Os dejo una de mis canciones preferidas, de esas que me acompañan en las noches en blanco.
26 de octubre de 2010
Tiene pelotas el tema...
23 de octubre de 2010
Gigantes
¿A qué destino conducirán al mundo esos gigantes cuando terminen sus luchas?
¿Cuál será el destino de tu país y el mío?
¿Qué gigante se apoderará de las montañas y valles que nos vieron nacer y hacernos mujeres y hombres?
¿Quién de vosotros no escudriña día y noche el destino del mundo regido por los gigantes intoxicados con lágrimas de viudas y huérfanos?
KHALIL GIBRAN
6/1/1883--10/4/1931
20 de octubre de 2010
Este jueves un relato: Robótica
Empiezo a estar arrepentida del dinero que invertí en alguno de los Robots Humanoides que adquirí en la pasada feria de la Robótica. Aunque reconozco que no todo es negativo. Os cuento.
Esta mañana, el día amaneció con temperaturas muy bajas para lo que estamos acostumbrados por aquí. El aire fresco se colaba por cada rendija de la ventana de mi dormitorio y, acurrucada en mi cama, he querido holgazanear un rato. Me ha sido imposible. A su hora programada, mi robot doméstico se ha colado en mi habitación y me ha dado un gran susto. No termino de acostumbrarme a esos azulados ojos que me escudriñan cada nueva mañana. He tenido el tiempo justo de brincar por el otro lado del lecho y, cuando aún no había puesto los pies en el suelo, los articulados brazos fuertes de "Pelos tiesos" ya ahuecaban en el aire mi delicada almohada de plumas de cisne blanco.
Resignada, he decidido darme una buena ducha para recuperar mi norte mañanero. También he sufrido algunos inconvenientes. Apenas me había desprendido de una de las mangas de mi bonito pijama de flores malva, la voz estridente y metálica del susodicho robot ha comenzado a recitar: te sobran taitantos kilos, te sobran taitantos kilos...y claro, no he tenido más remedio que, al grito de cállate so artefacto, echarle la puerta del baño a los tornillos morreros, consiguiendo que se quedara mudo en seco. ¡Posiseñor!
Enfundada en un confortable albornoz de rizo en suave algodón , me he dirigido al despacho y después de comprobar que mi desayuno estaba preparado y en el ordenata ya aparecía la primera página de mi periódico preferido (el que sólo incluye buenas noticias) y sobre todo, recuperada ya del susto, no he tenido más remedio que sentirme condescendiente con Pelos Tiesos y hemos firmado la paz...
No he tenido la misma suerte con la robota "Perejila". Sus sensores de entrada no acaban de dar paso a los nuevos menús otoñales. Sigue preparándome cada día ensaladas de pasta y diversos platos fríos. Su inteligencia artificial no acaba de asimilar las secuencias nuevas y hace un par de días, después de programarle para que realizara un apetitoso cocido madrileño, me tuve que conformar con una sencilla -pero exquisita, todo hay que decirlo- sopa de ajo castellana. Tendré que programarla nuevamente a través de su regenerador y, aunque es muy suya, espero conseguirlo. Si todo fuera como su físico...Pero ha salido con la mecánica dura. Muy dura.
Afortunadamente tengo a "Hugnoide".
Los días que se me ponen difíciles robóticamente hablando, me invita a pasear y a ir de tiendas. No sé cómo lo hace ni contra que cuenta la carga-ni me importa-pero utiliza una Visa para pagar mis compras a la que jamás se le termina el saldo. Como os decía al principio, no todo es negativo en estas nuevas tecnologías. Y tan sólo estamos al principio del camino. Seguro que vendrán tiempos mejores. Y más ahora, que hemos tenido una remodelación en el gobierno. Eso sí, procurad no caer enfermos...
P.D. Sin querer he regresado al mundo de los hombres. Y de las mujeres, Aido, y de las mujeres. Tu ministerio, aunque suprimido, me ha dejado su impronta.
Por invitación de Tésalo, Gus y Verónica, más Robótica en:
http://callejamoran.blogspot.com/
Maat
17 de octubre de 2010
Encuentro en Castellón
-Ahí hay una chica con mochila que nos mira-apunté
-Parece Mar- contestó Alfredo que la reconoció enseguida.
Me dirigí hacia ella...
-¿Eres Mar...?
-Siiiii
Me presenté y llegaron los primeros besos...
Los cuatro nos sentamos en una terraza próxima para esperar al resto del grupo. Mar había llegado con una rodilla endolorida y vendada fruto de una caída reciente.
