31 de julio de 2008

Versos 1610/1636 de Razón de amor

Tan convencido estoy
de tu gran traspresencia en lo que vivo,
de que la luz, la lluvia, el cielo son
formas en que te esquivas,
vaga interposición entre tú y tú,
que no estoy nunca solo
mientras la luz del día me parece tu alma,
o cuando al encenderse las estrellas
me van diciendo cosas que tú piensas.
Esa gota de lluvia
que cae sobre el papel
es, no mancha morada, florida del azar,
sino vaga y difusa violeta
que tú me envías del abril que vives.

Y cuando los contactos de la noche,
masa de oscuridad, sólida masa,
viento, rumores, llegan y me tocan,
me quedo inmensamente
asombrado de ver
que el brazo que te tiendo no te estrecha,
de que aún te obstines
en no mostrarte entera
tan cerca como estás, detrás de todo.
Y tengo que creer,
aunque palpitas en lo más cercano
-sólo porque tu cuerpo no se ve-,
en la vaga ficción de estar yo solo.

PEDRO SALINAS


30 de julio de 2008

Saberte aquí

Podés querer el alba
cuando quieras
he conservado intacto
tu paisaje
podés querer el alba
cuando ames
venir a reclamarte
como eras

aunque ya no seas vos
aunque mi amor te espere
quemándose en tu azar
y tu sueño sea eso
y mucho más

esta noche otra noche
aquí estarás
y cuando gima el tiempo
giratorio
en esta paz ahora
dirás
quiero esta paz

ahora podés venir a reclamarte
penetrar en tu noche
de alegre angustia
reconocer tu tibio
corazón sin excusas
los cuadros
las paredes
saberte aquí

he conservado intacto
tu paisaje
pero no sé hasta dónde
está intacto sin vos
podés querer el alba
cuando quieras
venir a reclamarte
como eras
aunque el pasado sea
despiadado
y hostil

aunque contigo traigas
dolor y otros milagros
aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí.

MARIO BENEDETTI

29 de julio de 2008

Lluvia


Llueve otra vez. Llueve de nuevo. Llueve:
siempre el amor me llega con la lluvia.
Sobre la calle una llovizna breve
y aquí en mi corazón, cómo diluvia...

Llueve. Y el agua cae sin relieve
sobre las piedras, ávidas de lluvia.
Aquí en mi corazón, cómo remueve;
aquí en mi corazón, cómo diluvia.

Siempre el amor me llega así. Sin ruido,
con silencioso paso estremecido:
niebla menuda que después diluvia.

Siempre el amor me llega así, callado,
con silencioso andar desesperado...
Y no sé dónde estás. Y está la lluvia.

JULIA PRILUTZKY

27 de julio de 2008

Si mis manos pudieran deshojar

















Yo pronuncio tu nombre
En las noches oscuras
Cuando vienen los astros
A beber de la luna
Y duermen los ramajes
De las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
De pasión y de música.
Loco reloj que canta
Muertas horas antiguas.

Yo pronuncio tu nombre
En esta noche oscura
Y tu nombre me suena
Más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
Y más doliente que la mansa lluvia.

¿Te querré como entonces
Alguna vez? ¿Que culpa
Tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma.
¿Que otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡¡Si mes dedos pudieran
Deshojar a la luna!!

FEDERICO GARCÍA LORCA


26 de julio de 2008

Cena con amigos

El pasado día 10 os relataba el mal momento por el que está atravesando una pareja amiga. Hoy quiero deciros con una inmensa alegría que, después de someterse a diversas pruebas y analíticas, la hija de mis amigos no padece la enfermedad que -a mi modo de ver- le diagnosticaron un tanto apresuradamente. Se trata de un virus que ha invadido muchas zonas de su organismo y que con una gran dosis de paciencia y tiempo desaparecerá. Nada que ver con lo que tanto nos temíamos....Una inmensa suerte.

El miércoles pasado, llamé a casa de mi amiga para proponerle salir a cenar el viernes y "airearnos" un poco. Con todo lo que llevan pasado pensé que les vendría muy bien. Yo estaba preparada a que me pusiera alguna escusa, e incluso me preparé para la "lucha" en convencerla. Afortunadamente no hizo falta. Aprobó la propuesta en cuánto se la hice.

