21 de febrero de 2010

Colección de palabras


Cuando comencé a dar mis primeros pasos por el mundo de las letras y a publicar mis relatos en este blog, uno de mis amigos virtuales -Jero- me hizo llegar un regalo peculiar: una colección de palabras. Estaba dividida en cuatro grupos: verbos, adjetivos, sustantivos concretos y sustantivos abstractos.

-Te van a servir de gran ayuda. No dejes de ir ampliando la colección con las que tú vayas encontrando-me aconsejó-

Y estoy en ello. De mis lecturas, voy tomando nota de todas las palabras que me llaman la atención por motivos diversos y las voy intercalando en las listas. Y como bien decía mi amigo, a la hora de escribir y en esos momentos que me quedo en blanco buscando la palabra adecuada, la lista que he ido confeccionando con la mayor de las paciencias, se convierte en mi gran aliada. Es, sin duda, uno de los mejores regalos que he recibido. Por eso hoy voy a permitirme el pediros que me regaléis vuestras palabras preferidas para esa colección. Las podéis dejar en los comentarios o bien, a través de mi mail, que lo encontrareis en el perfil.

Como ejemplo os diré que algunas de mis preferidas están en la imagen que he colocado al principio de este post. Espero las vuestras. Me hace ilusión conocerlas. Al mismo tiempo, si alguno de vosotros está interesado en la colección que tengo hasta la fecha, no dudéis en pedírmela. Os la enviaré con todo cariño. ¡Con la condición de que sigáis ampliándola!

Todos sabemos la importancia que tienen las palabras que elegimos para nuestros escritos. Os dejo con un texto de Pablo Neruda extraído de su obra: "Confieso que he vivido". Saborearlo muy despacio. Vale la pena...


LA PALABRA

...Todo lo que usted quiera, si señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas...Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito...Amo tanto las palabras...Las inesperadas...Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen...Vocablos amados...Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío...Persigo algunas palabras...Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema...Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas...Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejillo, las liberto...Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola...Todo está en la palabra..Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció...Tiene sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces...Son antiquísimas y recentísimas...Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada...Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos...Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo...Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas...Por donde pasaban quedaba arrasad la tierra...Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo...Salimos ganando...Se llevaron el oro y nos dejaron el oro...Se lo llevaron todo y nos dejaron todo...Nos dejaron las palabras...


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Espero vuestras palabras preferidas...


Maat

18 de febrero de 2010

Mi mirada

 

Mi mirada es nítida como un girasol.
Tengo la costumbre de andar por los caminos
mirando a la derecha y a la izquierda
y de vez en cuando mirando para atrás...
Y lo que veo a cada instante
es lo que nunca había visto antes,
y me doy buena cuenta de ello.
Sé sentir el asombro esencial
que tiene un niño si, al nacer,
de veras repararse en que nacía...
Me siento nacido a cada instante
a la eterna novedad del mundo...

Creo en el mundo como en una margarita,
porque lo veo. Pero no pienso en él,
porque pensar es no comprender...
El Mundo no se ha hecho para pensar en él
(pensar es estar enfermo de los ojos),
sino para mirarlo y estar de acuerdo...
Yo no tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la Naturaleza no es porque sepa lo que es,
sino porque la amo, y la amo por eso,
porque quien ama nunca sabe lo que ama,
ni sabe por qué ama, ni que es amar...

Amar es la eterna inocencia,
y la única inocencia es no pensar...

FERNANDO PESSOA




15 de febrero de 2010

Hoy hace 100 años, un ángel bajó del cielo.

Hace poco tiempo conocí la historia de Irena Sendler. Quedé impactada. Aprovechando el centenario de su nacimiento, he querido traerla a mi blog por si alguno de vosotros no la conoce. Estoy segura que va a llegaros directamente al corazón.

Irena Sendler nació en Varsovia, el 15 de Febrero de 1910. Era enfermera de profesión y trabajaba en los servicios sociales del Ayuntamiento de esa ciudad dedicada a proyectos de ayuda a pobres, huérfanos y ancianos. Durante toda su vida siguió una de las reglas que su padre le inculcó de niña: ayudar siempre a quien lo necesite.


Cuando en 1939 Alemania invadió Polonia, el trabajo de Irena se hizo más necesario en los comedores sociales, donde también se entregaban ropas y ayudas a las familias judías, a las que inscribían con nombres católicos falsos para salvaguardarlas.

Corría el año 1942 cuando en un área acotada de la ciudad de Varsovia, cerca de 400.000 judíos fueron encerrados por los nazis. El gueto iba a convertirse en el lugar donde miles de personas encontrarían la muerte por inanición o enfermedades de todo tipo. Irena decidió actuar para paliar en lo posible esos horrores y consiguió un pase del departamento de Control Epidemiológico de Varsovia para poder acceder al gueto de forma legal y llevarles comida y medicinas. Esas visitas las aprovechó para convencer a las familias de que le dejaran sacar de allí a sus hijos y librarles de una muerte segura. Y comenzó a evacuar niños de las formas más diversas: en cajas de herramientas, entre basuras, como enfermos de males contagiosos, incluso en ataúdes. Los momentos en que las familias se despedían de sus hijos eran muy amargos, pues sabían con certeza que no iban a encontrarse nunca más.


El plan ideado por Irena logró salvar a 2.500 niños que fueron trasladando a lugares seguros, como conventos o monasterios, donde los religiosos siempre tenían las puertas abiertas para los niños del gueto, mientras esperaban ser acogidos por familias. Se les asignaban nombres católicos y elaboraban documentos falsos para protegerlos. Pero Irena se encargó también de que ninguno perdiera su verdadera identidad. Anotaba en pedazos de papel los verdaderos datos de los pequeños y sus nuevas situaciones, y luego enterraba esas notas en botes de conserva bajo un gran manzano en el jardín de su vecino, sin que nadie llegase a descubrir la existencia de tan peculiar archivo.


