30 de noviembre de 2007

Carta a usted



Señora: Según dicen, ya usted tiene otro amante...
Lástima que la prisa nunca sea elegante...
Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa
se resigne a ser viuda sin haber sido esposa,
ni pretendo tampoco discutirle el derecho
de compartir sus penas, sus goces y su lecho;
pero el amor, señora, cuando llega al olvido,
también tiene el derecho de un final distinguido.

Perdón, si es que la hiere mi reproche; perdón
aunque sé que la herida no es en el corazón...
Y, para perdonarme, piense si hay más despecho
en lo que yo le digo que en lo que usted ha hecho;
pues sepa que una dama, con la espalda desnuda,
sin luto, en una fiesta, puede ser una viuda
-pero no, como tantas, de un difunto señor-
sino, para ella sola, viuda de un gran amor.

Y nuestro amor-¿recuerda?-, fue un amor diferente
(al menos, al principio; ya no, naturalmente)
Usted era el crepúsculo a la orilla del mar,
que, según quien lo mire, será hermoso o vulgar.
Usted era la flor, que, según quien la corta,
es algo que no muere o es algo que no importa.
O acaso, cierta noche de amor y locura,
yo vivía un ensueño...y usted una aventura.

Si; usted juró, cien veces, ser para siempre mía:
Yo besaba sus labios, pero no la creía...
Usted sabe - y perdóneme -, que en ese juramento
influye demasiado la dirección del viento.
Por eso no me extraña que ya tenga otro amante,
a quien quizás le jure lo mismo en este instante.
Y como usted, señora, ya aprendió a ser infiel,
a mí, así, de repente....me da pena por él.

Si, es cierto. Alguna noche su puerta estuvo abierta,
y yo, en otra ventana, me olvidé de su puerta;
o una tarde de lluvia se iluminó mi vida
mirándome en los ojos de una desconocida;
y también es posible que un amor indolente
desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.
Sin embargo, señora, yo con sed o sin sed,
nunca pensaba en otra cosa si la besaba a usted.

Perdóneme de nuevo, si le digo estas cosas,
pero ni los rosales dan solamente rosas;
y no digo estas cosas por usted y por mí,
sino por los amores que terminan así...
Pero vea, señora, que diferencia había
entre usted, que lloraba, y yo, que sonreía,
pues nuestro amor concluye con finales diversos:
Usted besando a otro; yo, escribiendo estos versos...

JOSÉ ÁNGEL BUESA






29 de noviembre de 2007

Cuando miro tus ojos como miran

Cuando miro tus ojos como miran,
con esa placidez que me subyuga,
parece algunas veces que suspiran
por algo en el espacio que se fuga.

Parece que quisieran ser un rayo
que cruza por el eter desde el cielo,
o ser la queja de un desmayo
que vuela tras la huella de un anhelo.

Te miro con amor embelesado,
buscando en vano lo que ven tus ojos
y luego silencioso, muy callado
abogo porque logres tus antojos.

Quisiera que tus sueños, tus desvelos,
tus ansias de querer a quien te quiere,
dejaran ya por fin de ser anhelos
y fueran realidad que nunca muere.

Si nada puedo hacer queriendo hacerlo,
por que alcances la dicha que mereces,
haciendo que tan solo por quererlo
mis horas de indolencia desvaneces.

Si tuviera algo digno, que valiera,
a tus plantas, mujer, ofrecería
pero tengo tan sólo una quimera,
mi pobreza y mi loca fantasía.

Guardo un algo, quizás que había ocultado
por que tiene menos cotización
decrépito, luctuoso y lacerado
le llamo a esa piltrafa, corazón.

A duras penas su labor realiza
callando sus angustias noche y día,
a veces en las noches agoniza
y logra renacer durante el día.

Ya tiene a quien soñar en la noche
ya tiene a quien pensar durante el día,
tiene a quien brindar este derroche
de frases que pretenden poesía.

Tú le inspiras, le colmas, le confortas
con tu efigie de forma angelical,
y en la forma sutil con que te portas
la bondad le antepones a su mal.

Tú, tan buena, tan casta, tan honesta
tan hermosa y tan llena de atracción
a mis dudas propones la respuesta
dejando complacida mi razón.

Si nada tengo de ofrecerte digno,
permite al menos que te de mi ser
que amarte siempre me ordenó mi signo
aunque fuera el amarte padecer.

Si acaso alguna vez necesitaras
destruirte tu falsa soledad,
bastaría nada más con que llamaras
al que te ama callando su ansiedad.

Y acaso también, Dios no lo quiera,
si tuvieras la pena de sufrir
con llamarme a tu lado, donde fuera
tus pesares tendrías que compartir.

MARIO GARRIDO LECONA












28 de noviembre de 2007

Un caballo blanco


Madre...no me riñas,
que ya nunca vuelvo a ser malo...
No me riñas, madre,
que ya no vuelvo a llenarme de barro.

Madre...no me riñas,
que ya no vuelvo a manchar mi vestido blanco.
Madre...
cógeme en tus brazos...
acaríciame,
ponme en tu regazo...
Anda...madre mía,
que ya nunca vuelvo a ser malo.

Así...y arrúllame y cántame...y bésame...
Duérmeme...apriétame en tu pecho
con la dulce caricia de tus manos...
Anda...madre mía
que ya no vuelvo a llenarme de barro.
Madre...
¿Verdad que si ya no soy malo
me vas a comprar
un caballo blanco
y muy grande
como el de Santiago,
y con alas de pluma
un caballo
que corra y vuele
y me lleve muy lejos...muy alto...muy alto...

donde nunca pueda
mancharme de barro
mi vestido nuevo
mi vestido blanco?

¡Oh sí madre mía...
cómprame un caballo
grande
como el de Santiago
y con alas de pluma...
un caballo blanco
que corra y que vuele
y me lleve muy lejos...muy alto...muy alto...
que yo no quiero otra vez en la tierra volver a mancharme de barro!

LEÓN FELIPE

27 de noviembre de 2007

Sé buena, es el secreto

Sé buena. Es el secreto. Llora, o ríe de veras.
Que se asome a tus ojos y labios de grana
la ternura de tu corazón, sin las hueras
flores de trapo de la retórica vana.

¡Oh la sabiduría en amor! ¡Si tú vieras!...
Es tan corta, que linda con la tortura insana
de una pasión conceptuosa y sus maneras...
Se buena. Es el secreto. Sé mi amante y mi hermana.

Con tus ojos azules y tu pelo de oro,
sé consecuente. El Ars Amandi da al olvido.

Quema tu alma en el ara del amor soberano.

No pretendas vencer. Ríndete. Y que el tesoro
de tu hermosura sea dulcemente ofrecido,
como al sediento un sorbo de agua pura en la mano.

Y en una dulce convalecencia, una mañana
limpia y azul como tus ojos, una
de esas mañas de cristal y grana
que aún dejan ver el pulido semblante de la luna,

pasaremos la gloria -dulce paz sin victoria-
de nuestro amor tranquilo, bajo del claro cielo...
Y dirá el agua pura nuestra sencilla historia.
Y nuestras sombras débiles, juntas llevará el suelo.

El campo verde joven, bañado por la brisa,
movido así tan tenue por tu alocada risa
feliz, recorreremos.Y tú conmigo, sola,

en el paisaje inmenso, en el aire fragante,
divinamente mudo, me tenderás, amante,
tus rojos labios como una roja amapola.

MANUEL MACHADO



26 de noviembre de 2007

Carta sin fecha

Amigo:
Sé que existes, aunque ignore tu nombre,
no lo he sabido nunca ni lo quiero saber,
pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre
que es el único modo de hablar de una mujer.

Esa mujer es tuya, pero también es mía.
Sé que es pecado, es cierto, si es pecado el amor.
Pero el rosal marchito que ya no florecía

no se siente culpable si le brotó una flor.

Ahora es de noche, llueve y yo te llamo amigo.
Yo que corte una rosa que era tuya, quizás.
Ella en su propia almohada tal vez sueñe conmigo
y tu que no lo sabes no la despertarás.