A las 9 de la noche del viernes nos encontramos en la puerta del "Self-sevice" elegido para cenar. Es un sitio que gusta a la mayoría -a mi un poco menos- donde el menú está compuesto de pasta, ensaladas y pizzas varias. Cuando estábamos todos en perfecta formación con las bandejas eligiendo cada cual a su menú, Jose, (no José) el marido de mi amiga Fina nos dio una orden terminante y por el tono, indiscutible: debéis dejar que pague yo...
Una vez sentados y antes de empezar a dar cuenta de "todo aquello" que teníamos en los platos le pregunté cual era el motivo de su invitación.

-Tengo dos cosas que celebrar ésta noche con vosotros, -nos empezó a explicar-

1º) En mis notas finales me han dado dos matriculas de honor.

2º) Mi hijo, ayer leyó su tesina y ya es Ingeniero. El tribunal que lo escuchó le concedió matricula de honor...

Podéis figuraros la impresión que nos causó. Y lo mucho que nos alegramos.

Jose, que toda su vida profesional se ha dedicado a la enseñanza, el curso pasado le surgió la posibilidad de pre-jubilarse y no lo dudó. Y pasó a ser de las pocas personas privilegiadas que disponen de su tiempo para realizar algo que les apetece. Y se matriculó para comenzar sus estudios de Enfermería. Y los resultados del primer curso prometen...

Sin lugar a dudas esas dos noticias han sido un oasis en medio de los días que les ha tocado vivir últimamente. Y los demás que esa noche compartíamos "mesa y mantel" con ellos y que les queremos un montón, gozamos del momento, juntos.

Después de cenar, paseando, nos marchamos a tomar un helado. La noche era calurosa pero acompañaba una ligera brisa que agradecimos. Como siempre, se forman dos grupos, normalmente, y llevando la delantera, los chicos, hablando de sus cosas. Detrás, nosotras, parándonos en todos los escaparates con los que nos cruzamos. Cuando llegamos a las inmediaciones de la "tradicional" casa de los helados a la que dirigíamos nuestros pasos, Jose y mi esposo ya estaban ocupando mesa... (Como nos conocen)

Las mesas de esta heladería están salpicadas en una zona bastante tranquila a esa hora de la noche. La temperatura era buena para el mes tan pesado que está resultando y allí permanecimos más de una hora. Y fue muy agradable. Todo lo agradable que puede ser reunirte con unos amigos a los que conoces muchos años y con los que has compartido momentos muy buenos y menos buenos. Personalmente me alegré mucho de comprobar que F. y J. estaban mucho más tranquilos y sobre todo esperanzados.

Después de tocar un montón de temas y de "arreglar" un poco este país nuestro, dimos por terminada la velada.

La despedida de Fina y Jose fue muy cálida. Pusimos fecha para el próximo encuentro...

Luego, mi esposo y yo llevamos a Carmen hasta su domicilio. Antes de abandonar el coche nos confesó lo feliz que se encontraba por el resultado de la velada. Nos alegró.

Volviendo a casa me sentía satisfecha. Satisfecha porque tengo la inmensa suerte de tener un grupo de amigos de varias épocas de mi vida, que no nos vemos mucho, pero hablamos asiduamente, y lo más importante, sé que están ahí, siempre. Y eso, para mi, es un verdadero tesoro, y me esfuerzo por corresponderles.

Pero de todo lo de la noche, lo más importante es saber con certeza que la vida de la hija de mis amigos no corre peligro. Que solo es cuestión de tiempo. Y en estos casos, me gusta agradecer "a quien corresponda", que esto haya quedado solo en eso, en un gran susto. Susto, que ha servido para unirnos -si cabe- un poco más...

MAAT

25 de julio de 2008

El viajero

Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.

Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente,
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.

Deshójanse las copas otoñales
del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se ilumina
suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó -la pobre loba- muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?

¿Sonríe el sol de oro
de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada?

Él ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas.

Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.

ANTONIO MACHADO


24 de julio de 2008

Otra tú


No te veo la mirada
si te miro aquí a mi lado.
Si miro al agua la veo.

Si te escucho,
no te oigo bien el silencio.
En la tesura
del agua quieta lo entiendo.

