30 de junio de 2009

Victoriano Crémer

Cuando el pasado día 22, Victoriano Crémer- 102 años de edad- escuchó de boca de los médicos que le atendían en el hospital la necesidad de ingresar en el mismo, no dudó en presentar sus protestas: ¿Cómo que tengo que quedarme ingresado? Oiga, yo tengo mucho trabajo."

Muere el poeta Victoriano Crémer ( Diario de León - 27/06/2009 )


En su recuerdo, uno de sus poemas...

CANSANCIO
A tu embate me rindo. Ya no lucho
por conseguir tu beso. Estoy cansado,
y a través de la carne luminosa
he consguido ver. Saber de ti.

Tú, tan remota, tan alejada siempre
del caudal de esta sangre, te has entrado
como un viento en las venas y tu furia
desordenó la gracia de mis trigos.

Me llegan las palabras, de ti misma,
y en ti, cuajada, queda la mirada.
Soy un ajeno mármol que rechaza
tus calientes caricias de pantera.

Perseguías girar en mis hogueras,
azotarte en mis llamas, reclinarte
sumisa entre mis cardos violentos,
mientras la sangre choca y se desvela.

Pero ya no es posible. Estoy cansado;
seco como una estrella. Ya no lucho.
Sonrío, contemplando hombres de sueño,
buscándote en callejas temerarias.


VICTORIANO CRÉMER

29 de junio de 2009

Tan convencido estoy


Tan convencido estoy
de tu gran traspresencia en lo que vivo,
de que la luz, la lluvia, el cielo son
formas en que te esquivas,
vaga interposición entre tú y tú,
que no estoy nunca solo
mientras la luz del día me parece tu alma,
o cuando al encenderse las estrellas
me van diciendo cosas que tú piensas.
Esa gota de lluvia
que cae sobre el papel
es, no mancha morada, florida del azar,
sino vaga y difusa violeta
que tú me envías del abril que vives.

Y cuando los contactos de la noche,
masa de oscuridad sólida masa,
viento, rumores, llegan y me tocan
me quedo inmensamente
asombrado de ver
que el brazo que te tiendo no te estrecha,
de que aún te obstines
en no mostrarte entera
tan cerca como estás, detrás de todo.
Y tengo que creer,
aunque palpitas en lo más cercano
-sólo porque tu cuerpo no se ve-
en la vaga ficción de estar o solo.


PEDRO SALINAS

27 de junio de 2009

Sábados Literarios de Mercedes

Esta semana la propuesta llega desde el blog de Dorotea: http://doroteafuldebenke.blogspot.com/2009/06/sabados-literarios-de-mercedes-diario_705.html

El tema es: "Diario íntimo de una nevera".

No dejéis de pasar por dicho Blog. Os esperan muchas neveras...



Cada día me encuentro más sola. Hay noches que, hasta mi propio frío me molesta; circula sin rumbo firme y va fijándose en mis paredes a modo de gélidas gotas llorando ausencias. No tiene los suficientes alimentos que cuidar y acariciar. Mis estantes se desperezan aburridos y miran envidiosos al cajón de la fruta que, de momento, es el que más visitas recibe. Tersas ciruelas rojas compiten con la triste sandía a la que han conseguido quitar sus pepitas. El melón, desnudo y troceado, quisiera estar entre ellas, pero su intenso aroma lo tiene relegado a un recipiente de plástico del que va siendo rescatado con punzantes palillos blancos.

Echo de menos a las dóciles chuletas-casi en los huesos-esperando en perfecta formación desde sus inmaculadas bandejas blancas, el cariño abrasador del fuego que las haga doradamente apetecibles. No sé cuándo volveré a verlas.

En el congelador tengo una pétrea barra de pan para imprevistos. Sólo alegra un poco la estancia el colorido de las bandejas de cubitos que únicamente se usan para algún coscorrón de los niños de la casa. Ya no hay un buen whisky donde zambullirse y darse un apetecible baño.

En la zona del pescado hace tiempo que no asoman los langostinos, ni las merluzas y, del mero, casi tengo olvidado su color. En cambio, unas malolientes escamosas sardinas llegan de vez en cuando. Parece que ahora son famosas y que benefician a la salud de los humanos. Pescado azul, las llaman. Lo que realmente benefician es su bolsillo. Están baratas.

Unos irrespetuosos yogures de marca desconocida abundan en la zona de los lácteos. Se han adueñado del terreno y no se relacionan con nadie. Como su apellido no es ilustre son más asequibles, hecho que se les ha subido a la tapa y han marcado distancias.