En 1943 la Gestapo descubrió su hazaña, por lo que fue detenida y encarcelada en la prisión de Pawlay. A pesar de ser torturada y sufrir la rotura de sus pies y piernas, nunca reveló el paradero ni la identidad de los niños liberados. Fue condenada a muerte pero, afortunadamente, la sentencia no se cumplió, ya que en el último momento, un soldado la dejó marchar, aunque al día siguiente, su nombre aparecía entre los ejecutados. Permaneció escondida hasta que finalizó la guerra.


Entonces desenterraron los botes escondidos en el manzano y cada uno de los niños recuperó su identidad. Muchos de ellos habían perdido a sus padres y fueron acogidos por otros familiares o se quedaron en el seno de otras familias. Todos ellos, a lo largo de su vida, profesaron un agradecimiento infinito a Irena Sendler.


Poco a poco su aventura fue quedando silenciada y volvió a ser trabajadora social. Para entonces ya tenía dos hijos, y jamás relataba nada de su vida pasada. Según comentaba su hija Janina, ello era debido a una mezcla de modestia y de temor a que le pudiera acarrear algún contratiempo.

Un grupo de estudiantes de Kansas se encontraron con su historia en el año 1999. Les cautivó. Decidieron escribir una obra de teatro sobre ella que titularon: "La vida en un tarro". La escenificaron en iglesias y centros sociales, logrando emocionar a cuántos la presenciaban. Uno de esos asistentes fue un profesor judío, que impresionado, ayudó a los escolares a cumplir su deseo: ir a Varsovia a visitar a Irena. Sólo les puso la condición de que, a su vuelta, "tenían que contarle todo con pelos y señales".


A parir de ese momento los reconocimientos y las visitas fueron en aumento. En 1965 la organización Yad Vashem de Jerusalén, le otorgó el título de Justa entre las naciones y le hicieron ciudadana honoraria de Israel. En noviembre del 2003, el presidente de la República, Aleksander Kwasniewski, le otorgó la más alta distinción civil de Polonia: la Orden del Águila Blanca. A esta ceremonia fue acompañada por sus familiares y por Elzbieta Ficowska, una de las niñas salvadas conocida por: "la niña de la cuchara de plata", ya que cuando su madre la entregó a Irena en el gueto, entre sus ropas, dejó escondida una cuchara de plata con su nombre, Elzunia y la fecha de su nacimiento.

En el año 2007, fue nominada al premio Nobel de La Paz, a propuesta del presidente polaco Lech Kaczynski y apoyado por la Organización de Supervivientes del Holocausto.

Los últimos años de su vida transcurrieron apaciblemente en una residencia del centro de Varsovia y cuentan que, en su habitación, jamás faltó un ramo de flores frescas que recibía de "sus niños" asiduamente. Nunca perdió la sonrisa a pesar de tener que permanecer en una silla de ruedas y solo mostraba cierto disgusto cuando alguien le decía que era una heroína. "Sólo me limité a cumplir con mi deber", les argumentaba contrariada.

La madre de los niños del holocausto, como se le llamaba cariñosamente a Irena, murió el 12 de Mayo de 2008 a la edad de 98 años.




Hoy hace 100 años que un ángel bajó del cielo.


Maat











14 de febrero de 2010

Desmayarse


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso:

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso:

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño:

creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.

LOPE DE VEGA


En el día de los enamorados, mi más sincea enhorabuena a los pacientes de alguno/os de estos síntomas...


11 de febrero de 2010

Turco




El domingo, me encontré en las páginas de "El Semanal" una noticia hecha historia de esas que vale la pena conocer. Os invito a leerla en el siguiente link:

5 de febrero de 2010

Pinchazo

 

Llevo varios días inmersa en una espiral de visitas a profesionales, papeleos y gestiones varias que, unido a las obligaciones normales de cada día,  requieren prácticamente todo mi tiempo. La responsabilidad de cuidar a un familiar cercano que sufre la cruel enfermedad del olvido (Alzheimer) ha hecho que tenga que replantear mi marcha de vida y reconocer que las circunstancias me están desbordando. Utilizando un símil os diré que es como si en medio de un viaje en coche, de repente, una rueda sufriera un pinchazo. La reacción inmediata es salirse al arcén, señalizar para avisar al resto de usuarios y proceder a cambiar la rueda pinchada por otra que nos permita seguir el camino. 

De momento estoy en el arcén. Ya he reconocido el pinchazo. Y  mi entorno más próximo está intentando ayudarme a cambiar la rueda. 

El contemplar de cerca lo atroz que puede ser la vida con las personas a las que quieres, te lleva directamente a sentir impotencia y desánimo.  Sólo la certeza de saber que, precisamente, esas personas son las que más te necesitan "entera",  te hace reaccionar, aunque para ello tengas que realizar un esfuerzo enorme. Y estoy en ello.

Por todo esto,  mi blog lleva varias fechas sin entradas y los vuestros sin mis comentarios. Espero que en pocos días todo vuelva a ser como antes. Me relaja bastante leer poesía y me he refugiado en ella, lo que ha propiciado el hallazgo de  preciosos poemas que poco a poco iré compartiendo con vosotros desde mi blog.

Para terminar, sólo añadiros que os echo mucho de menos y  que esta corta ausencia me ha demostrado el afecto que una pequeña familia de blogueros puede despertar en lo más profundo de nosotros.

Os quiero un montón de megas.

Maat