Y el cielo
-tú le miras, yo le miro-,
no es infinito en lo alto:
el cielo
-en su baranda te apoyas-
tiene cuatro esquinas, húmedo,
está en el agua, cuadrado.


PEDRO SALINAS

23 de julio de 2008

Irse

Cada vez que te vayas de vos misma
no olvides que te espero
en tres o cuatro puntos cardinales


siempre habrá un sitio dondequiera
con un montón de bienvenidas
.
Todas te reconocen desde lejos

y aprontan una fiesta tan discreta
sin cantos, sin fulgor, sin tamboriles,

que sólo vos sabrás que es para vos

cada vez que te vayas de vos misma

procurá que tu vida no se rompa
y tu otro vos no sufra el abandono

y por favor no olvides que te espero
con este corazón recién comprado

en la feria mejor de los domingos


cada vez que te vayas de vos misma

no destruyas la vía de regreso
volver es una forma de encontrarse
y así verás que allí también te espero.

MARIO BENEDETTI


22 de julio de 2008

Lleno...por favor

Lo de mi esposo y yo con los programas de televisión es para estudio. Pocas veces coincidimos a la hora de elegir cadena y programación, pero cuando lo hacemos, dura poco. Yo tengo una costumbre para ver la tele y es hacer algo más, eso de sentarme delante de la caja tonta -vaya ocurrencia- sólo para mirar no me va nada. Normalmente aprovecho para hacer punto de cruz, o coser algo de lo que siempre llevo entre manos. A mi esposo, con tener el mando custodiado le sobra. Y claro, ya se sabe. Con el mando en la mano, el zapping está servido.

-¿Por qué has quitado la peli?-
-¡Ah!, ¿pero la sigues? Como estás cosiendo...

Y de repente, cuando la pareja de enamorados de la película comienza su romántico baile, y levanto la vista para gozar la escena, me encuentro con una manada de elefantes en plena selva. Porque eso sí. Mira que le gustan los documentales de animales. Y sin dejar de reconocer el mérito que tiene el trabajo que realiza quien los filma, tengo que confesar que no me llaman nada. Aún recuerdo un documental que me decidí a ver no hace mucho y que era sobre cabras hispánicas. En este caso, el tema central era la tremenda lucha de los machos que tenía lugar en zonas de montaña rocosa y de relieves escarpados. Cada encontronazo con sus cornamentas me dolía a mi. Parece ser que es así, "por eliminación", como queda un ganador que es el que pasa a ocupar la jerarquía del grupo y a cubrir a las hembras. De ahí, la indudable dolorosa disputa, claro. El premio lo vale. Además, estos ejemplares viven en rebaños separados. Por un lado las hembras con las crías y los machos jóvenes y por otro, los machos adultos, que solo se acercan a las hembras en época de cría. ¡Más razón aún! Y falta lo mejor del documental. Mientras los machos se pelean, la "miembra" en cuestión está observándolos desde una altura cercana. Cuando por fin hay un ganador y piensas que ya ha conseguido su objetivo y, que va a comenzar a cortejar a la hembra, resulta que ésta, comienza a correr montaña arriba y el macho ganador tiene que alcanzarla... Lo que ya no ví en el documental es lo que es capaz de hacer el macho cuando termina la carrera. Mejor lo dejo ahí. Y de la juguetona hembra, no digo ni palabra... ¡Que cara se cotiza!

Me he salido del tema unos seis pueblos. Lo que en verdad quería contaros, es que gracias a ese zapping con el que mi esposo me obsequia, hace unos días vi unos segundos de una intervención de Bambi ZP en una de esas alocuciones que se montan nuestros políticos -todos ¿eh?- para que el resto veamos como trabajan. Afortunadamente era el final: "....y ahora, a trabajar y a consumir", decía con la mejor de sus sonrisas. (Y mira que tiene)

Fue suficiente para pillar un cabreo monumental. ¿Ha dicho trabajar? Yo entiendo por trabajar cuando te remuneran por ello y, personalmente, llevo en las listas de parados de larga duración, varios años. Eso quisiera yo, trabajar. Pero la política social y el mundo empresarial, a ciertas edades, nos ignoran unos y nos apartan los otros.