Los envases de las botellas ya no conservan sus bonitas etiquetas de colores que rezan orígenes y propiedades. A fuerza de rellenarse con el agua clorada del grifo, las han perdido. Ningún frasco más las acompaña. Únicamente el día 10 de cada mes, un par de elegantes botes de cerveza de nombre alemán escrito en bonitas letras doradas, aparecen por mi puerta. El tercer estante es para ellos. Su llegada anuncia que al dueño de la casa le han hecho la transferencia desde el INEM. Y sólo ese día se permite el lujo de tomar una rubia muy fresquita con su compañera de fatigas y penurias. Se lo merecen.

Y yo, cada día soporto menos a mi bombilla, ya que se pasa la mayor parte del tiempo ociosa, dormitando y sin hacer apenas gasto. Afortunadamente me queda mi motor; es el único que realmente se ocupa de mí, el que de vez en cuando me pone en marcha y... me hace temblar.

Maat


25 de junio de 2009

El mundo


Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso- reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear y, quien se acerca se enciende.
Fragmento de "El libro de los abrazos", de Eduardo Galeano)

24 de junio de 2009

Pido silencio


Ahora me dejen tranquilo.
Ahora se acostumbran sin mí.

Yo voy a cerrar los ojos.

Y sólo quiero cinco cosas,
cinco raíces preferidas.

Una es el amor sin fin.

Lo segundo es ver el otoño.
No puedo ser sin que las hojas
vuelen y vuelvan a la tierra.

Lo tercero es el grave invierno,
la lluvia que amé, la caricia
del fuego en el frío silvestre.

En cuarto lugar el verano
redondo como una sandia.

La quinta cosa son tus ojos,
Matilde mía, bienamada,
no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando.

Amigos, eso es cuanto quiero.
Es casi nada y casi todo.

Ahora si quieren se vayan.

He vivido tanto que un día
tendrán que olvidarme por fuerza,
borrándome de la pizarra:
mi corazón fue interminable.

Pero porque pido silencio
no crean que voy a morirme:
me pasa todo lo contratio,
sucede que voy a vivirme.

Sucede que soy y sigo.

No será, pues, sino que adentro
de mí crecerán cereales,
primero los granos que rompen
la tierra para ver la luz,
pero la madre tierra es oscura:
y por dentro de mí soy oscuro:
soy como un pozo en cuyas aguas
la noche deja sus estrellas
y sigue sola por el campo.

Se trata de que tanto he vivido
que quiero vivir otro tanto.

Nunca me sentí más sonoro,
nunca he tenido tantos besos.

Ahora, como siempre, es temprano.
Vuela la luz con sus abejas.

Dejénme solo con el día.
Pido permiso para nacer.

PABLO NERUDA

23 de junio de 2009

Pocas cosas


Pocas cosas más claras me ha ofrecido la vida
que esta maravillosa libertad de quererte.
Ser libre en este amor más allá de la herida
que la aurora me abrió, que no cierra la muerte.

Porque mi amor no tiene horas ni medida,
sino una larga espera para reconocerte,
sino una larga noche para volver a verte,
sino un dulce cansancio por la senda escondida.

No tengo sino labios para decir tu nombre;
no tengo sino venas para que tu latido
pueda medir mi tiempo sin soledad un día.

Y así voy aceptando mi destino, el de un hombre
que sabe sonreírle al rayo que lo ha herido
y que en la tierra espera que vuelva su alegría.

ANTONIO CARVAJAL

21 de junio de 2009

¡Qué sola estabas por dentro!


¡Qué sola estabas por dentro!
Cuando me asomé a tus labios
un rojo tunel de sangre
oscuro y triste se hundía
hasta el final de tu alma.
Cuando penetró mi beso
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.
Desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.
¡Cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!


MANUEL ALTOLAGUIRRE








19 de junio de 2009

El abuelo

Son las dos de la madrugada. He pasado un rato en mi balcón. La noche es calurosa y se agradece la ligera brisa que circula por ahí fuera. Todo está en calma. La única vida que he apreciado han sido un grupo de palomillas grisáceas que danzan atrapadas en la luz de las farolas. Sólo se escucha el silencio. Y estoy feliz. Antes de contaros el porqué, he querido cerciorarme de que no es un sueño. De que es cierto lo que estoy viviendo. Y lo es. Os he preparado esta imagen que es la causante de mi alegría. Se trata de los diez finalistas del VI Certamen de Narrativa Breve de Canal Literatura. Y estoy entre ellos. Mi relato "El abuelo", ha sido uno de los seleccionados. Para mí, ha supuesto un premio extraordinario y un gran estímulo. Aún siento cierto vértigo cuando me veo entre Adolfo, Jesús, Pablo, Lola, José Manuel, Josep, María José, Carlos y José Luis . Es una emoción indescriptible.



