- Y bien, contadnos, ¿qué tal andáis?
-Pues fatal. De puta pena-si nos permitís la grosería-
-Nos dejáis parados. ¿Qué os ocurre?
-Pues que nos tienen todo el día por los suelos. A nuestra dueña le encanta ir descalza y estamos magullados. Y eso que intentamos quitarle la costumbre dejándonos caer en todo aquello que encontramos a nuestro paso: piedrecillas, migas de pan, tapas de bolis, alguna alfiler perdida...Pero nada. No surte efecto el invento. No nos cuida como merecemos. Se sienta sobre nosotros, nos deja caer en cualquier silla, aunque su predilección es la dura mesa de su despacho. Y cuando salimos a la calle, nos sumerge en unas botas durísimas, de suelas desgastadas y sin apenas respiración. Anda aturrullada y a trompicones, de fácil tropiezo, lo que nos tiene machacadas las cabezas de nuestros ortejos mayores. Es tremebundo.
-Y a vosotros, ¿cómo os llevan?
-De fábula. Nos sentimos unos privilegiados. Nuestra propietaria nos cuida-casi-en exceso. Por la mañana nos embadurna con una loción desodorante que nos hace sentir realmente libres. Después, nos acomoda en unos zapatos suaves y mulliditos a los que antes de llegar nosotros ha rociado con un spray de lavanda que perfuma el recinto. Su andar es pausado y mimoso lo que facilita mucho nuestra existencia. Por la noche, nos agasaja con un tibio y tonificante baño de extracto de algas y sales minerales. Fascinante. Utiliza unas esponjosas toallas para quitarnos la humedad y, con un suave e interminable masaje, nos disfraza de una crema hidratante y reparadora, envolviéndonos con infinita ternura en unos suaves calcetines de lino con quienes pasamos toda la noche...Una verdadera delicia.
-¡Que suerte la vuestra! Así, cualquiera...
-En fin, a ver si la próxima vez que coincidimos nos dais mejores noticias. Cuidaros mucho. Y andad con cuidado. A estas horas, el metro va hasta los topes...
Maat
Más historias de pies en:
http://callejamoran.blogspot.com/
-Y a vosotros, ¿cómo os llevan?
-De fábula. Nos sentimos unos privilegiados. Nuestra propietaria nos cuida-casi-en exceso. Por la mañana nos embadurna con una loción desodorante que nos hace sentir realmente libres. Después, nos acomoda en unos zapatos suaves y mulliditos a los que antes de llegar nosotros ha rociado con un spray de lavanda que perfuma el recinto. Su andar es pausado y mimoso lo que facilita mucho nuestra existencia. Por la noche, nos agasaja con un tibio y tonificante baño de extracto de algas y sales minerales. Fascinante. Utiliza unas esponjosas toallas para quitarnos la humedad y, con un suave e interminable masaje, nos disfraza de una crema hidratante y reparadora, envolviéndonos con infinita ternura en unos suaves calcetines de lino con quienes pasamos toda la noche...Una verdadera delicia.
-¡Que suerte la vuestra! Así, cualquiera...
-En fin, a ver si la próxima vez que coincidimos nos dais mejores noticias. Cuidaros mucho. Y andad con cuidado. A estas horas, el metro va hasta los topes...
Maat
Más historias de pies en:
http://callejamoran.blogspot.com/
21 comentarios:
Me lo temía, Maat del alma, hasta en el mundo podólogo existen injustas diferencias. !Huelga de pies quietos y parados! a ver si se entera esa malvada.
A los otros, pues decir: mi mama me mima mucho !demasiado!
Un paseo por la cruda realidad divertidísimo. Saluda a tus pies, trátalos bien, un besito.
Muy bueno,Maat.
Los pies nos hablan tantas veces y no los escuchamos...hasta que dolidos terminan imponiéndose y entonces hemos de sufrir larga penitencia por los daños causados.
Mi felicitación y mi abrazo por esos dos constrastes,que suelen darse.
Mi abrazo siempre.
M.Jesús
El subterráneo, testigo de dichas y desdichas de pies paseantes.
Unos sufren, otros disfrutan.
Ni más ni menos como el resto de las partes humanas, pero los pies tienen mas cartel.
Besos
Esos pobres suelen ser los que padecen con más crueldad nuestros excesos!jejeje.
yo los tengo bastante descuidados! :(
un abrazo.
Muy bien Lupe Enriquez, tu relato veo que tiene pies y cabeza (la tuya) muy bien puesta, con nombre y apellido, con alma hasta en las extremidades...
Me e n c a n t ó!!!!
Te mando un fuerte y apabullante abrazo, como siempre!!!
Siempre los hay con suerte,unos sufriendo,, padeciendo y otros con unos mimos y cuidados!! jajaja.
Yo después de esto voy a cuidarlos mejor mucho mejor !pobrecitos!