No importa lo que sueñe, déjala así dormida,
yo seré sólo un sueño sin mañana ni ayer.
Ella irá de tu brazo para toda la vida
y abrirá las ventanas en el amanecer.


Quédate tu con ella, yo seguiré el camino,
ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar
yo nunca rompo el vaso donde bebí buen vino,
ni siento nunca nada cuando voy hacia el mar.

Y pasarán los días favorables o adversos
y nacerán las rosas que nacen porque sí
Yo no sabré nunca si has leído estos versos
ni tu sabrás, tampoco, que los hice por ti.

JOSÉ ÁNGEL BUESA



25 de noviembre de 2007

Revolución

Siempre habrá nieve altanera
que vista al monte de armiño
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.
Y siempre habrá un sol también
-un sol verdugo y amigo-
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del río.

LEÓN FELIPE

El Piyayo

Hoy, desde este espacio, quiero darle una sorpresa a alguien muy especial para mi, alguien con quien llevo compartiendo "vida" ......muchos años. Es mi esposo, S.G. En la presentación de mi blog, os contaba que, ambos, nos conocimos en una organización juvenil. En ella teníamos un amigo común que era fraile dominico, y que poseía una voz grave, preciosa. Le gustaba recitar poemas y a nosotros escucharlos. Un día, nos recitó uno, que, a mi entonces "novio" le cautivó... Era "El Piyayo" de José Carlos Luna. Nos lo recitó en más de una ocasión, pero nunca se nos ocurrió conservarlo por escrito. Pasaron los años y gracias a Internet, S. consiguió el poema impreso. Sigue siendo uno de sus poemas preferidos. Por eso lo traigo hoy aquí. Para que tenga un sitio más dónde encontrarlo cuando le apetezca recrearse con su lectura. Con todo mi cariño...
A los que ya conocéis este poema, imagino que disfrutareis releyéndolo. Y a los que todavía no habéis tenido la oportunidad de leerlo, os invito ha hacerlo. Espero que sea de vuestro agrado, y que lo tengáis entre vuestros favoritos....

EL PIYAYO
--------------

¿Tú conoces al "Piyayo",
un viejecillo renegro, reseco y chicuelo,
la mirada de gallo
pendenciero
y hocico de raposo
tiñoso...
que pide limosna por "tangos"
y maldice cantando "fandangos"
gangosos...?

¡A chufla lo toma la gente!...
¡A mi me da pena
y me causa un respeto imponente!

Ata a su cuerpo una guitarra,
que chilla como una corneja,
y zumba como una chicharra
y tiene arrumacos de vieja
pelleja.
Yo le he visto cantando,
babeando,
de rabia y de vino
bailando
con saltos felinos,
tocando, a zarpazos,
los acordes de un viejo "tangazo".

Y el endeble "Piyayo" jadea,
y suda y renquea.
Y a sus contorsiones de ardilla,
hace son la sucia calderilla.

¡A chufla lo toma la gente!...
¡A mi me da pena
y me causa un respeto imponente!

Es su extraño arte
su cepo y su cruz,
su vida y su luz,
su tabaco y su aguardentillo...
y su pan y el de sus nietecillos:
"churumbeles" con greñas de alambre
y panzas de sapo,
que aúllan de hambre
tiritando bajo los harapos;
sin madre que lave su roña,
sin padre que "afane",
porque pena una muerte en Santoña;
sin más sombra que la del abuelo...

¡Poca sombra, porque es tan chicuelo!

En el Altozano
tiene el cuchitril
-¡a las vigas alcanza la mano¡-,
y por lumbre y por luz un candil.

Vacía sus alforjas
-que son sus bolsillos-
Bostezando, los siete chiquillos
se agrupan riendo.
Y entre carantoñas, les va repartiendo
pan y pescao frito
con la parsimonia de un antiguo rito:

-¡Chavales!
¿Pan de flor de harina!...
Mascarlo despasío.
Mejó pan no se come en palasio.
Y este pescaíto, ¿no es ?
¡Sacao de uno a uno del fondo del !
¡Gloria pura é!

Las espinas se comen tamié,
que to es alimento...

Así....despasito.
Muy remascaíto.
¡No yores, Manuela!
Tú no pués, porque no tienes muelas.
¡Es tan chiquitita
mi niña bonita!...

Así, despasito.
Muy remascaíto,
migaja a migaja -que dure -,
le van dando fin
a los cinco reales que costó el festín.
Luego, entre guiñapos, durmiendo,
por matar el frío, muy apiñaditos,
la Virgen María contempla al "Piyayo"
riendo.
Y hay un ángel rubio que besa la frente
de cada gitano chiquito.
¡A chufla lo toma la gente!...
¡A mi me da pena
y me causa un respeto imponente!

JOSÉ CARLOS DE LUNA


Y bien, después de leer nuevamente el poema, he sentido la curiosidad de conocer algo más de este entrañable personaje. Y me he puesto a ello. Los resultados obtenidos tienen su parte de sorpresa. Aquí os los dejo. Quedaros con lo que más os guste. Eso he hecho yo...


Citar que todos estos datos los he encontrado en:
Libro "Cantores malagueños, pinceladas flamencas" cuyo autor es Gonzalo Rojo Guerrero
Diccionario Flamenco de José Blas Vega
www.flamenka.com




Su nombre era Rafael Flores Nieto, nacido en el barrio malagueño del Perchel, el 1 de Mayo de 1855. Su nombre se hizo célebre a través del poema de Juan Carlos de Luna "El Piyayo". La vida de Rafael Flores transcurre en Málaga, entre la venta de peines, que tenían como escaparate el bolsillo superior de su gastada chaqueta y sus cantes, que él mismo componía a pesar de que no sabía leer y se acompañaba con un viejo guitarro que hoy se conserva en el Museo de la Peña Juan Breva. Parece ser que en su juventud, lo reclutaron para la guerra de Cuba, donde se cree que pudo llegar a estar preso por alguna de las letras con ecos de carceleras que se aprecian en sus cantes.

Su biógrafo Eusebio Rioja, nos lo define de la siguiente forma: "Su aportación al patrimonio del flamenco fue tan acertada que nada más que por una creación se le recuerda a menudo por los aficionados. Se trata de unos tangos que se conocen con el nombre de cantes de "El Piyayo", que por sus peculiaridades se le otorga denominación propia. Si van al compás de tangos, lo cierto es que sus tonos varían y el ritmo se hace más lento. Pero lo particular es la melodía, apartándose de la característica propia de los tangos y apuntar a ecos de guajiras, rumores caribeños y lograr en definitiva, un estilo genuino, agradable y pegadizo.
Y tanto o más que la melodía, lo son sus letras. Por su temática, con frecuencia las hay de motivos jocosos y divertidos, con alusión a situaciones carcelarias, de extrema pobreza, absurdas y ridículas. En ellas se aprecia una fina capacidad de captación de ideas y situaciones, síntesis exquisita para encerrarlas en sus estrofas y un sentido poético de calidad. Pero como techo de originalidad, figuran sus composiciones en décimas. Es la única vez en todo el género flamenco que se utiliza esta métrica nada popular, distinta por completo a todas las habituales y que no sabemos de donde las sacará El Piyayo.

En el poema de José Carlos Luna, no salió muy bien parado el Piyayo, ya que el autor, se permitió una serie de licencias poéticas, tan amplias, que en realidad inventó un Piyayo que tenía que ver muy poco con Rafael Flores. Por ejemplo, si era reseco y renegro, pero no chicuelo, su talla era más que mediana. Parece ser que nunca vivió en el Altozano y que tampoco tuviera bajo su custodia a ningún nietecillo. La imagen de borrachín es falsa y sobre todo no era tomado a chufla por la gente, ni pedía limosnas por tangos. Esto último le cayó muy mal a Rafael. Dicen que lo primero que objetó es que él no pedía limosnas. Hacia pagar su arte, simplemente. Era un personaje habitual en los círculos flamencos de Málaga. Entrañable, simpático y querido. En su personalidad, además de ser un solitario recalcitante, se le reconocen unos sentimientos extraordinarios.

