. Es una recopilación de los poemas preferidos de 130 lectores de poesía que explican además, las razones para haber elegido el título que presentan. Es un verdadero deleite conocerlas.

Cuando se reunió mi esposo conmigo en esa sala de espera, me enlacé a su brazo y le susurré: "ya nos toca a nosotros venir por aquí..." Práctico donde los haya, me pidió el libro para ojearlo y encontró, con sorpresa, uno de sus poemas preferidos: "A un olmo seco", de Antonio Machado. Y en voz muy baja, y con una entonación perfecta, me lo leyó... En medio de aquel ambiente de batas blancas y verdes, de mascarillas, de camillas que iban y venían, de rostros tristes y preocupados, di gracias de tenerlo allí, a mi lado. En esos momentos, es cuando más valoras a las personas que te quieren.

La prueba la pasé con éxito. Me atendió una enfermera que, aparte de una gran profesional, era una persona amable y cariñosa. El trato del médico fue exquisito. Ambas conductas contribuyeron a que el trance lo pasara sin ni siquiera la mitad de sufrimiento que yo temía. Es una verdadera suerte encontrar gente así cuando tienes que abandonarte en sus manos. Al despedirme de la enfermera, se lo hice saber. Y se alegró...

El resto del día lo pasé inactiva, agotada. Y hoy, un poco más de lo mismo. Pero tengo una buena excusa. Acabo de salir de una gripe. Nada menos que de la temida gripe A.

Pero eso...os lo cuento otro día. Sólo os adelanto que, no es tan fiero el león como lo pintan. Por lo menos, en mi caso. (a.D.g.)



Maat



17 de noviembre de 2009

Hace diez años...

Han transcurrido diez años desde que, en un portal del barrio madrileño de Malasaña, encontraron el cuerpo sin vida de Enrique Urquijo. Una sobredosis le llevó-quizá-hasta el paraíso que él tanto empeño ponía en encontrar.

Pero nos quedó su música. Gracias a ella, sigue vivo en el recuerdo. He querido dejar hoy en mi blog dos de sus sentidas canciones.

La primera se titula "Pero a tu lado", es una de las preferidas de mi esposo, seguidor de Enrique desde sus comienzos.




La segunda, es mi favorita. Le tomé especial cariño cuando supe que María era su hija. Contaba sólo cinco años de edad cuando él marchó...




Os invito a leer el entrañable artículo que ha escrito Manuel de la Fuente.

http://www.abc.es/20091117/cultura-musica/enrique-urquijo-rincon-alma-200911162005.html


Poco más que añadir. Sólo el deseo de que Enrique, encontrara la paz aquel 17 de Noviembre...

Maat

15 de noviembre de 2009

Compartiendo poesía

Hace un tiempo, llegué hasta el blog de Manolo Jiménez y quedé prendada de su forma tan peculiar de componer poesía. Leyéndole, me fue fácil tomarle afecto porque, detrás de esos versos, se encuentra una gran persona. Es extremeño-como mi madre- de una tierra de gente sencilla, humilde, trabajadora, noble, que apenas se les oye, aunque tienen mucho que decir. Tierra de conquistadores ilustres...y eso es lo que hace Manolo cada día con sus poemas, conquistar el corazón de cuántos visitamos su blog y nos enlazamos a sus entrañables letras.


He tenido la inmensa alegría de que me invitara a componer un poema entre los dos para la sección de los domingos en su blog. Ha sido una gentileza por su parte que ha dado como resultado el poema que os invito a leer en:

http://personalycompartido.blogspot.com/

Espero que sea de vuestro agrado. Para mi, ha sido una experiencia extraordinaria. Gracias, Manolo, por hacerla posible.

Maat



14 de noviembre de 2009

Y Dios me hizo mujer

Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.

GIOCONDA BELLI

11 de noviembre de 2009

Siente el pensamiento, piensa el sentimiento

Para disfrutar un rato con bellas imágenes, relajante música y pensamientos con mensaje...


(Picando en las flechas de la derecha, puede verse a pantalla completa. Lo sugiero)


http://www.slideboom.com/presentations/66824/Siente-el-pensamiento-piensa-el-sentimiento



Maat

10 de noviembre de 2009

De vuelta a casa...


Había oído algún comentario al respecto. Pero me resistía a creer que fuera cierto. Estaba segura que, cuando alguien me hablaba de ese tema, se estaba refiriendo a una nueva leyenda urbana. ¡Hay tantas!

Hace un par de días, ojeando la prensa local, me encontré con un titular que me dejó estupefacta.
"La crisis saca a ancianos de las residencias" "Valencianos en paro recurren a la pensión de jubilación de sus padres para poder salir adelante"

Me siento incapaz de comentar la noticia. Sólo acierto a preguntarme: ¿Qué más nos falta por ver? Y, lo que es peor, ¿hasta cuándo?