Un Beso.
Ay, ay, ay las clases sociales tambien van por los suelos. Habrá que parase mas a escuchar Dialogos de pies, esos incomprendidos.
Un beso
Vaya, hay clases y castas hasta en los pobres pies jajajajajaja.
reivindiquemos la igualdad ante los cuidados y el calzado !!!!!!
Un beso
Muy buena Maat esta conversación entre pies. Me has inspirado: ahora mismo voy a cuidarme los míos.
Un besito.
Hija es que en todo hay clases!
Si los pobres míos hablaran, alguien les daría limosna. Con sus juanetes dan penita.
Un abrazo.
Pobres si mis pies pudieran hablar con otros seguro que desearian ser adoptados por otros que los cuidaran mucho mas, porque ahiss con la vida que llego poco tiempo tengo para levantarlos y decirles que bonitos sois...ja ja ja
Suerte, sí, por esa vida que algunos pies se pegan.
Bellos, holgazanes, sanos reflexivos.
Además, algunos pies son de paso firme.
Abordan los escenarios en nuestras vidas y expresan casi siempre certidumbres.
Su ritmo es contagioso.
Otros, por el contrario sufren. Se trata de esos pies titubeantes que tropiezan dolorosamente. despistan.
Los hay que saltan sobre los listones y se ponen por encima incluco de la cabeza. Practican el deporte. Hacen gala de su agilidad.
Los que hay que levitaron, abandonaron el contacto con el suelo.
Son neotíficos, exultantes de luz, semitransparentes.
Los que huyen.
loa del niño, que con ellos ríe.
Hay pies, sin embargo fríos. Hay obsseion en torno a ellos porque su calor no se vaya del todo, defenitivamente.
Maat, muy bonita entrada.
Tésalo
Yo estaría sin lugar a dudas en el primer grupo, es decir en el de aquellos que poco o nada cuidan sus pies. Les exijo, los fustigo, los maltrato, me son tremendamente útiles, y sin embargo no les presto atención alguna. Tendré que hacerlo, pues cualquier día coinciden cerca de unos colegas supercuidados y se me vuelven subversivos.
Un abrazo.
Así debiéramos cuidar nuestros pies; pero pocas veces lo hacemos, no nos damos cuenta de lo importante que son, así que esas cremas y aceites son lo mejor.
Un abrazo
Ingenioso relato con diálogo de piés. Los míos podrían decir que al menos se les concede libertad, no los mimo, pero uno de mis placeres es descalzarme y percibir sensaciones por los piés.
Besos, amiga.
Bueno los pobres pies no tienen la posibilidad de elegir con quien andan.He aqui como sus dueños hacen y deshacen,ellos impavidos asumen su destino.
cariñitos
mimuy querida, maat:
por la presente,puedo decirte que me ando mirando los pies ,eso, al andar.a lo que parece andan de queja. ello no me extraña, pues con la manía que tengo de ponerme botas de esas especiales para un laburo como el mío, como que cada vez que los miro recibo una queja directa a mis ojitos delicados. y en el día de hoy, ante tanta queja, decidí dejarlos libres, no d emí, claro está, pues formamos un matrimonio inseparabla, si no de las botas. cuando los he mirado nada más quitarme las botas...uy, uy y uy...¡qué radiantes estaban de alegría! ha sido entonces cuando les he suplicado que se dispusieran a andar por la obra...y hete aquí que al segundo paso...ay ay y ay...un clavo me ha agujereado de tal forma que las estrellas han sido vistas por mí, para a continuación esos mariconazos de mis pies suplicarme que aunque anden mal, que no se me vuelva a ocurrir quitarmelas...son pies de obrero, son pies de los de no ser tratados muy bien..¡qué le vamos a hacer! pero ha aprendido a no quejarse más...ahh, esto va para esos pies que se quejan..
medio beso, maat.
Hola Maat, he pasado alguna vez por acá y se podría decir que "te conozco" de las fotos que han circulado después de los encuentros blogueros.
Que los pies dialoguen con otros pies no sería raro. Los míos se quejarían mucho, pertenezco a la primera categoría del texto, no los cuido, los dejo descalzos en verano ... en fin. Creo que no están muy conformes con la dueña que les ha tocado en suerte.
Un abrazo
Que injustos somos con nuestros pies, lo reconozco Maat!
Yo abuso de su resistencia y su siempre buena disposición, casi nunca se quejan los pobres. Habrá que mimarlos más, aunque no tanto como la segunda dueña de tu relato.
Muy bueno este dialogo de pies, en clave casual
Un gran beso
Hola! Qué alegría verte por mi casa! Pies para que os quiero... las ganas que tengo de orientarles hacia los orientes... sin novedades en el frente todavía, amiga!
Besito.
Pobrecitos los mios, los amo porque tienen que conducirme día a día.
Cariños
Publicar un comentario