26 de septiembre de 2007

Un amanecer...distinto

El pasado Agosto, (que lejos queda ya), pasé mis días de vacaciones en un lugar privilegiado por su belleza, ubicación, tranquilidad...Cullera. Concretamente en la playa del Racó. En días futuros, os contaré más cosas de esta población. Hoy, sólo quiero relataros "mi experiencia" como fotógrafa aficionada ...y ¿por qué no reconocerlo? inexperta. El edificio donde me encontraba, de 23 pisos, está situado en una bahía francamente preciosa. Mi ilusión, desde el mismo día que llegué era "captar" con mi nueva cámara digital la salida del sol, y cuando a mi se me mete alguna idea en la cabeza...soy peligrosa.

Así que una mañana, cuando las primeras luces del día competían con las últimas sombras de la noche, me bajé a la playa. Tenía que "pasear" durante unos quince minutos, para llegar al malecón, desde dónde yo pensé que podría obtener mi soñada fotografía. Nada más pisar la arena, comencé a sentir esas sensaciones que te proporcionan las cosas sencillas y que tan pocas veces valoramos, lo primero, la esponjosidad y frescura de la arena, la intimidad de la luz, el contemplar el mar, una agradable brisa, el suave rumor de las olas, un "estar en otro mundo" donde apetece quedarse para siempre...


Llegué al malecón, cuando el cielo estaba preñado de ese color rosado violeta, que anuncia que el sol está empezando a asomarse al nuevo día. Me fui al final del dique, lo más cerca posible del mar. Un grupo de pescadores disponían sus aparejos meticulosamente, dispuestos a emular en capturas a las gaviotas que revoloteaban cerca y que con sus graznidos, parecían decirles: "esto es nuestro".

Y comenzó a salir el sol...pero !que casualidad! lo hacia justo por detrás de una torre de apartamentos que emerge desafiante de entre las rocas y el mar que la rodean.
¿Jugaba el sol conmigo? En 15 kilómetros de costa que tiene Cullera, no me negareis que no fue casualidad que desde el sitio que yo elegí para "captar"una salida de sol, me encontrara, en realidad, con un "eclipse" de sol.

Mi decepción fue mayúscula. No obstante, comencé a "captar imágenes". Reaccioné rápido, intentando buscar el lado positivo de la situación. Luego, mirando bien las fotos, vi que tenían su punto de originalidad. ¿A que si? Había captado un "amanecer distinto"














Lentamente me dispuse a volver al apartamento. Me paré varias veces a contemplar como el sol "recién nacido" iba tomando altura. Sus reflejos en el mar eran muy bellos y los colores del cielo que habían anunciado su llegada , fueron tornándose en un naranja chillón que resaltaba la grandeza del astro rey. En esos momentos es imposible no aceptar que hay un Dios organizando todo eso. Me sentí agradecida...

La playa todavía permanecía casi desierta. Sólo unas cuantas personas circulaban por la orilla del mar a paso ligero. Estaban librando particulares batallas contra el colesterol, michelines, azúcar, o eran simplemente amantes del ejercicio físico.

Todavía me faltaba otra sorpresa al llegar a casa. Los míos, ya estaban levantados, preocupados y cabreados. Nada más abrir la puerta me dispararon una ráfaga de preguntas: ¿de dónde vienes a estas horas? ¿no has podido dejar una nota? ¿para qué quieres el móvil?....

-de conseguir la foto Pulitzer del 2007- contesté con chulería, (encima)

luego les relaté mi odisea, a la vez que les mostraba las fotos de mi cámara. Se sucedieron las carcajadas y unos comentarios que obvio recordar.

Nos dispusimos a desayunar. A pesar del "mosqueo" me habían preparado el desayuno...

MAAT




















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