Os dejo el enlace para que, si os apetece, leáis la totalidad de los relatos finalistas. Espero que los disfrutéis.

http://www.canal-literatura.com/6certamen/



Este es el mío...



El abuelo

Desde el balcón, Carlos veía alejarse la ambulancia que llevaba a su abuelo. Se desvaneció mientras lo afeitaban y el médico de urgencia aconsejó trasladarlo al hospital para hacerle algunas pruebas. Carlos nunca había vivido un hecho similar y se quedó impresionado. Sobre todo, el ver al abuelo inconsciente y a merced de otras personas. Su hermano Javier intentó consolarle:

-Ya verás como no es nada de importancia. En unas horas volverá a casa como nuevo.

Él no estaba muy seguro de eso y se quedó sentado a los pies de la cama recorriendo con la mirada cada rincón de la habitación. Por debajo de la almohada asomaba el transistor que cada noche colocaba allí el anciano para escucharlo sin molestar a los demás. Carlos comprobó que aún funcionaba. Lo apagó y fue a dejarlo en el escritorio. Allí vio unos folios escritos, con la letra inconfundible de su abuelo, de trazos grandes; y como si alguien, una vez escritas las palabras, hubiese movido el papel dejando el texto tembloroso.

Sintió curiosidad, tomó los folios y comenzó a leer...

Mi querida esposa: ¿Sabes? Ya no vivo en nuestra casa. Dicen que no puedo vivir solo, que se me olvidan las cosas, que soy un peligro para mí y para los vecinos. Parece ser que, en un par de ocasiones, se me olvidó apagar el gas; salió humo de la cocina y llamaron a nuestro hijo...Me contaron que algo hice con los grifos y con el vecino de abajo. Seguro que exageran para salirse con la suya. Quieren tenerme vigilado.

Pero lo peor fue mi caída. No sé que me ocurrió. Acababa de cenar e iba a ver un partido en la televisión. Medí mal la distancia al sillón y caí al suelo. Se me abrió una brecha en la cabeza y salí a la escalera a pedir ayuda. Me encontró Encarna, nuestra vecina, ¿Recuerdas lo que te quería? ¿LO que se preocupaba por nosotros? Ella avisó a nuestro hijo, me curó y esa noche ya no dormí en nuestra cama. No me preguntaron ni si quería irme. Ahora no decido nada, lo disponen todo por mí. De momento estoy en la habitación de Javier, nuestro nieto mayor. Él está poco por casa. ¿Te acuerdas de los muebles que le regalamos cuando hizo su primera Comunión? Pues en esa cama estoy durmiendo yo ahora. Él lo hace en el cuarto que su madre usa para planchar.

Paco, nuestro hijo, nos ha dicho que con paciencia nos instalaremos mejor, que todos tenemos que poner un poco de nuestra parte. Pero yo quiero volver a nuestra casa. Allí me haces compañía. Ellos no lo entienden. Les he dicho que pondré más cuidado en las cosas...; no me creen. "No nos compliques más la vida papá -dicen-, ya está todo bastante enmarañado. Colabora, ¡haz el favor!.

A partir de ahí, ya me tengo que callar. ¿Tú crees que tienen razón? Los días que disponen de tiempo (son pocos) damos una vuelta por nuestra casa. Está todo como tú lo dejaste. Bueno, te he dicho una mentirijilla; las plantas no están como tú las dejaste. También te echan de menos y están tristes. ¿Te acuerdas cuando por la mañana las regabas y les decías cosas? Yo te miraba y sonreía. Lo habías visto en un programa de la televisión. "Hay que hablarles-me decías-son seres vivos...y me entienden". Te aseguro que tenías razón. Yo les doy agua, pero no les hablo. Y se les nota. Cada día más...

Poco a poco nos hemos ido llevando mi ropa, sólo la que tengo en uso. Lucía, nuestra nuera, me ha renovado algunas cosas. "Esto ya no está decente, abuelo". Ella dispone lo que está apropiado para que yo me vista...En la habitación de Javier, donde duermo, se amontonan los libros, trofeos de sus campeonatos de fútbol, raquetas, discos y yo qué sé más. Ah sí, peluches. Muchos peluches. A veces me hace el efecto que desde su estantería me miran y se dicen unos a otros: "Y este tío, ¿de dónde ha salido?.

¡Con lo grande que es ya nuestro nieto y el amor que le tiene a sus peluches! Es muy bueno, ahora está trabajando y preparando oposiciones. Por las noches se queda hasta muy tarde estudiando en el despacho de nuestro hijo. Y, antes de acostarse, entra en su habitación para remeterme la ropa de la cama; despacio, para no despertarme. Y me da un beso. Él no sabe que lo estoy esperando despierto, aunque me hago el dormido. Durante esos ratos, pienso en lo que he jugado con él cuando era pequeño, sobre todo al fútbol, y cuando me decía: "Abuelo, enséñame a chutar fuerte, como lo haces tu". Y se enfadaba, porque el balón no llegaba todo lo lejos que él quería. Es al que menos veo de todos ahora, porque está muy ocupado. Por eso lo espero cada noche. Ese beso me sabe a gloria bendita.