Hoy, hace años que murió "El Piyayo", y según el parte de defunción en Málaga, en la Plaza de Santa María, caseta de madera, el día 25 de noviembre de 1940, a los 85 años de edad....

Desde mi blog, un pequeñísimo homenaje a su memoria, y ¿por qué no?, una sencilla oración.

MAAT
















24 de noviembre de 2007

La Lola

La Lola,
La Lola se va a los puertos.
La Isla se queda sola.
Y esta Lola, ¿quién será?
que así se ausenta dejando
la Isla de San Fernando
tan sola cuando se va...?

Sevillanas,
chuflas, tientos, marianas,
tarantas, tonás, livianas...

Peteneras,
soleares, soleariyas,

polos, cañas, seguiriyas,
martinetes, carceleras...

Serranas, cartageneras...
Malagueñas, granadinas.

Todo el cante de Levante,
todo el cante de las minas,
todo el cante...

que cantó tia Salvaora,
la Trini, la Coquinera,
la Pastora...,
y el Fillo, y el Lebrijano,
y Curro Pabla, su hermano,
Proita, Moya, Ramoncillo,
Tobalo -inventor del polo-,
Silverio, Chacón, Manolo
Torres, Juanelo, Maoliyo...

Ni una, ni uno
-cantaora o cantaor-

llenando toda la lista,
desde Diego el Picaor
a Tomás el Papelista,
ni los vivos ni los muertos,
cantó una copla mejor
que la Lola...
Esa que se va a los Puertos
y la Isla se queda sola.

MANUEL MACHADO


23 de noviembre de 2007

Balada en la alameda

Era el silencio miel sobre seda,
y era un ungüento de paz la brisa.
Yo iba del brazo con tu sonrisa
por la alameda.

Tu boca dulce como un olvido
me dio sus jugos bajo el follaje,
y su chasquido
rozo mi oído
como un plumaje
de un cisne herido;
como un encaje
desvanecido;
como un celaje
loco de viaje
sobre un paisaje
desconocido...

Tu boca ungida de luz de trino,
bordó una sombra de frases quedas...
Tu boca tibia me supo a vino,
y en la hojarasca de las veredas
se alzó el revuelo de un remolino
de áureas monedas...

Y fue el silencio como una gruta,
y la quimera fue como un río
donde bogaron tu amor y el mío...
Y fue tu boca como una fruta
humedecida por el rocío...

Como amputando gestos sombríos
bruno la luna su filo de hacha,
y retorciendo sus dedos fríos
cruzó una racha...

Yo unté de besos tu boca roja,
tu boca dulce como un regreso,
y en cada árbol fue cada hoja
un eco verde en cada beso!

Tu boca intacta me dio sus rasos,
tu voz sin bordes me dio su seda,
y, en la delicia de los retrasos,
moría el roce de nuestros pasos
en el silencio de la alameda...

JOSÉ ÁNGEL BUESA


22 de noviembre de 2007

Colofón

Luz...
cuando mis lágrimas te alcancen
la función de mis ojos
ya no será llorar,
sino ver.

LEÓN FELIPE

21 de noviembre de 2007

El camino


Es el camino de la muerte.
Es el camino de la vida...

En la frescura de las rosas
ve reparando. Y en las lindas
adolescentes. Y en los suaves
aromas de las tardes tibias.

Abraza los talles esbeltos
y besa las caras bonitas.

De los sabores y colores
gusta. Y de la embriaguez divina.
Escucha las músicas dulces.

Goza de la melancolía
de no saber, de no creer, de
soñar un poco. Ama y olvida,
y atrás no mires. Y no creas
que tiene raíces la dicha.
No habrás llegado hasta que todo
lo hayas perdido. Ve, camina...
Es el camino de la muerte.
Es el camino de la vida.

MANUEL MACHADO


20 de noviembre de 2007

Poema del río


Únicamente el río conoce tu secreto,
ese secreto tuyo que es secreto mío,
el río es como un hombre de corazón inquieto,
pero el amor se aleja como el agua del río.

Únicamente el río nos vio por la vereda,
y el rumor de sus aguas eran como un reproche.
-Tu piel era más blanca bajo la magra seda,
como el deslumbramiento de la nieve en la noche.

No importa que huya el agua como un amor de un día:
mi amor, igual que el río, se quedará aunque huya.
-Únicamente el río supo que fuiste mía,
para que mi alma fuera profundamente tuya.

El río es como un viaje para el sueño del hombre,
y el hombre, es como el río, un gran dolor en viaje.
-Únicamente el río te oyó decir mi nombre,
cuando las hojas secas decoraron tu traje.

Si. El río es como un hombre de corazón inquieto
que va encendiendo hoguera y se muere de frío.
-Únicamente el río conoce tu secreto.
Únicamente el río.

JOSÉ ÁNGEL BUESA

18 de noviembre de 2007

Un domingo en el campo

Hoy, el día era precioso, y como consecuencia de estar a mediados de Noviembre, fresquito. En compañía de unos amigos, hemos hecho una escapada al campo. Tenemos alquilada una casita en una aldea del interior, en plena montaña. Es un lugar ideal para encontrar unas horas de relajación y de "olvidarte" del ritmo frenético en que muchas veces vivimos. Nada mejor que rodearte de naturaleza. La aldea que os cuento, a pesar de estar tan sólo a una hora de distancia de Valencia, es un pedacito de cielo. A lo sumo, habrán unas 14 viviendas, pero habitadas todo el año, solamente dos. Podéis imaginaros la tranquilidad que impera en toda la aldea. De agradecer. Hemos llegado relativamente temprano. Lógicamente la vivienda estaba fría y el primer trabajo al que nos hemos dedicado ha sido encender un buen fuego en la chimenea.
Mientras se caldeaba el ambiente, nos hemos ido a dar una vuelta por el campo y disfrutar de lo poco que ya calienta el sol por estas fechas. Del último día que estuvimos, a hoy, el paisaje, siendo el mismo, ha sufrido cambios. Muchos árboles ya han perdido sus hojas y aguantan desnudos los primeros fríos. En lo ribazos, que normalmente están llenos de flores silvestres,-a las que acuden mariposas de todos los colores y tamaños-, apenas quedan algunas. La hierba verde que todo lo poblaba hacia sólo unos días, casi ha sido sustituida por matojos resecos.
Solamente unos cipreses, que están al borde de la carretera, como custodiando una vieja ermita que allí se encuentra, siguen frondosos, arrogantes, como desafiando al cielo con su mucha altura que han alcanzado a lo largo de bastantes años. Y casi sin querer, he comenzado a comparar todo lo que estaba viendo con nuestras propias vidas. Hay veces, que se instala el invierno en nuestras almas, que como las hojas de los árboles, se nos van "cayendo" las ilusiones, y llega el frío de la soledad, la tristeza, el desaliento, ese no poder más... y parece que en nuestro interior no queda nada de color que nos alegre el paisaje... La naturaleza en muchas ocasiones es un reflejo de nuestra vida. Sólo tenemos que pararnos un poco, contemplarla y aprender. Ahora, se trata de aguantar el frío, el aire, las lluvias, y en esta zona, seguro, la nieve, pero es inevitable que venga el invierno. Y pasará. Y llegará la primavera y poco a poco todo irá iluminándose, los árboles volverán a cuajarse de hojas, los pájaros vendrán a ellos a construir sus nidos, se llenará de nuevo el campo de miles de florecillas de todos los colores y en los lugares más inesperados, y las mariposas volverán a revolotear a su alrededor libando su néctar comenzando así un nuevo ciclo de su vida. El secreto está en ser fuertes, como esos cipreses y esperar. No es fácil. Pero hay que hacerlo.

