28 de septiembre de 2007

A una lágrima

Gota del mar donde en naufragio lento
se hunde el navío negro de una pena;
gota que, rebosando, nubla y llena

los ojos olvidados del contento.

Grito hecho perla por el desaliento
de saber que si llega a un alma ajena,

ésta, sin escucharlo, le condena
por vergonzoso heraldo del tormento.

Piedad para esa gota, que es cual llama
de la que el corazón se desahoga
cual desahoga espinas una rama.

Piedad para la lágrima que azoga
el dolor, pues si así no se derrama,
el alma, es esa lágrima se ahoga!...

JOSÉ ANGEL BUESA


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