Es de esperar que, esos ancianos que regresan a su entorno familiar -y los que permanecen en las residencias- estén bien cuidados, les quieran y,
sobretodo, que se lo demuestren. Lo tienen bien merecido. Estamos en deuda con ellos...

Maat


fuente:http://www.lasprovincias.es/valencia/20091108/valenciana/crisis-saca-ancianos-residencias-20091108.html


9 de noviembre de 2009

El mundo se derrama


No sé por qué los males se acercan, si el bien también.
A veces me presiona un porqué
para preguntar:
¿Por qué me siento mal

si a veces me siento bien?

¿Por qué vivo si tengo que morir?

El viento preguntón

le pregunta a las hojas:

¿Por qué pregunto? ¿Por qué existo? El porqué.
Y se distrae
yendo sobre las hojas que caen.
El mundo se derrama.

Las nubes vuelan sobre la fábrica,
alabándola porque ella las creó.
Entonces le devuelven el favor
e intoxican a los tiernos animales,
que derraman su roja sangre como una bella rosa,
que nace en la negra tierra.

JUAN CRUZ BORDOY



Este poema lo encontré ayer por la tarde, mientras leía una antología poética en Internet. Lo ha escrito un niño de 9 años que -según cuenta su padre- escribe sólo por el placer de escribir. Vive en San Pedro, Argentina.

Supongo que, con el tiempo, leeremos su obra. La obra de un gran poeta.

7 de noviembre de 2009

Sábados Literarios de Mercedes-El lugar desde el que escribo.


En mi casa tengo una pequeña habitación que me sirve de cobijo en mis largas madrugadas. A él acudo muchas noches cuando el silencio impera y busco el preciado descanso para mi cuerpo y mente. Es mi refugio. Una mesa -casi siempre en perfecto desorden- y mi apreciado ordenador, se convierten en mis compañeros de soledad buscada en la que sólo doy cabida a mis melodías preferidas pues me alimentan el espíritu.

Una sufrida estantería va soportando el constante arribar de libros de poemas, antologías, novelas y manuales que guardan miles de consejos para escribir bien. Me queda tanto por aprender...

Y, poco a poco, comienzo a jugar con las letras. No programo lo que voy a escribir ni cómo van a ir componiéndose las frases. Lo realmente importante en esos momentos es dejar la puerta abierta a los sentimientos que porfían por plasmarse en el papel y me dejo sucumbir por ellos.

A veces, queda escrito un sencillo y cálido poema. Otras, vivencias propias o ajenas que hago mías, llegan a emocionarme cuando releo lo que he ido expresando. Y van pasando las horas. La magia de las letras me va envolviendo y poco cuenta el tiempo que transcurre.

Al lado de mi mesa tengo un pequeño balcón con varías de mis plantas preferidas que aguantan mi vigilia. Enfrente, un -todavía- frondoso cinturón verde, me muestra el juego de las hojas de los árboles con la luz de las farolas que, débilmente alumbran el solitario paseo.

Algunos ratos, me dejo seducir por la luna que acude hasta mi pequeño espacio y entonces, salgo a contemplarla. El silencio, la negrura de la noche, la ligera brisa y la sola presencia de vida en los insectos que pululan alrededor de los puntos de luz, convierten el momento en mágico. Las ideas me fluyen, me invaden, y vuelvo ilusionada hacia el papel para darles paso, para darles vida. Y el tiempo pasa silenciosamente, sin apenas darme cuenta.

-¿Has visto la hora que es? - es la frase que muchas madrugadas me hace volver a la realidad.
Mi esposo, me recuerda que soy humana y que necesito X horas para dormir. Me rindo ante la evidencia...

Mañana será otro día.


Maat


Encontraréis más lugares de escritura en:


http://ardilla-roja.blogspot.com/

4 de noviembre de 2009

La puesta en el sepulcro

Cuando ya no me quieras y no podamos estropear nada
porque nada estará vivo y confiado.

Cuando tú te hayas ido y yo me haya ido
y todos se hayan marchado
diremos: "Algo se ha perdido. No mucho.
Pero algo esencial-un culto, un lenguaje,
un rito-está perdido".

Cuando hayamos dejado de ser esto que somos:
una pareja expuesta al dardo
desnuda y apremiante
mal avenida pero bien enlazada
y nos pispersemos en otros círculos
y nos disipemos en otras charlas

Habrá quien diga: "Aquí dos seres carmesíes
se atraparon. Los vimos balancearse,
estremecerse, volver a la seguridad
y caer.

Para entonces, el zumbido del tractor
volverá a oirse en el fondo del campo
las chorejas del guanacaste caerán
con un golpe seco frente al portal.
Pero esos rumores de la vida nos llegarán pr separado
y otro sol será tu sol y otra luna será mi luna.

Cuando ya no me quieras.

Cuando en la reunión tus ojos
al encontrar los míos ya no digan:"Espera
a que acabe con estas gentes. Pero mi corazón te pertenece".

