del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.
Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno;
a ver si con romperlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
7 comentarios:
Uno de los poemas que recuerdo, haber leído en un viejo libro de la pequeña escuela de mi aldea, siendo niño.
Gracias por recordarlo Maat.
Y gracias por tu cumplido.
Un fuerte abrazo.
Además de gran poeta, Juan Ramón se muestra extremadamente generoso en este ,como no podía ser de otra forma, extraordinario soneto.
Besos
Yo también le recuerdo de mi niñez, pero creo que ahora aprecio más la estampa del arar. Ya no se ara.
Abrazos.
"sembrar el corazón"...qué buena metáfora. Por algo Juan r. Jiménez ha dejado huella!
Un abrazo!
P.d de paso te aviso que completé el meme en lo de MJM
Buena metáfora, compañera. Hacía siglos que no releía este poema y todavía lo recordaba del instituto...
Un buen recuerdo me has ofrecido hoy, con tanta lluvia....
Beso.
bonita entrada la de hoy.
Gracias por compartirla con todos,.
Besitos mágicos.
Hola Maat:
Que belleza de poema. Sencillo como la tierra. Hermoso como el gesto de echar el corazón a ella. Son tantos y tantos los que han dejado el alma entre los surcos...
Mira y me emociono. La pintura que has puesto se parece mucho a una foto que tengo de mi padre, en la que se le ve tal cual, labrando con un par de mulas; "Capitana" y "Coronela" se llamaban.
Te dejo un abrazo muy fuerte.
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