A los pocos minutos llegaron Natalí, Vero y sus respectivas parejas. Mar los reconoció de lejos y comenzó a agitar sus brazos en señal de: estamos aquííííííí.
Más besos, más presentaciones y más alegría compartida. Una gozada.
Inundados por el sol que lucía en Castellón esa mañana, nos dirigimos paseando, hacia el Restaurante donde íbamos a comer todos juntos.
Empezamos con unos exquisitos mejillones que nadaban en una salsa "de mojar pan".(Lo hicimos)
Después llegaron unos sonrosados salmonetes que estaban...para comérselos. Deliciosos.
Entre plato y plato llegaron las primeras fotografías. Natalí sumergía inútilmente su mano derecha en el remolino de su amplio bolso beig, pero no consiguió encontrar su cámara...
Cuando más enzarzados estábamos en la conversación, un amable camarero llegó con nuestra paella de "Arroz a banda". (De este plato os hablaré próximamente)
Estaba realmente delicioso. Dimos buena cuenta de él y algunos...hasta tomaron un segundo plato.
Los postres estuvieron a la altura del resto del menú, intachables.
Natalí tuvo un detalle que me hizo mucha gracia. Después de "sufrirse" un mousse de chocolate, pidió sacarina en el café.
-Para no sumar- me dijo, en ocurrente respuesta a mis risas.
Nos acercamos hasta el puerto para dar un tranquilo paseo. Mar se quedó despagada porque tenía ilusión de "tocar la arena" de la playa, pero ésta, quedaba algo alejada. ¡Otra vez será!
Nos hicimos fotos del grupo como recuerdo de este placentero encuentro.
(Alfredo, Mar, Tag, Natalí, Vero y Maat)
Nuestro día casi tocaba a su fin. Los últimos minutos los pasamos sentados en el paseo que bordea el puerto apurando nuestra postrera conversación. Un buen número de barcas, atracadas delante de nosotros, se mecían en las tranquilas aguas del mar, mientras una agradable brisa ya competía con el calor otoñal de los rayos del sol.
Los besos de bienvenida del encuentro mañero los acompañamos en la despedida con efusivos abrazos. Os aseguro que esto de poner voz y cuerpo a personas con las que tan sólo te relacionas virtualmente, emociona de una forma especial. ¡Palabra!
En el viaje de regreso, Tag se puso algo peor. El esfuerzo que hizo para pasar el día con nosotros a pesar de su "trancazo" le pasó factura. Por eso, desde estas líneas quiero agradecerte el sacrificio que hiciste por estar allí. Deseo que te recuperes lo antes posible. Tenemos que planear el próximo encuentro...y ya hay ciudades candidatas.
Gracias a todos por este entrañable día. Ferrán y Xoan se sumaron al grupo con la misma cercanía que Natalí y Vero. Y mi agradecimiento especialmente a ti, Alfredo. Conduces como lo que eres, un caballero. Espero que en el próximo encuentro tu esposa Regina pueda acompañarnos. Un trabajo imprevisto, ayer no le dejó hacerlo.
Pero seguro que no van a faltarnos oportunidades...
Abrazotes a repartir.
Maat
16 de octubre de 2010
Día Mundial de la Alimentación
Maat
11 de octubre de 2010
Octubre
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
9 de octubre de 2010
3 de octubre de 2010
Parábola del árbol
Todo aquel artificio de que antaño hice gala,
ya no inquieta mi anhelo, cada día más puro:
Tras la ciencia del trino vino el golpe del ala;
bajo el frágil follaje cuajó el fruto maduro.
Abrí surcos de arena con un gesto de audacia,
con el gesto de un río que logró ser torrente;
y hoy se yergue en mis surcos una espiga de gracia,
y el torrente se aquieta con ternuras de fuente.
Y es que al cabo me nutro de la savia divina,
y ya sé lo que valen la raíz y la fonda,
porque he visto que el árbol poco a poco se empina,
y, a medida que crece, su raíz es más honda.
Y por eso en las brisas ya no fluye mi trino,
pues mis alas prefieren abarcar más distancia;
y, a manera de un árbol en mitad de un camino,
doy a todos un poco de quietud y fragancia.
Si los vientos sacuden mi verdor, no me inmuto.
Si algún hacha me quiere derribar, no me asombra.
Y hundo mis raíces, para así dar más fruto,
y alzo más mis ramajes, para así dar más sombra.
JOSÉ ÁNGEL BUESA