La foto de la derecha es de una planta que tengo a la puerta de la casa. Este invierno pasado se heló. No quedó ni rastro de ella. Al llegar la primavera, comencé a "replantar" mis especies preferidas y cual fue mi sorpresa, que al coger ésta maceta, vi unas hojas diminutas que empezaban a asomarse. La dejé para ver con los días lo que salía de allí. Me conmovió comprobar que eran "los pendientes de la reina", que su simiente había permanecido allí y volvían a brotar. Hoy, aún tenía flores. Este año, imagino, también se helará, pero ya sé lo que ocurrirá la próxima primavera con ella.....

De los pocos vecinos que estos días puedes encontrarte en la aldea, hemos tenido la suerte de hacerlo con uno, -profesor de Instituto- que se dedica en sus ratos libres a la crianza y cuidado de animales. Y digo suerte, porque hemos tenido la oportunidad de ver de "cerca" este bonito ejemplar de águila Harris. Tiene cinco meses, y hoy, ha sido el primer día que ha entrado en contacto con otras personas que no fueran su criador, nosotros hemos sido los primeros a los que ha visto desde que nació. Me ha alegrado mucho que mi vecino haya dejado que le tomara unas fotos. Os aseguro, que aparte del respeto que da el observarla tan de cerca, ha valido la pena. Ha sido una bonita experiencia.

De regreso a la casa, nos hemos acomodado delante del fuego. El
mirar las llamas como van consumiendo la leña, es muy entretenido y relajante.... además, mi amiga, la de Michigan, a la que ya conocéis, en el último viaje que hizo a su "pueblo", nos trajo un bote de polvillo que en contacto con el fuego, se transforma en chispas de colores de lo más vistosas. Después de una agradable conversación a la que sin duda influye el calorcito del fuego, ha llegado la hora de comer. Cada uno trae "un poco" de comida, y claro, se convierte en un "mucho". Pero da igual, un día es un día. Mañana sólo fruta... En la sobremesa, "arreglamos" un poco este país nuestro. Y con el café nos hemos entregado a una entretenida partida de cartas...

Empezaba a anochecer cuando hemos emprendido el camino de regreso a la ciudad, a la "civilización". Ya habíamos recuperado fuerzas. Nos faltaba contemplar como se marchaba el sol.... y en pocos minutos, las sombras primero, y la oscuridad después, serían las dueñas de todo. Pero mañana, volverá el sol. Y acariciará los picos de estas montañas que de noche se quedarán fríos, y volverá a traer vida. No recuerdo dónde lo leí, pero ahora, la cita, me viene bien para terminar mi relato del día: "por muy larga que sea la noche, siempre amanece...", incluso en nuestras almas.

MAAT













Aguila Harris

Después de ver las fotos de esta águila Harris en mi entrada de "Un día en el campo", me ha apetecido ponéroslas de nuevo con un tamaño mayor para que las podáis contemplar mejor.
¿Se nota que me impactó verla tan de cerca?.....

MAAT


17 de noviembre de 2007

Oriente-Flores

(A Ramón del Valle Inclán)

Antonio, en los acentos de Cleopatra encantado,
la copa de oro olvida que está de néctar llena.
Y, creyente en los sueños que evoca la sirena,
toda en los ojos tiene su alma de soldado.

La reina, hoja tras hoja, deshojando sus flores,
en la copa de Antonio las deja dulcemente...
Y prosigue su cuento de batallas y amores,
aprendido en las magas tradiciones del Oriente...

Detiénese... Y Antonio ve su copa olvidada...
Mas pone ella la mano sobre el borde de oro,
y, sonriendo, lenta hacia sí la retira...

Después, siempre a los ojos del guerrero asomada,
sella sus gruesos labios con un beso sonoro...
Y da la copa a un siervo, que la bebe y expira...

MANUEL MACHADO






16 de noviembre de 2007

La enredadera

En el áureo esplendor de la mañana,
viendo crecer la enredadera verde,
mi alegría no sabe lo que pierde
y mi dolor no sabe lo que gana.
Yo fui una vez como un pozo oscuro,
y fui como la forma de esa nube,
como el gajo verde que ahora sube
mientras su sombra baja por el muro.

La vida entonces esa diferente,
y, en mí claro alborozo matutino,
yo era como la rueda de un molino
que finge darle impulso a la corriente.

Pero la vida es una cosa vaga,
y el corazón va desconfiando en ella,
como cuando miramos una estrella,
sin saber si se enciende o si se apaga.

Mi corazón, en transito de fuego,
ardió de llama en llama, pero en vano,
porque fue un ciego que extendió la mano
y sólo hallo la mano de otro ciego.
Y ahora estoy acodado en la ventana,
y mi dolor no sabe lo que pierde
ni mi alegría sabe lo que gana,
viendo crecer la enredadera verde
en el áureo esplendor de la mañana.

JOSÉ ÁNGEL BUESA



15 de noviembre de 2007

Credo

Aqui estoy...
En este mundo todavía...Viejo y cansado...Esperando
a que me llamen...
Muchas veces he querido escaparme por la puerta maldita
y condenada
y siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombro
y me ha dicho severo:
No, no es la hora todavía...hay que esperar...
Y aquí estoy esperando...
con el mismo traje viejo de ayer,
haciendo recuentos y memoria,
haciendo examen de conciencia,
escudriñando agudamente mi vida...
!Que desastre!...!Ni un talento!...Todo lo perdí.
Sólo mis ojos saben aún llorar. Esto es lo que me queda...
Y mi esperanza se levanta para decir acongojada:
Otra vez lo haré mejor, Señor,
porque ...¿no es cierto que volvemos a nacer?
¿No es cierto que de alguna manera volvemos a nacer?
Creo que Dios nos da siempre otra vida,
otras vidas nuevas,
otros cuerpos con otras herramientas,
con otros instrumentos...Otras cajas sonoras
donde el alma inmortal y viajera se mueva mejor
para ir corrigiendo lentamente,
muy lentamente, a través de los siglos,
nuestros viejos pecados,
nuestros tercos pecados...
para ir eliminando poco a poco
el veneno original de nuestra sangre
que viene de muy lejos.
Corre el tiempo y lo derrumba todo, lo transforma todo.
Sin embargo pasan los siglos y el alma está, en otro sitio...
!pero está!
Creo que tenemos muchas vidas,
que todas son purgatorios sucesivos,
y que esos purgatorios sucesivos, todos juntos,
constituyen el infierno, el infierno purificador,
al final del cual está la luz, el Gran Dios, esperándonos.
Ni el infierno...ni el fuego y el dolor son eternos.
Sólo la luz brilla sin tregua,
diamantina,
infinita,
misericordiosa,
perdurable por los siglos de los siglos...
Ahí está siempre con sus divinos atributos.
Sólo mis ojos hoy son incapaces de verla...
estos pobres ojos que no saben aún más que llorar.

LEÓN FELIPE



14 de noviembre de 2007

La Corte (A Jean Moreas)

El conde, orgullo y gloria, las damas galantea
y a los nobles zahiere-madrigal y epigrama-.
cuando un paje, de lejos y por señas, le llama.

No lleva el paje escudo ni señorial librea.

Venid-le dice quedo-; seguidme...!a donde sea!
Solo deciros puedo que es hermosa la dama...
Mas a oscuras el sitio está donde os llama,

y aún quiere que el camino desconocido os sea.

Duda un momento el conde, y recela, no en vano,
que siniestra emboscada aceche a sus arrojos...
Mas, aferrando al cinto los dorados puñales,,


al paje, que sonríe resuelto da la mano...
Y el pajecillo rubio pone sobre sus ojos
un pañuelo bordado con las armas reales.

MANUEL MACHADO

13 de noviembre de 2007

Lied


Mi corazón se queda aunque mi amor se vaya,
porque el recuerdo nace de un ansia de olvidar.
Tu amor tiene la tibia ternura de una playa,
mi amor es inestable como el viento y el mar.

Aunque mi amor se vaya no has de quedarte sola,
pues te dejo el reflejo de la luz que encendí:
Tu amor es una playa, mi amor es una ola,
y necesariamente he de volver a ti.

