7 de julio de 2009

De visita...

Hace unos días aprovechando que estaba cerca de la Basílica de la Virgen los Desamparados, entré a "saludarla". Era a primera hora de la tarde y la Imagen de la Virgen estaba vuelta hacia su Camarín. Y hasta allí dirigí mis pasos. Tan sólo cinco personas se encontraban en el lugar. Un sacerdote, que dirigía el rezo del rosario y cuatro jóvenes que no sobrepasarían la treintena. Me apeteció unirme a ellos. Intenté recordar la última vez que había rezado un rosario y no conseguí hacerlo. Reconozco que soy una creyente un tanto peculiar. No suelo rezar. Pero sí que en algunas ocasiones me gusta hablar con "mi" Dios. Con la Virgen también charlo de vez en cuando, sobre todo, cuando necesito agradecer algo bueno que me haya ocurrido. Pero no me gusta "pedir". Demasiado trabajo tienen ya...

Y me uní a los rezos. Observando a los jóvenes que me rodeaban, no pude evitar el tratar de adivinar qué motivo les habría llevado hasta allí. ¿Estarían pidiendo un trabajo? ¿Rezarían por algún familiar enfermo? Quizá simplemente habían acudido como yo, para realizar "una visita".
Terminado el rezo del rosario, el sacerdote abandonó el lugar. Al poco tiempo, lo hicieron también las demás personas. Yo me encontraba muy a gusto allí. Se respiraba una tranquilidad especial. Me quedé unos minutos a solas con la imagen de "La Cheperudeta". No pude evitarlo. Comencé a hablarle de mi esposo. Como lo hubiese hecho con una íntima amiga. Laboralmente, las cosas se le han puesto cuesta arriba. Cómo a miles de autónomos de este país. Duerme poco. No consigue descansar. Sufre observando el goteo de empresarios que bajan la persiana agotados. Para siempre. Teme al futuro, cosa que nunca le había ocurrido en los 23 años que lleva trabajando en su empresa. Y me preocupa su salud. Con esa incertidumbre no se puede vivir. El túnel es demasiado largo y la luz del final no se sabe cuando se va a ver. Poco a poco, fui dando rienda suelta a mi alma...

La charla tocaba a su fin. Las luces del Camarín fueron apagándose. El encargado de darle la vuelta a la Imagen estaba cumpliendo con su misión. Al otro lado, varias decenas de fieles esperaban atentos contemplar de nuevo el precioso rostro de la Virgen de los Desamparados. Ya estaba con ellos. Abandoné el lugar emocionada. Con los mismos problemas que cuando llegué. Pero la carga me parecía un poco más ligera.

Iba camino de la parada del autobús cuando, en la Plaza de San Lorenzo, comencé a cruzarme con varios hombres de edad mediana, perfectamente uniformados que, "hacían guardia" en las inmediaciones del Palacio de Benicarló, sede de Las Cortes Valencianas. -Sus señorías están trabajando, pensé. Al final de la calle había más señores uniformados. Vigilaban una hilera de coches de lujo, ¿tantos como señorías en el hemiciclo?. Por un momento, mi oficio de contable afloró y comencé a calcular en pesetas (para grandes cantidades aún recurro a ellas) lo que todo aquello suponía. El vértigo que acompañó a los números que iban resultándome me hizo desistir en el empeño. No valía la pena.
Era un molino de viento contra el que no podía luchar. Pero si pensar. Y vaya que pensé...

El pasado domingo, leyendo a Pérez Reverte en el dominical, recordé todo este episodio. Quiero que tengáis una sonrisa en los labios cuando terminéis de leer mi entrada. Nada mejor que leyendo el artículo que os dejo. No tiene desperdicio. Así sentimos muchos.



Maat

9 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Sí, entiendo perfectamente esa sensación y también leí el artículo, en el que el autor aclara bien que no escribe desde la razón, sino desde le emoción. Muy emotiva tu entrada...para reflexionar.

un abrazo!

MAJECARMU dijo...

Maat,gracias por tu comentario..

Veo que eres una persona profunda y madura,de ahí tu cambio de post por este..El encuentro con tu Dios hablándole de tu esposo en el templo..Y en la calle el contraste irónico,injusto e hipócrita de una clase social,que nos comenta de forma admirable Pérez Reverte.

Personas honestas en paro-individuos ruines e inmaduros derrochando..Esa es la realidad social que vivimos,un contrasentido ilógico y antinatural,ciertamente surrealista del que queremos huir y no podemos..!!