Cuando en las incesantes fases
de tu errabunda búsqueda femenina
ames a otro
y te desveles bajo otra antorcha
y te descalces delante de otro cetro.

Cuando transmitas a otro el poder que yo te transmití
pensaré aguzadamente: "Ya se le agotará.
entonces vendrá a mí y no le daré más".

Y así siga por el mundo y a través de los días
rumiándote en el hosco destierro
granitizándome en mi frustación y mi orgullo
como un mendigo sobre un pedestal
recorriendo el obstruido pasado
como un sucio canal maloliente en el crepúsculo:
"Aquí estuve brutal. Ahí comenzó el desierto. En
aquel banco trató de herirme. Tal día..."

Y así te evoqué. Así evoqué
tu espectro, agureándolo de flaquezas y máculas.
Cuando ya no me quieras.
Y yo ya no te tema.

Cuando contentadizo, trivial, inadecuado
para la soledad y la amargura
yo mismo haya olvidado-cuando
ya no me quieras -que me quisiste

Mantos y mangas de mujeres
Erinnias disfrazadas de monjas
me depositarán en la oscura y helada tumba que me busqué.

CARLOS MARTINEZ RIVAS


2 de noviembre de 2009

Cada día se aprende algo...

Ayer domingo, por la mañana, mi primer trancazo de la temporada me llevó a visitar los servicios de urgencia de mi ambulatorio. Me desperté como si una apisonadora se hubiese paseado por mi cuerpo serrano, con mucho dolor de garganta y fiebre. Lo típico. No superé la prueba del palito en la lengua. ¡Qué dentera! Casi pronuncié esa frase infantil que los niños esgrimen muchas veces delante del pediatra: "sin palito por favor, yo abro mucho la boca..."
Me pautaron un antiinflamatorio, un analgésico, beber mucho líquido, hablar poco y reposo. (Lo último tenía que venir también en receta que obligara a cumplir el tratamiento...)

Me fui a buscar mis medicamentos a una de esas farmacias abiertas 24 horas. Nunca que necesito algo urgente encuentro de guardia la que tengo en mi calle. Casualidades de la vida.
La elegida fue una de las situadas en el centro de Valencia. En su fachada, una gran cruz verde parpadeante y unas sobresalientes letras vestidas del mismo color, te invitan a visitarla a cualquier hora del día o de la noche. De paso, te informan de la hora y de la temperatura ambiente. No se le puede pedir más al letrero...

El local por dentro es una cucada. Está todo decorado en blanco, a juego con las luminosas batas de las farmacéuticas. Nada más entrar, me llamó la atención el mostrador. Es circular y, en su parte central se encuentra una enorme espiral que nace en el suelo y se pierde en el altillo. La persona que me atendía, tecleó el nombre de mis medicinas en un ordenador y como si se tratara de un movimiento de ballet, deslizó su brazo sobre la espiral y en cuestión de segundos, dos diminutas cajas, serpenteando, llegaron hasta sus manos. Me quedé asombrada.

Salí a la calle pensativa... No me iba yo tranquila sin conocer el secreto de esa diligente espiral. Ante la mirada atónita de mi esposo que, esperaba nervioso mi regreso en el coche mal aparcado, volví a la farmacia. No dudé en exponer mi curiosidad a la amable señorita que me había atendido.

-Es un robot de farmacia....me explicó solícita.

Y no quise molestarle más. De averiguar el resto iba a encargarse San Google.

Y esto es lo que encontré. Puede que muchos ya lo conozcáis. Para mí ha sido una novedad alucinante. A los que no, os presento al robot de farmacia...










El robot va situado entre dos estanterías que almacenan los medicamentos. Un rail recorre el pasillo entre esas dos estanterías al que se encuentra sostenido un mástil y un brazo que sube y baja posibilitando la recogida de las cajas. Una vez que el farmacéutico ha enviado la orden a través de su ordenador, el brazo del robot se sitúa enfrente del producto solicitado, lo succiona con una pequeña ventosa para posteriormente sujetarlo con mayor seguridad a través de dos pinzas laterales. El robot llevará el medicamento hasta la salida del sistema para depositarlo en una cinta transportadora que lo lleva hasta la espiral que directamente dispensará el producto en el mostrador. Igualmente recepciona los pedidos automáticamente y los deposita en una tolva que a través de una cinta lo lleva hasta el robot, que escanea el producto tridimensionalmente y su código de barras para poder depositarlo en su estante correspondiente y llevar a cabo un control de caducidad.

Cuando acabé de recabar toda esta información, me vino a la cabeza aquella frase que hizo célebre Sebastián, uno de los personajes de "La verbena de la Paloma" (estrenada en 1894) y que el dramaturgo Ricardo de la Vega puso en su boca: "Hoy las ciencias adelantan, que es una barbaridad".

Y lo que seguirán adelantando.


Maat


fuente:http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=464070