Algunas mañanas me levanto cuando todos están aún durmiendo. Con poco que duerma tengo bastante. Ellos tampoco lo entienden. ¿Sabes a qué me levanto? Para ver a los pájaros, pasan bandadas de estorninos hacia los campos en busca de comida. Con las primeras luces del sol emprenden el camino. Me gusta observar su vuelo. Si entra Paco a la habitación y me ve detrás de los cristales del balcón contemplando ese espectáculo, se enfada conmigo.

-Papá, ¿tú no ves que si te enfrías va a ser peor?

Y tengo que darle la razón. Yo me vestiría, pero tampoco me dejan. Dicen que a veces lo hago mal, que me pongo las prendas al revés. Si sabré yo vestirme...

Todos los días me tengo que cambiar de ropa. Y me duchan muchas veces a la semana. Me da un poco de vergüenza...Pero tengo miedo a caerme en la bañera y dejo que nuestro hijo lo haga. ¿Te acuerdas cuántas veces lloraba él porque no quería bañarse? Tú me llamabas toda enfadada para que le convenciera...

-Francisco, ven por favor. Tu hijo no quiere lavarse.

-Papá, si no estoy sucio, ya me duché ayer...

Y siempre le convencía y acababa haciéndolo yo mientras tú te marchabas renegando a la cocina para tener su cena apunto en cuanto yo lo sacara del baño todo repeinado y guapo, oliendo a esa colonia que a ti te gustaba tanto que le pusiera. ¿A que se llamaba Nenuco? Luego dicen que no me acuerdo de las cosas...

Ahora yo soy el hijo y Paco se ha convertido en mi padre. Y es duro ¿sabes? Él se ha hecho cargo de mis pastillas y él me las administra. ¡Cómo va pasando la vida y cómo va cambiando todo! Me haces mucha falta. A veces me pregunto ¿Por qué te has ido antes que yo? A ti seguro que te hubiesen dejado tranquila en nuestra casa. A mí no. Y es que no se fían de mí. Tú me tenías muy mal acostumbrado y no me dejan hacer nada en casa. Si quiero quitar la mesa cuando acabo de comer, no me dejan. Creen que se me van a caer los platos o que voy a tropezar. ¡Qué sé yo! Me gustaría sentirme útil, ayudarles un poco...Pero no hay manera.

Todos los días como solo. Cada uno viene a una hora distinta. Lucía se amolda a todos. Nuestro nieto pequeño es el primero que llega a casa. Me gustaría que lo oyeses hablar. Es sesión continúa con él. Desde que entra por la puerta hasta que se vuelve a marchar no para de contar cosas. A mí me distrae mucho y me hace reír. Cuando comemos juntos los dos, quisiera que vieras cómo me cuida. Se empeña en partirme la comida en trozos pequeños.

-Para que no te atragantes, abuelo -me dice-

Su madre lo mira y se ríe. Carlos ya tiene 12 años, es muy crío aún. Igual que a su hermano, le gusta mucho el fútbol. Pertenece a un equipo de infantiles del pueblo. Hay domingos que nuestro hijo me lleva a que lo vea jugar. Me encanta ir porque a veces coincidimos con otros abuelos y se me pasa la mañana más rápida; hablamos de nuestras cosas, que es algo de lo que más echo en falta, hablar con la gente de mi edad.

Pero yo lo que quiero es estar contigo. Sin ti no sé vivir. Ni quiero. Si pudieras arreglarlo...

Carlos casi no distinguía ya las letras. Las lágrimas acudían generosamente a sus ojos. Abrazó los folios contra su pecho y se dejó caer en la cama que tan sólo horas antes había ocupado su abuelo. Y evocó a su abuela. Siempre estaba contenta. Cantaba mucho mientras cocinaba; sus flanes eran deliciosos y el arroz a la cubana nadie lo hacía tan bueno. Le gustaba mucho el ganchillo; cada figura, jarrón o cenicero de su casa descansaba en un tapete hecho por ella. Entonces, le vino a la memoria un día en que pidió a su abuela que le enseñase a él a hacerlo y cómo se sorprendió cuando ella estalló en una carcajada, a al vez que le decía que eso era cosa sólo de chicas...

El ruido de la llave en la puerta de la casa sacó a Carlos de sus recuerdos. Saltó de la cama y fue corriendo hacia la puerta esperando ver al abuelo. Su madre se adelantó y le dio un abrazo a la vez que le susurraba: "El abuelo se ha marchado al cielo...". Miró a su padre, caían lágrimas por su rostro.

