Begoña Urroz, de 22 meses de edad, quedó al cuidado de un
familiar que trabajaba en la consigna de la estación ferroviaria de Amara, en San
Sebastián, mientras Jesusa, su madre, marchaba a comprar unos zapatitos para la
pequeña. Cuando regresó, su bebé tenía quemado el 90% del cuerpo, lamido por
una lengua de fuego que provocó la explosión de una maleta depositada en dicha
consigna.
Begoña, encabezó la lista de víctimas de la despreciable banda
terrorista de asesinos sanguinarios que tanta desolación y llanto ha causado en
nuestra sociedad. Lamentablemente, siguieron 863 nombres más
Tanto dolor... ¿Para qué?
¡Salvajes!
LUPE
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