2 de septiembre de 2007

Elegia nocturna


Quién nos hubiera dicho que todo acabaría
como acaba en la sombra la claridad del día...

Fuiste cómo la lluvia cayendo sobre un río,
para que fuera tuyo todo lo que era mío.

Fuiste como una lámpara que se encendió en mi vida.
Yo la soplé de pronto, pero siguió encendida.

Fuiste un río ilusorio cantando en un desierto.
Y floreció la arena, como si fuera cierto.

Mi amor fue una gaviota que construyó su nido
en lo alto de un mástil. Ahora el buque se ha ido.

Ahora me envuelve un hosco silencio de campana
donde sólo resuena tu campana lejana...

Y, como un surco amargo que se negara al trigo,
ahora mi alma no sueña, por soñar contigo...

JOSÉ ÁNGEL BUESA





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