JOSÉ ÁNGEL BUESA

12 de noviembre de 2007

No he venido a cantar

No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra.
No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente
para que me canonicen cuando muera.
He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar,
por el río y por la nube...
y en las lágrimas que se esconden en el pozo,
en la noche y en la sangre...

He venido a mirarme la cara en todas las lágrimas del mundo.
Y también a poner una gota de azogue, de llanto,
una gota siquiera de mi llanto,
en la gran luna de este espejo sin límites,
donde se miren y se reconozcan los que vengan.
He venido a escuchar otra vez
esta vieja sentencia en las tinieblas:
Ganarás el pan con el sudor de tu frente
y la luz con el dolor de tus ojos.
Tus ojos que son las fuentes del llanto y de la luz.

LEÓN FELIPE

11 de noviembre de 2007

Yo, poeta decadente...

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.

Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía...

Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía...No sabemos nada.
Todo es conforme y según.

MANUEL MACHADO

10 de noviembre de 2007

Elegia por nosotros

Erguida en tu silencio y en tu orgullo,
no sé con que señor que te enamora,

comentas a manera de murmullo:
!Mirad ese es el hombre que me adora!


Yo paso como siempre, absorto... mudo,
y tu nerviosamente te sonríes,
sabiendo que detrás de mi saludo,

te ahondas y después te me deslíes.

Yo sé que ni te busco, ni te sigo,
que nada te mendigo, ni reclamo,
comento, nada más con un amigo:
"Esa es la mujer que yo más amo"

Yo sé que mi cariño recriminas,
es claro tú no entiendes de esas cosas,
que sabe del perfume y las espinas,
quien nunca estuvo al lado de las rosas.

Tu sabes que jamás suplico nada,
y me sabes cautivo de tus huellas,
que vivo en la región de tu mirada,
y comparto contigo las estrellas.

Un día nos veremos nuevamente,
y es lógico que bajes la cabeza,
tendrás muchas arrugas en la frente,
y el rostro entristecido y sin belleza.

Serás menos sensual en la cadera,
tus ojos no tendrán aquel hechizo,
y aún murmuraré -!Si me quisiera!
tú sólo pensarás: !Cuánto me quiso!

JOSÉ ÁNGEL BUESA



9 de noviembre de 2007

Con las piedras sagradas

Con las piedras sagradas
de los templos caídos
grava menuda hicieron
los martillos
largos
de los picapedreros analíticos.
Después,
sobre esta grava, se ha vertido
el asfalto negro y viscoso
de los pesimismos.
Y ahora...Ahora, con esta mezcla extraña,
se han abierto calzadas y caminos
por donde el cascabel de la esperanza
acelera su ritmo.

LEÓN FELIPE



















8 de noviembre de 2007

Nessun Maggior Dolore

!Qué tristes almas en pena
son las viejas alegrías...
Y qué fantasmas de días
las noches de luna llena!...

!Qué lamentable cadena
de pobres melancolías
las horas largas y frías
de la barquilla en la arena!

!Qué broma absurda y pesada
es la aventura de amor,
hoy sin amor evocada!...

!Dolor!...¿Dónde lo hay mayor
que recordar la pasada
alegría en el dolor?

MANUEL MACHADO

7 de noviembre de 2007

Soñar

Soñar es ver la vida de otro modo,
y es olvidar un poco lo que realmente es,
un sueño es casi nada y más que todo,
más que todo al soñarlo...casi nada después.

Por eso yo no sé si mi sueño es sólo un sueño
yo no sé si algún día lo tocaré con mi mano,
y yo no sé, ni me importa si es grande o si es pequeño
pero mi sueño es sueño porque lo siento en vano.

JOSÉ ÁNGEL BUESA


6 de noviembre de 2007

Nadie


Nadie fue ayer
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
y un camino virgen
Dios.

LEÓN DE FELIPE

5 de noviembre de 2007

El querer


En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti
y es enfermedad tan mala,
que ni la muerte la cura,
!bien lo saben los que aman!

Loco me pongo si escucho
el ruido de tu charla,
y el contacto con tu mano
me da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire
que toda entera te abraza,
yo quisiera ser la sangre
que corre por tus entrañas.

Son la lineas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Siento al ceñir tu cintura
una duda que me mata
que quisiera en un abrazo
todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti,
de curar no hay esperanza,
que en la sed de este amor loco
tu eres mi sed y mi agua.

Maldita sea la hora
en que contemplé tu cara,
en que vi tus ojos negros
y besé tus labios grana.

Maldita sea la sed
y maldita sea el agua,
maldito sea el veneno
que envenena y que no mata.

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga,
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

MANUEL MACHADO


4 de noviembre de 2007

Soneto con sed

Leyendo un día un libro, de repente,
hallé un ejemplo de melancolía,
un hombre que callaba y sonreía,
muriéndose de sed junto a una fuente.

Puede ser que mirando la corriente,
su sed fuera más triste todavía,
aunque acaso aquel hombre no bebía,
por no enturbiar el agua transparente.

Y no sé más. No sé si fue un castigo,
y no recuerdo su final tampoco,
aunque quizás lo aprenderé contigo.

Yo enamorado, soñador y loco, que me muero de sed y no lo digo,
que estoy junto a la fuente y no la toco.
JOSÉ ÁNGEL BUESA

3 de noviembre de 2007

Escapada a Andalucia, día 3º - Cádiz







Llegamos hasta la zona de la playa de la Victoria, donde nos esperaban para comer. Lo hicimos en un Restaurante en el que habían habilitado un salón para nosotros, cosa que agradecimos, pues a esa hora el local estaba hasta la bandera. Fue un menú sencillo y del agrado de todos. Que ya es difícil... La playa de la Victoria es la más grande de Cádiz, con una longitud de 3300 metros y 60 metros de ancha y con un oleaje moderado.


Nuestra primera visita en Cádiz fue a la playa de La Caleta. Personalmente, y a pesar de vivir en una ciudad con mar, esta playa me sorprendió. Es preciosa. La envuelve una luz especial. Incluso puedo aseguraros que el mar tiene un color único, distinto. Las pocas olas que llegaban hasta la orilla iban coronadas por una sencilla espuma pero que no era blanca como solemos ver, si no que era de un color gris plata encantador. A esa hora, disfrutaban de esa playa un grupo de gaviotas a las que no les importó lo más minimo el compartir con nosotros ese tesoro de playa. Unas barcas pequeñas de pesca, amarradas en la orilla, terminaban de dar esa sensación de paz y sosiego que -por lo menos a mi- me produce acercarme al mar.

La playa de La Caleta, fue antiguamente, el puerto de la ciudad de Cádiz, usado como tal desde los fenicios. Es la playa del centro histórico de Cádiz, del que destaco por su proximidad al barrio de La Viña, que comenzó a construirse en el siglo XVIII con el nombre de "Barrio del Nuevo Mundo" y que se encontraba separado del resto de la ciudad por huertas. En la actualidad, no puede concebirse Cádiz sin este barrio, donde, según nos comentó nuestra guia, "se inspiran" muchas de las coplillas de las chirigotas del carnaval de Cádiz, especialmente, bajo este Ficus de un montón de años.....
















Barrio humilde, de pescadores, donde se respira arte puro, barrio de tascas, donde por las tardes, se reúnen grupos de amigos y lo convierten en salpicados escenarios del Falla, donde las coplas y los versos de la crónica social, toman vida a ritmo de palmas. Como sólo Cádiz sabe hacerlo. En el barrio de la Viña se encuentra el templo de la Virgen de La Palma, una diminuta talla vestida a la que la devoción de los gaditanos arranca desde finales del siglo XVII, cuando le construyen una capilla en su honor. Pero en 1754 un incendio la destruye, y es en el año siguiente, cuando finalizada una nueva sacristía, la imagen de la Virgen es entronizada en la misma para veneración de sus fieles, y es allí, donde se encontraba cuando el 1 de Noviembre de 1755, se produce un maremoto en las costas de Cádiz y los gaditanos se aclaman a Ella, atemorizados, y se le atribuye el milagroso hecho de que la ciudad de Cádiz no pereciera tragada por el maremoto. Hecho que los gaditanos conmemoran con sentido agradecimiento desde entonces. Cuentan....que las campanas del templo de La Virgen de La Palma, tienen un sonido distinto, atronador...