¿Consumir? cada día podemos menos. Yo ya me he sorprendido más de una vez, hablando sola por los pasillos del super... ¿alguien controla los precios?

Hoy, al poner gasolina en mi coche me he acordado de ZP y de su encargo de "consumir". Hace ya tiempo que no digo en la gasolinera que frecuento eso de "lleno, por favor". Si lo lleno, me tengo que volver a casa porque se queda allí el presupuesto. Ahora, digo eso de: "30 euros, por favor", y procuro estirarlos. Utilizo menos el coche. ¡Que remedio!

Los 30 euros de hoy no han llegado ni a la cuarta parte del depósito de mi Wolswagen. Estaba casi en reserva y han cundido poco. Seguramente, mi coche se irá antes al desguace que volveré a llenarlo a tope. Pobrecillo. Con lo bien que se me porta a pesar de sus 16 años de vida.

Termino igual que ZP. Pero no os enfadéis como yo.¡ Va de guasa ! ¿Cómo fue él...?

...y ahora, a trabajar y a consumir. (El que pueda)


MAAT








20 de julio de 2008

Acuerdate de mi

Cuando vengan las sombras del olvido
a borrar de mi alma el sentimiento,
no dejes, por Dios, borrar el nido
donde siempre durmió mi pensamiento.

Si sabes que mi amor jamás olvida
que no puedo vivir lejos de ti
dime que en el sendero de la vida
alguna vez te acordarás de mi.

Cuando al pasar inclines la cabeza
y yo no pueda recoger tu llanto,
en esa soledad de la tristeza
te acordarás de aquél que te amó tanto.

No podrás olvidar que te he adorado
con ciego y delirante frenesí
y en las confusas sombras del pasado,
luz de mis ojos, te acordarás de mi.

El tiempo corre con denso vuelo
ya se va adelantando entre los dos
no me olvides jamás, ¡Dame un recuerdo!
y no me digas para siempre adiós.

JOSÉ ÁNGEL BUESA



16 de julio de 2008

Soneto XLIV

Sabrás que no te amo y que te amo
puesto que de dos modos es la vida,
la palabra es un ala del silencio,
el fuego tiene una mitad de frío.

Yo te amo para comenzar a amarte,
para recomenzar el infinito
y para no dejar de amarte nunca:
por eso no te amo todavía.

Te amo y no te amo como si tuviera
en mis manos las llaves de la dicha
y un incierto destino desdichado.

Mi amor tiene dos vidas para amarte.
Por eso te amo cuando no te amo
y por eso te amo cuando te amo.

PABLO NERUDA

15 de julio de 2008

La vocación


La vocación es la poesía...


Silencio ha sido tu primer manera
de entrar en mí; tu entrada por mi alma,

callada brisa todopoderosa
aventando a las vacuas criaturas
que en vano me poblaban.
Tan silencioso inicio el de tu imperio
que se notaba apenas

por tiernas diferencias con la nada.
Mas era como el cielo
entre la noche y día medianero
que parece vacío

y es que está haciendo hueco a la inminente
llegada de la luz, que se lo pide.
Gran escenario, horizontal silencio
que va a llenarse todo,
porque unos labios se abren, suavemente.

Y fuiste voz, al fin, y tan hermosa
que puede confundirse con mirada.

Voz nunca servidora
de lengua alguna, ni de sus palabras;

sólo son los teclados
donde tocas tu eterna melodía.
Y así, cuándo tú hablas,
no es para que salven del olvido
las cosas del momento, lo que dices.
Ella es la de quedar, tu voz desnuda,
que se dice a sí misma, inolvidable.

Me la estuviste hablando, tiempo y tiempo,
historia interminable, sin historias,
como ese que el arroyo cuenta al prado,
cuento que nada cuenta, y embeleso.
Pero bien se sentía
que todo era subirse poco a poco,

por tu voz, a su más: que es este cántico.

Las dos fuiste tú, silencio, voz,
ya estáis atrás:
camino recorrido hacia lo alto.

Su tercer ser, final, llegó. Se ve
que tú eras lo que eres, que eras canto.