Javier se unía al grupo a la vez que preguntaba:

-¿Qué ha ocurrido, papá...?

Antes de que su padre pudiera contestar, Carlos, con voz emocionada dijo:

-Ha ocurrido...que la abuela lo ha arreglado...

Y les entregó los folios escritos por el abuelo, de los que no se había separado...


Maat-Lupe García-(Jero)







16 de junio de 2009

Premios



De vez en cuando, la monotonía de la vida diaria se salpica con asuntos agradables. En la vida virtual ocurre lo mismo. Dos amigas blogueras me han sorprendido invadiendo mi "vitrina" de premios. Siempre es grato que se acuerden de una. Y, si encima es para premiar a ese "hijo" tan cuidado como es el blog, pues mucho mejor. Os quedo muy agradecida, guapetonas.
Annick y Luna, desde sus blogs, me envían el Premio de las 7 preguntas.




Este premio lleva implícito que cuente 7 rarezas mías. Voy a ello.

1) Me gustan las tormentas. Cuanto más sonoras, mejor. Y si ya son nocturnas...apogeo total.

2) Soy incapaz de dormir con alguna puerta abierta del armario de mi alcoba.

3) Temo viajar en los ascensores por si se averían y me quedo "atrapada".

4) Me salgo del tiesto si alguien intenta "colarse" mientras realizo mis compras. Eso me puede.

5) No tolero compartir mis baños de mar con las algas. Si alguna roza mis piernas salgo disparada del agua y no regreso ni a la orilla.

6) Me molesta sobremanera que alguien me hable mientras come. Tengo una amiga que muchas mañanas me llama a la hora de su almuerzo y lo paso fatal. Por desgracia, no tiene blog ni los lee.

7) Me perfumo cada noche para meterme en el sobre. Siempre utilizo alguna colonia fresca.


Y ...siguen los premios.

Luna ha tenido a bien enviarme algunos más. Va a conseguir que me ponga " tonta".


Premio Escritos de Oro




Palabras como rosas




"La dueña de este blog es una joya"






Y, por último, el premio al blog con glamour.

Con este premio llega un cuestionario que debo responder.

1) MANÍA. Leer un rato cada noche antes de entregarme en los brazos de Morfeo.

2) PECADO CAPITAL. La avaricia. Avaricia de amigos leales.

3) MEJOR OLOR DEL MUNDO. El jazmín.

4) SI EL DINERO NO FUERA PROBLEMA. Ninguno de mis seres queridos pasaría dificultades económicas.

5) RECUERDOS DE INFANCIA. Las canciones de mi madre. La mesa camilla del salón de mi casa (en la que nací) donde se reunía cada noche mi familia. Las tortitas para el desayuno de los domingos que mi madre nos preparaba. Mis disfraces de Sissi...

6) HABILIDADES COMO AMA DE CASA. "Dicen" que cocino como los ángeles. (Ya podía venir alguno de vez en cuando y atenuar mis tareas culinarias) .

7) ¿QUÉ ES LO QUE MENOS TE GUSTA HACER DE LA CASA? Planchar y preparar el café después de las comidas.

8) NO HABILIDADES COMO AMA DE CASA. Reniego y protesto hasta la saciedad con los cambios de ropa de temporada en los armarios.

9) UNA FRASE. Ama y haz lo que quieras. Porque si es el amor el que guía tus pasos, realizarás grandes empresas. (San Agustín)

10) PASEO PARA EL ALMA. Contemplar el mar. A cualquier hora.

11) PASEO PARA EL CUERPO. Leer un buen libro en el silencio de la noche. Bailar al son de la música de Maná con la persona amada. Un generoso masaje en la espalda.

12) PERFUME QUE USA. Alterno Royale Ambree y Nenuco. Tal cual.

13) PERFUME MASCULINO. Platinum Egoiste de Chanel.

Ahora tendría que pasar los premios a otros blogs elegidos por mí; pero voy a dejarlos a la disposición de cualquiera de los amigos/as que tenéis la deferencia de visitarme. Todos sois merecedores de ellos. Son vuestros. Si os apetece, sólo tenéis que llevarlos a vuestros blogs y seguir la ruta...

Maat

14 de junio de 2009

Un buen susto

Hoy, he vivido una experiencia desagradable y, aún así, tengo motivos para estar feliz y dar gracias de que no haya ocurrido algo peor.