La longitud de la playa de La Caleta es de 450 metros y una anchura media en bajamar de 50 metros. Su arena es fina, de color dorado y naturaleza silea-calcárea. En el año 1997, se le concedió la Bandera Azul de los Mares Limpios de Europa. En sus aguas, se albergan gran cantidad de especies marinas, entre las que se destaca el cangrejo moro, las mojarritas, los erizos de mar y las caballas caleteras.

La playa de La Caleta adquirió una importancia suprema en la historia, ya que era un lugar por el que podía llegar el invasor y que había que defender. Para ello, se construyeron dos castillos que la protegían: el castillo de San Sebastián y el Castillo de Santa Catalina. Además, existían otras fortificaciones, como el Baluarte del Orejón, que es la entrada al Castillo de San Sebastián, al que los gaditanos llaman la Puerta de La Caleta, el Baluarte de San Pablo y el Baluarte de San Pedro.

En el centro de la playa de La Caleta, pudimos admirar el restaurado Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real, hoy dedicado al Centro de Arqueología Subacuática.




Es un edificio que se inauguró en el año 1926, y sustituía a los tradicionales Baños del Real, que eran de madera y que databan de principios del siglo XIX. El mal estado de las casetas, llevó a la Diputación a promover un concurso para construir un nuevo balneario para ofrecer un espacio de ocio a los habitantes del casco antiguo de la ciudad. La propuesta elegida fue la presentada por Enrique García Cañas. El edificio se encuentra apoyado en su totalidad sobre unos finos pilares empotrados en la arena y que cuando hay marea alta, los baña. Su forma es semicircular, con unas grandes galerías laterales que dan la sensación de querer abrazar al mar, en cuyos extremos se abren pabellones cubiertos por cúpulas. Mira hacia el horizonte, desde donde es contemplado por el castillo de San Sebastián...El acceso al Balneario se realiza por un pabellón que está construido sobre la muralla de la ciudad.


A pesar de estar en Noviembre, había gente en la playa, que como yo, -imagino- estaban disfrutando del puente festivo y en esa hora mágica de la "siesta", descansaban en la tranquila playa de La Caleta, sin duda, un pedacito de cielo que casi, casi, se sale del mapa....Un privilegio.

Carmen, nuestra guía, nos hacía señas desde el paseo para que volviésemos al autobús. Me supo a muy poco la visita a esta playa, e instintivamente, antes de abandonarla, no pude reprimir el deseo de acariciarla, de permitir que mis manos entraran en contacto con esa finísima arena y llevarme un puñadito de recuerdo.

Ya en el autobús, Carmen nos invitó a "callejear" por Cádiz. Si la visita a La Caleta me supo a poco, os diré que visitar el centro histórico de Cádiz se me hizo cortisimo. No le aconsejo a nadie que visite Cádiz en una tarde...eso es de locos. Son tres mil años de historia la que guardan cada uno de los rincones de ésta Cái construida con piedra ostionera...

Yo me plantee que aquéllo iba a ser un aperitivo, solo eso. Volvería seguro. Y con mucho más tiempo. Para conocerla a fondo y sobre todo, para disfrutarla.


Visitamos el Monumento a Las Cortes de Cádiz. Es uno de los orgullos de los gaditanos.




Está situado en la Plaza de España. La idea de su construcción se remonta al 27 de marzo de 1812, a petición del Municipio gaditano, que lo solicitó al Congreso Nacional, y
que fue aprobado por Las Cortes. Aún así, dicha construcción se realizó un siglo después, durante los años 1912/1929. Con este espectacular monumento, se quería conmemorar uno de los más importantes acontecimientos ocurridos en la vida española en ese periodo. Durante la guerra de la Independencia, y conforme las tropas francesas iban ganando terreno en la península, la Junta Central de Gobierno se trasladó a Cádiz, ya que consideraron que la situación de la ciudad era estratégica, pues se encontraba fortificada por sus poderosas murallas, lo que hacía imposible el poder ser atacada con éxito. Además, porque Cádiz, gozaba de un ambiente liberal y era en ese momento, un reducto que no había sido vencido por el invasor. El 24 de Septiembre de 1810, en la isla de León (San Fernando), se inauguran Las Cortes, que posteriormente se trasladan a Cádiz donde tienen lugar sus sesiones y donde se elabora la Constitución de 1812, convirtiéndose en la primera constitución liberal del país, destacando en su elaboración Agustín Argüelles, Diego Muñoz Torrero y Pérez de Castro, siendo sus principales rasgos:

* Soberanía nacional.
* División de poderes: legislativo, judicial, ejecutivo.

* Nuevo derecho a la representación
* Procedimiento electoral por sufragio universal masculino.
* Igualdad de los ciudadanos ante la ley.
* Se omitió la referencia a los territorios con fueros.
* Reconocimiento de los derechos individuales.

* El catolicismo es la única confesión religiosa permitida.

Dos años después, se restableció el absolutismo, y el rey Fernando VII abolió ésta Constitución, y además, quedó totalmente prohibido la sola mención de su nombre, por lo que los liberales ya no podían pronunciar aquéllo de "Viva la Constitución". Una vez más, el ingenio de los gaditanos se puso de manifiesto, y ante la coincidencia de que la Constitución fue aprobada el 19 de Marzo de 1812, festividad de San José, y lejos de querer cumplir dicha prohibición, encontraron una forma de referirse a la misma sin nombrarla y pasaron a llamarla La Pepa, y de esta forma nació el "Viva la Pepa", frase que con el correr de los años ha ido perdiendo carácter político y es usado coloquialmente para referirnos a una situación desenfadada en la que reina un completo desorden.

Los autores del Monumento a Las Cortes de Cádiz fueron el arquitecto Modesto López Otero y el escultor Aniceto Mariñas. Por aquéllos años, en la Plaza de España, donde se ubicó el Monumento, quedaba un espacio abierto al mar, pudiéndose contemplar el mismo desde la Bahía de Cádiz. Es una obra digna de ser admirada y estudiada con todo detalle. Pero voy a permitirme comentar solamente su parte central, en la que podemos observar el sitial presidencial, sobre una tribuna, donde se encuentra un sillón vacío, cuyo respaldo está decorado con unas sencillas flores de lis, y que hace clara alusión a la ausencia del monarca. Tras el sillón, elevada, encontramos la figura que preside el Monumento.

Se trata de una matrona, vestida con una larga túnica, cuyos atributos permiten considerarla un símbolo de la Constitución. En su mano derecha, la ley escrita, y en su mano izquierda, una espada. A sus pies, un rótulo con la palabra Constitución. El broche que recoge los pliegues de la túnica en su pecho, tiene el escudo de la nación española.

Al centro del Monumento, un monolito con una inscripción: "Las Cortes Generales y Extraordinarias fundadas en Cádiz aprobaron y promulgaron en ésta ciudad la primera Constitución de los españoles el 19 de Marzo de 1812".



Y una llama, al aire de Cádiz, arde sin descanso en su memoria.

Han sido varias las definiciones que de Cádiz he leído y oído. Después de visitar la ciudad y contemplar este Monumento, la que más me gusta, sin lugar a
dudas, es una que Antonio Burgos le dedica en uno de sus libros: "Cádiz, la cuna de la libertad". Todo queda dicho.

Sin abandonar la Plaza de España, nuestra guía, nos habló de la casa de las cinco torres.