Te has quedado conmigo:
hecha són cantarín me vives dentro.
Alma arriba, alma abajo, vas y vienes,
cantando y recantando,
a tu gusto, despacio o rapidísima,
rectora, así, del paso con que pasan
mis caudales de gozo, o los de pena.
Cuando se va tu sol cantas estrellas,
se va estrellando el alma,
con los ojos cerrados, de luceros;
en tu cantar nocturno
me brizas y él me entrega
al mismo río de tu eterno cántico

en donde se descansa,
sin dormir, con los sueños del dormido.
Por gracia tuya ya no soy silencio.
Cuando el hombre cansado, el tren cansado,
cansado grillo, amor cansado, paran

y traicionan al mundo, porque cejan
en el deber supremo, que es seguir,

te oigo a ti, omnipotente, fidelísima.
Vienes, y vas. A las supremas torres
te encumbras de tu voz: cantas al cielo,
que te lo entiende todo. De distante
que se ha ido tu cantar, tan lejos, fuera,
miedo me viene
de que no se resigne a este descenso:

estar conmigo. Y a tener que oírle
como a una estrella más, mirando afuera.

Pero vuelve tu cántico del vuelo
y tanto se adelgaza y va ligero

por las venas del ser hacía la entraña,
que su correr es mi razón de vida.

Y eres mi sangre misma, si se oyera.

PEDRO SALINAS


14 de julio de 2008

Canción del amor que se queda

Tu amor arde en la sombra como una llama lenta,
como la luz de un faro, que oscila en la tormenta.

Perdida como el aire de la tarde en el trigo,
todo lo que me dejas también se va contigo.

Perdida como el agua que salta de la fuente,
porque siempre es la misma y siempre es diferente;

y quizás tú te vas sin saber que te has ido
como un golpe de viento, con un rumbo de olvido.

Yo he visto como el árbol recobra lo que pierde,
pues por cada hoja seca le brota una hoja verde;

pero también el árbol verdemente feliz
se seca hasta la copa si muere la raíz.

Tu amor se va en la sombra como el agua de un río,
pero si el agua es tuya quizás el cauce es mío.

Tu amor es una alegre fugacidad de espuma
que se nutre del viento y en el viento se esfuma.

Pero es como una rama que florece, querida,
ver crecer en tus ojos una desconocida:

Esa, recién llegada de tu ensueño o tu hastío,
nace en tu corazón, pero viene hacía el mío;

y si tú, como el agua que se va de una fuente,
siendo siempre la misma, puedes ser diferente,

yo, embriagado en tu vino con distinta embriaguez,
pensaré que eres otra, ¡para amarte otra vez!

JOSÉ ÁNGEL BUESA


11 de julio de 2008

Espera


Y tú me dices
que tienes los pechos vencidos de esperarme,
que te duelen los ojos de tenerlos vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices y sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de golpear mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en besos
desde la ausencia en la que tú me gritas
que me estás esperando.

Y tú me lo dices que estás tan hecha
a este deshabitado ocio de mi carne
que apenas sí tu sombra se delata,
que apenas si eres cierta
en esta oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.

JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD

10 de julio de 2008

Mis cosas. Cerquita del mar...

Esta tarde he quedado con dos buenas amigas, F. y C. A lo largo del año, nos vemos poco, pero hablamos mucho... Son de esa clase de amigas que cuando te llaman por teléfono y dicen eso de: ¡hola!, ¿cómo estás? y respondes...bien, te dicen ¿bien? ¡y un huevo estás tú bien! y claro, te descubren. Y ya te han pillado. Sólo con oírme la voz, más o menos, ya "calan" el estado de ánimo por el que paso. A mi, me ocurre lo mismo con ellas. Y claro, es una ventaja, la mitad del camino ya recorrido...

Esta tarde, se hacia necesario sentarnos un rato a charlar. Y les he propuesto hacerlo cerca del mar. La tarde iba a ser intensa y yo, una vez más, necesitaba estar cerca de él, mirarlo me da vida, fuerza, sosiego...y esta tarde, iba a necesitar dosis extras de todo ello.