Maat,mi enhorabuena de nuevo por tu sinceridad,tu temple y tu buen hacer. Ahí tienes de nuevo un certamen que te plantea la vida..y no me cabe duda..de que esta vez saldrás vencedora,ante ti misma que es lo más importante..porque ya estás siguiendo las bases al pie de la letra..
Tu esposo no está solo,tiene a su lado una mujer que es..todo un mundo..!!

Un abrazo,amiga.
M.Jesús

Anónimo dijo...

Muy reconfortante la lectura, ciertamente.
Un fuerte abrazo para ti.

MARU dijo...

Maat, conozco perfectamente esa necesidad de recogimiento, y hablarle a mi Dios particular de mis cosas.
Tambien lo molesto poco, porque soy afortunada y no debo distraerle de cosas importantes.
Pero hay veces que tienes que detenerte y poner en orden tus pensamientos, tus cosas. Y dejas allí mucho lastre... y sales más liviana, para reemprender el camino otra vez.

Había leído el artículo de Pérez Reverte. Lo hago todas las semanas.
Yo creo que "sus" señorias, olvidan que están alli, porque nosotros asi lo hemos decidido, unas veces con acierto (es un decir)y otras, sin saber ni siquiera quienes son (votamos al partido, gran equivocación!!!!)
Y que los sueldos que tienen, los pagamos nosotros, con nuestros impuestos.

En EEUU, donde sabes que vive mi hijo mayor, (que no digo que sea el paraíso...) dicen siempre "oiga, que yo soy un ciudadano que pago mis impuestos..."

Pero yo pago para que trabajen y bien. Y a tiempo completo.
Y PARA QUE SEAN UNO MÁs, CON UN TRABAJO MÁS.
O es que eso les dá patente de Corso, como diría P. Reverte?
Seguramente.....

Trini Reina dijo...

Antes solía ir a la iglesia. Me sentaba allí y hablaba con Dios o conmigo misma. Me encontraba serena y agusto allí. Luego dejé de hacerlo, cuando comencé a sentirme mal allí. Ahora voy raramente, pero siempre me santiguo cuando paso por la puerta y muchas veces rezo, a la virgén, por mi hijo.

En cuánto a la clase politica, qué decir, No creo en ellos. Me parecen todos iguales, sean de la ideologia que sean. Me quitan las ganas de votar y confieso que muchas veces no lo hago de asqueada que quedo en las precampañas.

Abrazos

Manolo Jiménez dijo...

Maat, salir de hablar con el corazón y encontrarte con la realidad que tan bien retrata Reverte debe ser casi para acabar en comisaría o en el Hospital.

Te entiendo, entiendo bien esas preocupaciones pero es lo que nos toca vivir. Así que con dos narices.

Abrazos.

Sundance dijo...

Hola Maat,
aparte de que Reverte es un maestro con las teclas, es que refleja perfectamente lo que sentimos muchos valencianos (supongo que al igual que muchos españoles de otros lugares, que en todas partes cuecen habas), y que se traduce en dos palabras:
"vergüenza ajena" de lo que hacen con el dinero público.
Me gusta mucho cómo has encadenado los dos temas, el de tu visita a la cheperudeta y el de la denuncia social.
Gracias por sacar el tema, si lo que tendríamos que hacer es quejarnos más porque como diría Reverte "a veces sólo le queda a uno el derecho al pataleo"

MARU dijo...

Maat, reinamora, en mi blog tienes tres premios por tu arte y tronio.
Un besito carinyet

Ardilla Roja dijo...

Hola Maat:

Interesante post, aderezado por el artículo de Pérez-Reverte. Es un crack este hombre.

Tengo un amigo que las está pasando muy negras. Es empresario y tiene la concesión de una marca de automóviles, imagina el panorama. Tuvo un colapso hace cosa de seis meses porque no podía más con la presión y ahora consigue ir a trabajar gracias al Porzac.

Yo, que no soy nada racional, a veces le comento cómo puede comerse eso de estar pasando una crisis económica y financiera tan gorda,y al mismo tiempo ver estas cosas y ¿sabes qué me contesta? Que son gastos que están en un presupuesto y que si no se emplea ese dinero, al año siguiente el abanico es menor. Con dos 00

Animo, Maat. Hay que confiar en que todo irá bien. Y respecto a tu marido, mi consejo es que lo comente con el médico. Seguro que le da algo que le ayude a remontar la cuesta.

Un abrazo fuerte