Después de 45 minutos de "cola", conseguí llegar delante del Belén que este año los "Amigos del Belén de Valencia" han instalado en la Catedral de mi ciudad. Y valió la pena esperar. Se trata de un belén de 13 metros de largo por 6 metros de profundo, que da una perspectiva real del ambiente que vivía el pueblo de Belén en las fechas en que María y José llegaron hasta allí para empadronarse, y donde nacería Jesús poco después.
La tradición de hacer belenes tiene su origen en las representaciones litúrgicas de la noche de Navidad. Fue San Francisco de Asís quien hizo posible la primera de ellas, en Greccio el año 1223. Progresivamente, sale de las iglesias y se llega a hacer muy popular a finales del siglo XVI, hasta abrirse a todo el mundo.
En la Catedral de Valencia, se dejó de realizar el belén "viviente", hace ahora cuatro siglos, para centrar más la liturgia sacramental. Hasta entonces, cada año, junto al púlpito se montaba toda una escenografía en la que aparecían personajes del Antiguo y Nuevo Testamento.
El belenismo ocupa un espacio propio dentro de la cultura valenciana. Es la expresión de un arte, de unos sentimientos y de unas convicciones, fuertemente enraizadas que continúan vivas en pleno siglo XXI.
El belenismo ocupa un espacio propio dentro de la cultura valenciana. Es la expresión de un arte, de unos sentimientos y de unas convicciones, fuertemente enraizadas que continúan vivas en pleno siglo XXI.
El Belén que podemos contemplar en la Catedral es el resultado del trabajo de tres meses en la realización del boceto sobre ideas del belenista José Luis Catalá Paredes y ocho meses de tarea en la construcción del mismo. Está realizado con corcho blanco, escayola, pinturas plásticas y elementos naturales.
Lo componen 400 figuras humanas, hechas con barro cocido, por el jerezano José Joaquín Pérez, de 27 años, licenciado en Bellas Artes, que es considerado uno de los más importantes escultores de belenes del mundo.
Según palabras de Catalá, el belén, de estilo clásico, es: Histórico, Bíblico y Arqueológico.
Histórico, porque narra fielmente en su representación, detalles de la vida de Jesús, por ejemplo, como era realmente el pesebre donde nace, lugar que se escogió por la tranquilidad que había en el mismo para una mujer que iba a dar a luz, porque habían ovejas, vacas y bueyes para proporcionarle calor al recién nacido, y porque había heno para prepararle la cuna...
Me llamó especialmente la atención, contemplar a un José, que en el momento de la adoración de los Reyes, se encuentra partiendo leña, y a María, con el niño en brazos, y no en la cuna como estamos acostumbrados a verlo en los belenes.
Bíblico, porque a través de sus figuras e imágenes representadas, podemos observar el estudio que se ha hecho sobre las costumbres, oficios y forma de vida de los habitantes del pueblo, quienes por las condiciones tan mermadas de sus casas, hacían la vida en la calle.
En esta imagen podemos ver también a un miembro de la guardia romana, encargado de cobrar el impuesto del fielato y de controlar que las mercancías que entraban en la ciudad para su venta, estaban en perfectas condiciones para su consumo.
Arqueológico, porque muchos datos sobre las casas y calles de Belén, se han tomado de libros escritos por tres de los grandes arqueólogos con que ha contado y cuenta la Iglesia Católica sobre conocimiento de Tierra Santa y son: Bagatti, Picherillo -ya fallecidos- y Florentino Diez, agustino.
En esta imagen podemos ver una reproducción del puente romano de Alcántara, construido en el siglo I bajo el imperio de Trajano, y la caravana de los Reyes camino de Belén.
Al fondo de la imagen, en lo alto, se encuentra el templo de Herodes y detrás la torre antonia, ciudadela de la ciudad.
Belén, en tiempos de Jesús, era una ciudad muy visitada, ya que distaba solamente 7 kilómetros de Jerusalén, y eran importantes las caravanas de mercaderes que acudían hasta ella con sus géneros en venta. Tenía unos 300 habitantes, y era famosa porque en ella había nacido el Rey David.
Todo el conjunto del belén es para admirarlo despacio. Una de las cosas que más me ha gustado y que tiene un valor incalculable en tiempo, es todos los objetos que llevan los Reyes a lomos de sus camellos. Destaco hasta una pequeña muñeca metida en su caja.
Al terminar mi visita al belén, me percaté de que estaba allí su director, el Sr. Catalá atendiendo a un periodista. Esperé un rato y cuando terminaron, me acerqué hasta él para pedirle alguna información del nacimiento. Después de explicarle que había tomado fotos y que iba a publicarlo en un blog personal, me atendió con toda amabilidad. No sólo contestó a mis preguntas, si no que me adelantó alguna de las ideas que ya tiene concebidas para el belén del año próximo.
Con esas respuestas y con información que ha facilitado "Amigos del belén de Valencia", es con lo que he confeccionado el texto que acabáis de leer. Agradezco sinceramente la colaboración que me prestó el director del belén, deseándole para el año próximo el mismo éxito que ha tenido estos días, ya que la afluencia de público ha sido tan numerosa, que en ocasiones, el tiempo de espera en la "cola" ha superado la hora.
¡Hasta el próximo año!
Maat
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