El cesto de mi ropa pendiente de plancha estaba demasiado ocupado y, después de darme los ánimos oportunos, he enchufado mi vaporeta para terminar lo más rápido posible tan desagradable cometido. Normalmente tarda unos 10 minutos en estar preparada y ese tiempo lo he dedicado a entrar en alguno de los blogs que anoche me faltó visitar. En uno de ellos estaba cuando el ordenador se ha apagado. Un chasquido en el automático me ha confirmado que algo pasaba con la instalación eléctrica. El despacho está justo enfrente del cuarto que dedico para la plancha. Mi sorpresa ha sido mayúscula cuando he visto que, por debajo de la vaporeta salían llamas. Rápidamente he desconectado el aparato y lo he cogido para llevarlo hasta el cuarto de baño e intentar apagarlo con la ducha. Al levantarlo del suelo, unos pedazos de plástico ardían incrustados ya en el terrazo. Los he apagado con los pies pues a escasos centímetros se encontraba el cesto con la ropa. La suela de las zapatillas de ir por casa que eran de goma se han socarrado. No sé ni cómo pero mantenía en mi mano izquierda el aparato en llamas y cayéndole trozos de plástico encendidos en mi camino a la ducha. He conseguido apagarlo en pocos segundos. Mi casa se ha visto envuelta en una nube negruzca y mal oliente y toda ella se ha llenado de una lluvia de carbonilla.

Después de comprobar dos o tres veces que los puntos de fuego estaban apagados, mis piernas han dejado de sostenerme. Me ha venido justo llegar a mi cama y dejarme caer intentando controlar mi respiración para que el corazón lograse volver a su ritmo normal. Y es cuando me he venido abajo, al pensar lo que podía haber ocurrido. Si no llego a estar sentada frente a mi ordenador, tan cerca del lugar del accidente, no hubiese llegado a tiempo de controlar el fuego.
He telefoneado a mi esposo que estaba terminando un trabajo en su estudio y, poco a poco, hemos ido limpiando las huellas del percance.

El resto del domingo lo he pasado mal, físicamente agotada. Pero en el fondo estoy feliz y agradecida porque podía haber sido un día trágico. Mis manos estaban ennegrecidas pero, milagrosamente, no he llegado a quemarme.

Ayer, la participación de amigos blogueros fue numerosa en "Los sábados de Mercedes". Al final, no he podido leer ni dejar comentarios a los que me faltaba visitar. Sólo deciros que, gracias a la intención de hacerlo, puedo estar ahora aquí contando mi pequeña odisea. Lo que es la vida...


13 de junio de 2009

Sábados de Mercedes

Esta semana la propuesta llega desde el Blog de Xose con el título: Amor, mi primer amor.


Podréis encontrar el resto de participaciones en:

http://calenturasfrescas.blogspot.com/


Mi querido Nolin.

Me imagino que, si esta carta llegara a tus manos, pensarías que me había vuelto loca. Pero es sólo una especie de juego entre un grupo de amigos blogueros. La propuesta viene hoy de Xose y, nos ha pedido que escribamos una carta a nuestro primer amor. Y mi primer amor fuiste tú; aunque de eso fui consciente muchos años después...Por entonces nadie nos explicaba nada. Y tú eras mucho más que un compañero de juegos.

Cada tarde, me aguardabas en la puerta de mi casa. Cuando yo bajaba con mi bocadillo de mantequilla de tres colores, allí estabas sonriéndome y, juntos, cruzábamos hasta la Gran Vía donde se encontraba el resto de los amigos. Casi siempre intercambiábamos las meriendas. Tú, me dabas un pedacito de tu pan con chocolate de almendras y yo te dejaba mordisquear mi bocata multicolor. Presumía de llegar delante del resto de las chicas contigo al lado. Para mi, suponías algo muy especial. Me mimabas demasiado para nuestra edad. Eras el primero que venía a levantarme cuando, jugando a balón tiro, me caía al suelo. Por muy lejos que estuvieras de mí, llegabas el primero a socorrerme y, con toda la delicadeza del mundo, me curabas los rascones que me hacia en las rodillas. Reconozco que algunas veces exageraba más de la cuenta; pero ese rato que te tenía más pendiente hacia que me sintiera muy importante.

Una de las actividades que más nos distraía era poner los tapones metálicos de refrescos en el carril del tranvía. Cuando este pasaba por encima los dejaba planos y ardiendo. Nunca me dejabas recogerlos; primero lo hacías tú y no me los entregabas hasta que no estaban bien fríos. De nada te servían mis protestas. Recuerdo que era la única chica a la que ninguno de los amigos se atrevía a deshacer los lazos de las trenzas. Teníais habilidad para hacerlo y salir corriendo. Eso suponía que, más de una vez, sufriéramos un buen tirón de pelo. Pero a mí, ni se les ocurría. Sabían que se las verían después contigo...