Nos hemos ido a una zona de la playa donde hay varios "merenderos". Nos ha costado un poco decidirnos donde pasar la tarde. Buscábamos una mesa en una zona con brisa, que no diera el sol,
íntima, acorde al bolsillo....puffff. Por fin hemos coincidido. Al llegar al sitio elegido, el servilletero de la mesa anunciaba la marca Pepsi, y he dicho: "aquí no tendrán coca cola". C, que ya se había sentado, se ha levantado como si le hubiesen pinchado en salva sea la parte, y ha dicho: "pues nos vamos a otro sitio. No te vas a quedar sin tu coca cola". Lógicamente, me "he conformado" y nos hemos quedado allí. Me he sentado de cara al mar y por un momento me he dejado llevar por el placer que me produce su presencia, algo que no puedo explicar con palabras, pero que agradezco infinitamente.

El tema de la reunión era muy concreto. F. atraviesa uno de los peores momentos de su vida. Su hija, que este año ha terminado su carrera , está enferma. Algo que se presentó de improviso y que en un principio los síntomas hicieron pensar en malaria. Tenía su explicación, pues el viaje de fin de carrera fue a un país tropical. Y cabía en la posibilidad. Pero esta misma semana, en una de tantas visitas médicas a las que se están sometiendo, les apuntaron la posibilidad de un linfoma. Y se desencadenó la tragedia.

F. nos ha puesto al día en todos los temas médicos. Luego hemos intentado que soltara lastre, que nos contara como estaba ella, que desahogara penas, temores, sensaciones...y en lo posible, ayudarla, aunque en estos casos, se hace muy difícil, porque solo puedes estar ahí, y confiar en los especialistas. No puedes hacer más.

A lo largo de la tarde hemos procurado comprender todos y cada uno de sus sentimientos. Hemos intentando reconfortarla, darle ánimos, apoyo, cariño y sobre todo...esperanza.

De regreso a casa, la primera en despedirse ha sido C. Ha bajado de mi coche aprovechando el semáforo en rojo, y al verla marchar se me ha hecho un nudo en el alma. C. hace poco menos de un mes que ha pasado a engrosar la lista de parados. Se ha quedado sin trabajo y con pocas posibilidades de reinserción a la vida laboral, en una edad crítica. Una más. Nada menos. Pero aún así, a pesar de estar hecha polvo, esta tarde ha querido estar junto a F. Para lo que hiciera falta. Para que contara con ella. Ha dejado de lado sus problemas para zambullirse de pleno en los de su amiga. Y eso vale mucho.

Luego, cuando hemos llegado a la puerta de casa de F., y antes de salir de mi coche, me ha dado un besazo en la mejilla, a la vez que me decía: Gracias, me has dado paz.

Me he emocionado. La tarde había sido intensa, y en esos momentos, ya sola, he dado un bajón...pero había valido la pena. Sólo ha sido una inversión. La vida es una rueda, y quizá dentro de nada sea yo la que necesite de ellas. Y no lo dudo. Estarán ahí. Para eso son mis amigas.



MAAT



9 de julio de 2008

A ti que olvidas


Volví (a donde voy me siento solo)
No sé si advertí que afuera llovía.
Llegué. No sentí la ropa, mojada,
no tranqué la puerta de calle, sólo
subí a la habitación; "quizás dormía",
pensé; y una piedra sentí en la almohada...
¿Fue una lágrima salada
o una gota de lluvia? La sentí
quemándome la cara y deslizándose
despacio...E incendiándose
mi corazón, ¡otra vez pensé en ti!
...No me quedan salidas;
no te puedo imitar a ti, que olvidas.

ROMQUINT


8 de julio de 2008

Viceversa

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

MARIO BENEDETTI



5 de julio de 2008

El inconstante

Los ojos se me fueron
detrás de una morena
que pasó.
Era de nácar negro,
era de uvas moradas,
y me azotó la sangre
con su cola de fuego.

Detrás de todas
me voy.

Pasó una clara rubia
como una planta de oro
balanceando sus dones.
Y mi boca se fue
como una ola
descargando en su pecho
relámpagos de sangre.

Detrás de todas
me voy.

Pero a ti, sin moverme,
sin verte, tú distante,
van mi sangre y mis besos,
morena y clara mía,
alta y pequeña mía,
ancha y delgada mía,
mi fea, mi hermosura,

hecha de todo el oro
y de toda plata,
hecha de todo el trigo
y de toda la tierra,
hecha de toda el agua
de las olas marinas,

hecha para mis brazos,
hecha para mis besos,
hecha para mi alma.

