Luis y Carmen son los familiares de mi esposo más longevos. Hace tres años, cuando Carmen contaba 85, se le diagnosticó la enfermedad del olvido (Alzheimer). A Luis le costó mucho tiempo entender y aceptar dicha dolencia, y trató de "ocultarnos" ciertos comportamientos de su esposa que ponían en evidencia lo inevitable. Es un matrimonio que no ha tenido hijos y han vivido exclusivamente el uno para el otro. Cuando nos percatamos de la gravedad de la situación, no tuvimos más remedio que tomar cartas en el asunto y, de alguna manera, irrumpir en su intimidad tratando de ayudarles a soportar la carga que el destino metió en sus vidas. Cuidamos a Carmen en su casa hasta que se hizo imprescindible ingresarla en un Centro Asistido donde recibiera los cuidados que su persona necesitaba. Luis, lejos de buscar su descanso y una vida mucho más tranquila continuando viviendo en su hogar, quiso ingresar con su esposa para comprobar "de cerca" si tenía todo lo que necesitaba y si estaba bien atendida. Abandonó su hogar, sus comodidades, sus pertenencias más queridas e ingresó con Carmen para seguir atendiéndola lo más que le permitieran. Perdió intimidad, libertad, comodidades...y todo, movido por el amor que le unió a su esposa hacia ya 60 años.
En nombre del amor, no cabe duda, Luis realizó una auténtica proeza. Ha sido un ejemplo para todos nosotros y nos sentimos orgullosos de él.
LUPE
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