En la foto, las torres que aparecen a la derecha, en un segundo plano, no forman parte de la Casa de las Cinco Torres, y de ésta, la foto solo muestra tres de sus cinco torres.
Se trata de un conjunto de cinco casas diferentes, pero de idéntica estructura. Se construyeron en el año 1771 y son de estilo barroco. Es una clara imagen de lo que eran las casas gaditanas para las familias que las habitaban, que se dedicaban en la mayoría de los casos al comercio. Cada casa cuenta con cuatro plantas, que se distribuían de la forma siguiente: en la planta baja se encontraba el almacén de mercaderías, la planta primera la destinaban a oficinas, la tercera consistía la vivienda de la familia, y la cuarta planta era utilizada por los trabajadores de la casa.
Todas cuentan con un patio interior y una torre, que es de planta cuadrada tipo garita. Ésta, ocupa el centro de la azotea y es de madera recubierta por chapas de cinc. La cupulilla se corona con remates decorativos.

Seguimos callejeando por el centro histórico de la ciudad. Un verdadero placer para los sentidos. Las calles, largas, muy largas, suelen conducir todas al mismo sitio, al mar. Construidas serpenteantes para protegerse de los vientos del sur o de levante que se cuelan en Cádiz, donde no hay montañas que la cobijen. Por eso, cuando lanzas la mirada buscando el final de la calle, un pedacito de mar te saluda, con ese azul especial que luce en Cái.

Admirando calles, fachadas, y dejándome atrapar sin poner ninguna resistencia
al efecto que iban haciendo en mi las distintas torres-mirador con las que me encontré a lo largo de nuestro paseo "guiado", llegamos a la Plaza de La Mina. Fue en el año 1838 cuando la zona que era huerta y enfermería del convento de San Francisco pasa a convertirse en esta acogedora Plaza. Empezó el proyecto el arquitecto Torcuato Benjumeda, prosiguiendo luego los trabajos bajo la dirección de Juan Daura, quedando estructurada en forma cuadrada con cuatro calles diagonales que se cruzan y formando en el centro una glorieta que en la actualidad acoge un sin fin de especies en el jardín que la ocupa, entre las que se encuentran Boneteros, Pino carrasco, Falsa Acacia, Magnolio, Palmera canaria, Madroño, Ficus, Almez, Laurel de India, Cordilina, Yuca, Latania, Olmo, Árbol del cielo, Ave del Paraíso, por citar algunas y destacando la Aralia cuyo origen puede ser de Asia o del Continente americano, y de la que solamente se tenía un único ejemplar en Cádiz y del que se han plantado otros ejemplares en el parque Genovés.


Pues bien, ensimismada me encontraba disfrutando de las explicaciones de nuestra guía en medio de este maravilloso jardín cuando algo me llamó la atención.

Un par de palomas nos sobrevolaron dedicándose entre ellas gritos, picotazos y alguna que otra escaramuza. Por un momento, la visión de las palomas, símbolo de paz, montando ese pequeño desencuentro, captaron toda mi atención. Les seguí con la mirada. Después de darse varios picotazos en pleno vuelo, una de ellas, se posó sobre un tronco de uno de los árboles de La Plaza, pero permanecía pendiente de los movimientos de la otra paloma.

De repente, se puso alerta, por el otro extremo del tronco, -y ahora ya voy a incluir sexos-, el macho, se acercaba con cortos saltitos hacia ella, con bastante sigilo y sin dejar de mirarla, me hizo el efecto, que al menor movimiento de ella, en contra, él saldría volando. Pero no. Ella lo espero, paciente, -dispuesta a firmar la paz-, hasta que lo tuvo a su lado. Y él, sin dudarlo, se puso a acariciarle con su cara la zona donde al parecer, unos segundos antes, le había dejado algún picotazo. Ella, se acurrucó, y simplemente, se dejó acariciar....




Mis compañeros de grupo ya ocupaban un lugar distinto en La Plaza mientras yo seguía tomando imágenes de las palomas. Carmen les hablaba de los distintos edificios que en ella se encuentran. Me uní al grupo intentando meterme en el tema, aunque de vez en cuando, volvía la mirada a las palomas que seguían con sus arrumacos.






La Plaza de La Mina, se halla rodeada de hermosos edificios de distintos estilos arquitectónicos, pero la mayoría son de estilo isabelino. El nombre de la Plaza tiene su origen en el general Espoz y Mina, héroe de la guerra de la Independencia y de quien fue colocada una estatua en el centro de la Plaza, desaparecida hace ya años. Con el tiempo, fue perdiendo la primera parte del nombre, perdurando hasta nuestros días como La Mina. A destacar el edificio del siglo XIX que alberga al Museo Arqueológico de Cádiz, obra del arquitecto Juan Daura, donde se encuentra también la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios, y la Real Academia de Bellas Artes. En él podemos admirar colecciones arqueológicas fenicias y romanas, sarcófagos antropomorfos y pinturas españolas de los siglos XVII/XIX, entre otros, de los pintores Murillo y Zurbarán. En el número 3 de dicha Plaza una lápida nos recuerda que en esa casa nació Manuel de Falla, el 23 de Noviembre de 1876, que con el paso de los años se convertiría en uno de los más destacados compositores españoles del siglo XX. En el número 6, encontramos una casa-palacio de estilo de transición barroco-clásico y que posee un patio de gran riqueza, construida hacia 1820. Las casas pertenecientes a los números 7 y 8 fueron construidas en 1879 por Cayetano Santaolalla y son de estilo isabelino. En el número 11 pudimos admirar un palacete de estilo isabelino con un interesante balcón tribuna y torre mirador, construido en 1870.
La Plaza de La Mina, parece ser un centro de reunión
importante para los gaditanos. Vale la pena perderse un buen rato por ella.

Ya casi abandonábamos la Plaza, cuando dirigí mi última mirada a las palomas. Continuaban en el árbol, arrullándose, ajenas a todo lo que ocurría a su alrededor...

Nuestra simpática guía gaditana nos encaminó a la Plaza de San Antonio. Los últimos rayos de sol aún jugueteaban con las torres de la Iglesia de San Antonio cuando pisamos la Plaza.


Está situada en pleno corazón del casco antiguo. Es una plaza rectangular de unos 75 metros cuadrados. En ella se proclamó el texto de la Constitución de 1812. Conocida antiguamente por Campo de la Jara, debido a que cercano a ella se encontraba el pozo de la Jara, que surtía de agua potable a la ciudad, pero al construirse en el siglo XVII la Iglesia de San Antonio en honor al santo, en lo que hasta entonces era una ermita, pasó a llamarse Plaza de San Antonio. En ella, Cádiz vivió uno de los momentos, sin duda, más emotivos de su historia religiosa, la Coronación de la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad. Era el día 4 de Mayo de 1947. Los que lo vivieron directamente, cuentan que el día fue el más esplendoroso de los conocidos por Cádiz. Las Patronas de otras localidades de la provincia gaditana fueron llegando a la ciudad por carretera y por mar. Acudían como "invitadas" a la fiesta de coronación. La Virgen del Carmen de San Fernando, Nuestra Señora de las Virtudes de Conil de la Frontera, la Virgen de los Remedios de Chiclana, Nuestra Señora del Rosario de Rota, Santa María Coronada de San Roque, la Virgen de los Angeles de Jimena de la Frontera, Nuestra Señora de Lourdes de Puerto Real, Nuestra Señora de los Santos de Alcalá de los Gazules y la Virgen del Carmen de Barbate, fueron concentrándose en la Catedral y de allí, todas juntas, marcharon a la Plaza de San Antonio, donde en una emotiva ceremonia, la imagen, fue coronada por el Cardenal Segura. Los gaditanos presentes en el lugar, arrodillados, siguieron el acto, mientras que la batería de San Felipe disparaba 19 cañonazos.

En la Plaza de San Antonio se conservan edificios muy significativos en la vida social de Cádiz. En el número 14, residió José María Pemán, gaditano de reconocida fama mundial, político, poeta, ensayista, orador, novelista, dramaturgo y articulista. El edificio ha sido rehabilitado por Caja San Fernando según proyecto de los arquitectos Julio Malo de Molina y Juan Jiménez Mata.