Me agradaba sobremanera que me despidieras cada noche en la puerta de mi patio. Cuando subía el primer tramo de escalera y me giraba para decirte adiós con la mano, vivíamos un momento delicioso al recoger cada uno la imagen del otro hasta el próximo día.

-Pero, ¿es que vosotros sois novios?, nos preguntaban a menudo los amigos...
(Yo dejaba que tú contestaras sin perder de vista ni uno de tus movimientos).
-Sí, y nos vamos a casar, respondías contundente.


Con el paso del tiempo, la vida nos ha llevado por distintos caminos. Pero hoy, que había que escribir una carta a nuestro primer amor, me he acordado de ti. A pesar de que ni tú ni yo supimos advertir que aquel sentimiento que nos unía entonces era amor. Nuestro primer amor. Y...¿sabes?, me hiciste muy feliz.

Maat


11 de junio de 2009

Si la voz se sintiera con los ojos

Si la voz se sintiera con los ojos
¡ay, cómo te vería!
Tu voz tiene una luz que me ilumina,
luz del oír.
Al hablar
se encienden los espacios del sonido,
se le quiebra al silencio
la gran oscuridad que es. Tu palabra
tiene visos de albor, de aurora joven,
cada día, al venir a mí de nuevo.
Cuando afirmas,
un gozo cenital, un mediodía,
impera, ya sin arte de los ojos.
Noche no hay si me hablas por la noche.
Ni soledad, aquí solo en mi cuarto
si tu voz llega, tan sin cuerpo, leve.
Porque tu voz crea su cuerpo. Nacen
en el vacío espacio, innumerables,
las formas delicadas y posibles
del cuerpo de tu voz. Casi se engañan
los labios y los brazos que te buscan.
Y almas de labios, almas de los brazos,
buscan alrededor las, por tu voz
hechas nacer, divinas criaturas,
invento de tu hablar.
Y a la luz del oír, en ese ámbito
que los ojos no ven, todo radiante,
se besan por nosotros
los dos enamorados que no tienen
más día ni más noche
que tu voz estrellada, o que tu sol.

PEDRO SALINAS

9 de junio de 2009

Confidencial


Fueron jóvenes los viejos
pero la vida se ha ido
desgranando en el espejo

y serán viejos los jóvenes
pero no lo divulguemos
que hasta las paredes oyen.

MARIO BENEDETTI

8 de junio de 2009

Juntos


Si tu cielo lo invaden nubes negras,
si en tu noche no brillan las estrellas,
si la niebla te esconde el horizonte,
recuerda...yo estoy aquí.

Si el camino se te hace intransitable,
si no aprecias los colores de las flores,
si no escuchas el canto de los pájaros,
recuerda...yo estoy aquí.

Si tu mundo parece que se acaba,
si tu vida se escapa con los ríos,
si tu ilusión cayó en el precipicio,
recuerda...yo estoy aquí.

Juntos, contaremos las estrellas.


Maat



6 de junio de 2009

Sábados de Mercedes



La propuesta de esta semana: "Cinco razones para callar", viene desde el blog de Dorotea.

Encontraréis el resto de participaciones en:

http://doroteafuldebenke.blogspot.com/


Cuando leí la propuesta de Dorotea me quedé pensativa, lo reconozco. Y, a lo largo de la semana he ido comprobando la peculiaridad de nuestro silencio, al que considero íntimamente ligado a las sensaciones que vivimos. Es decir, detrás de cada silencio existe un sentimiento; puede ir desde una inmensa alegría, hasta la tristeza más profunda.

Algunos de mis silencios...


Una razón para callar es escuchar a un amigo/a cuando me está vaciando su alma con esa inquietud que le desborda. Mi silencio sirve para ampliar su espacio de comunicación y para que, poco a poco me vaya colocando en su piel.

Una razón para callar es el sueño de un bebé. Una profusión de sentimientos agradables nace tan sólo de observarlo. Y, si encima duerme en mis brazos...indescriptible.

Una razón para callar es, cuando en medio de una discusión me siento herida. Necesito guardar silencio para recomponerme por dentro.

Una razón para callar la encuentro ante la belleza de una noche despejada y abarrotada de estrellas; me hace sentir la pequeñez de mi existencia y, el privilegio de formar parte del Universo.

Una razón para callar está en mis periódicas e imprescindibles visitas al mar. Contemplarlo me da vida. Y, en silencio, disfruto de su aroma, su gama de colores, sus ondeantes ajetreos, su rumor...


El tema de hoy, ha supuesto un enriquecedor "trabajo" para mí. Quedo agradecida.

Maat


5 de junio de 2009

Pacientes...