En el mismo se encuentran más de 16.000 volúmenes de los siglos XVII al XX, manuscritos, revistas, y correspondencia del escritor. Manuel Bustos, profesor de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz en colaboración con Antonio Llaves Villanueva, que fue secretario de Pemán, han creado un equipo que ha clasificado, catalogado e informatizado todo el patrimonio de la casa.
En la actualidad, acoge además, a la sede administrativa del Consorcio para la conmemoración de II Centenario de la Constitución de 1812.

También nos encontramos con el Casino gaditano. Se trata de un edificio de estilo neoclasico del siglo XVIII, y que fue durante un tiempo, residencia de una importante familia gaditana, los Istúriz, ya que uno de sus miembros, Francisco Javier, nacido en Cádiz en 1785, participó activamente en la Guerra de la Independencia y fue considerado como un liberal exaltado
, y que intervino activamente para que se hiciera posible el restablecimiento del régimen constitucional de 1812. Fue Presidente de Las Cortes de Cádiz tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, votando la suspensión de Fernando VII en el ejercicio de su autoridad como Rey. Pero al vencer la reacción absolutista, se exilió en Londres.
Hoy en día, este edificio es sede de la Fundación Centro de Estudios Constitucionales, y en su interior se custodia una importante Biblioteca sobre temas gaditanos. Está exquisitamente decorado con una ambientación neomudéjar.

En el número 10 de la Plaza, se celebró el primer sorteo de la lotería. Este sorteo se creó a propuesta del Ministro del Consejo y Cámara de Indias Ciriaco González Carvajal, que fue aprobada por las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz, en sesión del 23/11/1811 sin un voto en contra.

En el número 13, residió el diputado José Mexía Lequerica, ecuatoriano, catedrático de Filosofía, que llegó a España ene el año 1809, en principio para estudiar nuestro patrimonio pero que acabó luchando contra los franceses en Madrid. En 1810 fue nombrado Secreta
rio de Estado y convocado a las Cortes como diputado suplente por el Virrenaito de Santa Fe (Venezuela). Fue uno de los más entusiastas partidarios de que las Cortes se trasladaran a Cádiz desde las Isla de León, alegando para ello la seguridad de sus fortificaciones.
Destacado en las Cortes de Cádiz por sus discursos en favor de la libertad de imprenta y en contra de la Inquisición. Murió en Cádiz, el 2 de Octubre de 1813, víctima de la epidemia de fiebre amarilla.

También pudimos ver un palacete de estilo isabelino que en su tiempo fue el famoso café Apolo, testigo de numerosas tertulias y debates de los intelectuales y literatos de la época y que hoy se ha convertido en la sede del Instituto Nacional de la Seguridad Social.


A destacar de la visita a la Plaza la Iglesia de San Antonio, de estilo barroco y neoc
lásico. Se finalizó su construcción en el año 1669. Es de planta de cruz latina inserta en un rectángulo con 3 naves divididas en tramos por pilastras. Su fachada y las torres fueron renovadas a mediados del siglo XIX por Fernando Ortíz de Vierna, quien también construyó la capilla del Sagrario de estilo neorenancentista. En la fachada de la Iglesia se encuentra la imagen de San Antonio. Esta parroquia tiene importantes obras artísticas de escultura, pintura y orfebrería. El retablo mayor es de estilo neoclásico del siglo XIX y contiene además, otros retablos barrocos de los siglos XVII y XVIII.

La Plaza de San Antonio sigue siendo un escenario único para muchos actos sociales de los gaditanos, destacando el Pregón de los carnavales que se vive en este lugar. Unos naranjos y algunos magnolios rodean la Plaza, engalanándola más si cabe....


Con el cambio de hora, ya habíamos perdido una hora de sol. Un sol que en Cádiz ti
ene un luz especial. Como especiales son los gaditanos. Se les nota que viven en una ciudad donde a fuerza de recibir gente de fuera a lo largo de miles de años, han conseguido que los que la visitamos, nos sintamos como en casa. Y nuestra guía fue un ejemplo de eso. Lo hizo posible. Nos atendió, cuidó e informó, solo con esa gracia que se destila en Cái.

La última hora de la tarde la pasamos visitando -muy de pasada-la Plaza de las
Flores, donde no pude resistirme a adquirir un par de ejemplares preciosos que me cautivaron en cuanto los vi...



La Plaza de las Flores, en realidad Plaza de Topete, ha tomado este nombre porque en ella hay varios puestos donde se pueden encontrar flores variadisimas. En esta plaza hay también bares donde recuperar energías disfrutando de los clásicos: pescaito frito, cazón en adobo, pijotas, pescadilla, gambas rebozadas, chipirones....sin olvidar las indispensables tortillitas de camarones, y bastantes tapas más. También se encuentra en la Plaza de las Flores el edificio
de Correos y Telégrafos, de estilo regionalista, construido en el año 1925 en el que destaca el arco de la fachada principal en la puerta de acceso y en la parte izquierda, podemos admirar una de las famosas torres mirador gaditanas.
En la Plaza de Las Flores pudimos comprobar la vida comercial de la que goza esta zona del casco antiguo de la ciudad.


Seguimos callejeando con nuestra simpática guía. Y llegamos hasta la Catedral. Personalmente sufrí una decepción, pues a esa hora no era posible visitar su interior, ya que se encontraba cerrada. Carmen, la guía, le echó guasa gaditana al asunto y nos dijo que ya teníamos una buena excusa para volver a visitar Cádiz...



Con la desilusión en el rostro, por no haber podido disfrutar de la visita al interior de este monumento, nos dirigimos hacía la zona en que el autobús nos tenía que recoger para llevarnos de regreso a Sevilla. Sin duda, nuestra guía tenía razón. Una segunda visita a Cádiz casi se hacia ya indispensable. Quedaba mucho, pero que mucho por conocer. Esto, sólo había sido un aperitivo...

Llegamos a la Plaza de San Juan de Dios donde se encuentra el Ayuntamiento de Cádiz.


Es un bello edificio con dos estilos arquitectónicos, el neoclásico y el isabelino. Su fachada destaca por su color blanco, que cuenta con un pórtico con arcadas y un cuerpo central de columnas jónicas rematado por un frontón triangular, en el que descansa una torre con un sobrio reloj que da las horas. Del interior, destacar el Salón de Sesiones, de estilo isabelino y la Alcaldía, salón iluminado por una lámpara de cristal de Murano del siglo XVIII.

Nos despedimos de Carmen, nuestra guía, agradeciéndole su trabajo y con la esperanza de volverla a encontrar en un futuro para que siga mostrándonos su Cái...

Ya estaba adelantada la tarde cuando pasamos con el autobús por delante del Carranza. Una bulliciosa afición "amarilla" llenaba las gradas. Esa tarde, se disputaba un partido entre dos clásicos rivales, Cádiz - Jerez. La victoria seria de los locales por la mínima (1-0)

Cuando el autobús tomó de nuevo el puente que separa Cádiz del resto de la península, no pude evitar que una mezcla de sentimientos me invadieran. Cádiz me había sabido a poco. Demasiada historia para conocerla en tan poco tiempo. Cádiz, a pesar de que su nombre fenicio significa castillo, fortaleza, recinto amurallado, nos había recibido con los brazos abiertos. Había oído hablar del carácter gaditano, pero nada mejor que vivirlo de cerca para dejarse llevar por esa alegría, esa guasa, esa hospitalidad, esa pizquita de orgullo gaditano que se les cae por los cuatro costados...Despidiéndome de la bahía con la mirada, me prometí que volvería en cuanto me fuera posible. A la primera ocasión que se presentara. Tenía que volver a La Caleta, para empaparme de su luz, de su paz, de ese mar plateado y quieto. Tenía que volver para perderme, sin prisas ni horarios, por esas calles del casco antiguo de Cádiz, donde sin querer evitarlo, se quedaba un pedacito de mi corazón....

MAAT