Juan acaba de cumplir 86 primaveras y es tío de mi esposo. Hace algo más de dos años, detecté en su ojo derecho una ligera telilla que, partiendo del lagrimal comenzaba a invadir la parte blanca del ojo (esclerótica, se llama). Él, no se había dado cuenta y, al preguntarle si le molestaba me confirmó que no. Ante la duda de si esa nueva inquilina ocular iba a tener o no importancia solicité consulta con su médico de cabecera. Lógicamente nos remitió al oftalmólogo. Cuando el galeno especialista nos confirmó que había que extirparle esa especie de velo, pues corría el peligro de perder la visión de ese ojo, ya habían transcurrido cerca de tres meses. Ese mismo día, se tramitó la solicitud de la intervención y con un: "ya les citaremos por teléfono..."nos despedimos del sufrido Centro de Especialidades. Me fui contenta por haber consultado, a mi modo de ver, a tiempo.



Pasaban los meses sin recibir noticia de la esperada intervención. Consulté en varias ocasiones y siempre me decían lo mismo:" Hay saturación en los quirófanos...", "Se sigue un riguroso orden...", "Se dan paso a las urgencias...". Perder la visión de un ojo, parecía no ser muy urgente. (Porque no es el de ellos, claro)

"Afortunadamente", a finales del año 2007, se nos propuso incluir a Juan en un programa "choque" para descongestionar los quirófanos de la Seguridad Social. Esto significa que te dan la opción de acudir a una clínica privada donde, se supone, te intervienen más pronto... Aceptamos. Y ya han pasado 17 meses de aquella proposición indecente; y lo es, por deshonesta y falsa. De celeridad, nada.

Juan estaba hoy citado para realizarle una analítica y un electro, pruebas necesarias en el protocolo de la operación. Al terminar, me he dirigido al mostrador que atienden a los "pacientes" y a la señorita de turno le he formulado la pregunta del millón:

-¿Tiene idea de cuándo van a llamar a mi tío para operarle?

-Uffff, igual tardan un poquito.

Me he despedido lo más amablemente que la coyuntura me ha permitido después de tan elocuente y tranquilizadora respuesta y, de camino al coche he comenzado a lucubrar la siguiente estrategia: convencer a Juan de que habrá que echar mano de las reservas-es de la generación que "aún" ahorra para el día de mañana- e ir a un oftalmólogo particular(o sea, pagando) quien seguramente, en menos de una semana habrá hecho posible que nos olvidemos del problema. No estoy dispuesta a esperar ese "poquito"; igual se traduce en 17 meses más y para entonces, seguro que Juan habrá tenido que renunciar a sus partidas de chamelo de cada tarde y, a otro de sus pasatiempos favoritos, hacer solitarios. Y no lo voy a consentir.

A ver cómo me las ingenio para convencer a Juan que, el día de mañana...es hoy.

Y el domingo a votar, que somos europeos.

Maat







4 de junio de 2009

No te rindas

Hace tiempo, un amigo virtual me envió ésta pequeña joya y como ya he aprendido a subir Presentaciones Power Point al blog, aquí os la dejo para que la disfrutéis. Yo lo hago cada vez que la veo. Y no me canso...


No te rindas

3 de junio de 2009

Un día te querré...


Un día te querré... Un día, ¿cuándo?
No lo sé, ni me importa, todavía.
Tan segura de amarte estoy, un día,
que ni anhelo ni busco, voy andando.

Mi mano que la espera va ahuecando
hoy reposa indolente, blanda y fría.
Un día te querrá...Hoy sólo ansía
encerrarse en la tuya, descansando.

Mi amor sabe aguardar. No es impaciente.
Su deseo es arroyo, y no torrente
que hacia ti, con certeza, sigue andando.

Y una tarde cualquiera y diferente
me ha de dar a tu amor, serenamente.
Un día te amaré, ¿qué importa cuándo?

JULIA PRILUTZKY

2 de junio de 2009

Una grata sorpresa

En mi entrada del pasado día 26, comentaba la noticia de que Florencio Pacheco Alvarado, a sus 98 años, había publicado su primer libro de poemas. En la misma, hacia referencia a que no me había sido posible encontrar ninguno de ellos para poder incluirlo en la noticia.


Pues bien, cual no ha sido mi sorpresa al recibir en esa entrada un afectuoso comentario de su hijo Manriquel, agradeciendo mis letras. Además, ha tenido la gentileza de enviarme no un poema, sino el libro completo. Para mí, ha sido una agradable experiencia.


Muchas gracias, Manriquel. Espero que no te importe que comparta el libro con mis compañeros bloggeros. Aquí lo dejo para que lo disfruten.


Te envío un emotivo abrazo que, deseo hagas extensible a tu padre. Es un verdadero estímulo para los que, como a él, nos deleita escribir.





Sólo tenéis que hacer clic sobre la portada...


Maat