PABLO NERUDA

4 de julio de 2008

Julia Prilutzky


Julia Prilutzky nació en Kiev, Ucrania en 1912. Sus padres, una médico y un ingeniero, le procuraron una extraordinaria formación cultural. Muy joven, adoptó la nacionalidad argentina, país al que amó con pasión toda su vida. En uno de sus libros titulado "La Patria" un poema dice: Se nace en cualquier parte. Es el misterio. Es el primer misterio inapelable, pero se ama a una tierra como propia, y se quiere volver a sus entrañas."

Cursó estudios de Derecho en la Universidad de Buenos Aires y piano en el Conservatorio Nacional de Música con Alberto Williams, aunque su trabajo estuvo siempre relacionado con la literatura y el periodismo. A los 18 años, publicó su primer libro, "Títeres Imperiales", sobre la caída del zarismo y que Eduardo Mallea publicó por entregas en el diario La Nación. Fue una destacada representante de la generación poética de los años 40. En el año 1941, recibió el Premio Municipal de poesía por su libro "Intervalo".

Sus poemas son un dulce canto al amor y a los sentimientos más profundos. Alguien dijo que sus versos eran de caramelo. Dominaba el arte de componer sonetos.

En 1972 publicó "Antología del Amor", que llegó a vender sólo en Argentina 170.000 ejemplares, alcanzando 25 ediciones, y recibiendo la Faja de honor de la Sociedad Argentina de Autores.

Entre sus libros están:

Viajes sin partida (1939)
Intervalo (1940)
Sonetos (1942)
Patria (1949)
Canción para las madres de mi tierra (1950)
Este sabor de las lágrimas (1954)
El escudo (1954), entre cuyos poemas se encuentra "Oración", que fue leído el 26 de Julio de 1954 en un acto público que se celebró en la Avenida 9 de Julio de Buenos Aires, ciudad en la que murió el 8 de Marzo de 2002.

Su cuerpo descansa en el cementerio de la Cacharita de esa ciudad.


MAAT



Dame tu brazo amor



Dame tu brazo, amor, y caminemos,
dame tu mano y sírveme de guía.
Ya no quiero saber si es noche o día:
mis ojos están ciegos. Avancemos.

Dame tu estar, amor, en los extremos,
tu presencia y tu infiel sabiduría:
por los caminos de la sangre mía
ya no sé si es que vamos o volvemos.

Y no me digas nada. No es preciso.
Deja que vuelva al pórtico indeciso
desde donde no escucho ni presencio.

Todo fue dicho ya, tan a menudo,
que ahora tengo miedo, amor, y dudo
de aquéllo que está al borde del silencio.

JULIA PRILUTZKY

3 de julio de 2008

¿Me da usted candela?

Hoy he querido traer a mi espacio un poema popular. De esos que se aprendían de memoria y pasaban de generación en generación y que difícilmente encuentras en un libro, pero que de alguna forma y a pesar de los puristas de su época, siguen vivos. El pueblo llano les ha hecho justicia y ahí siguen, para deleitarnos, para conocer e intentar comprender una etapa de nuestra historia que ha existido más allá de las hojas de cualquier enciclopedia. Poemas que nacieron para ser recitados, no leídos, pero que al hacerlo, no puedes evitar el recuerdo de la mesa camilla, las casas de techos altos, los juegos en la calle, y ese abuelo, que a la menor insinuación, por pequeña que fuera la celebración familiar, siempre tenía un poema preparado para el deleite general, incluso de los más pequeños. La poesía popular es una realidad de nuestra cultura, puro sentimiento que va directo al corazón y que nos hace vibrar con la fuerza de su contenido. Hace tiempo os comentaba que por pura casualidad llegó a mis manos una antología de la poesía popular que Antonio Burgos tuvo la feliz idea de recopilar. A ese bendito volumen pertenece el siguiente poema. Y aviso....no será la última vez que os hable de él. Me tié pillá.

¿ME DA USTED CANDELA?

Perdone usté, caballero.

¿Quiere darme candela?
Mil grasias...Er farolero
que ensiende esta callejuela
parese que s'ha dormío...
No es sitio muy de mi gusto...
Tan solo...Tan escondío...
Como pa llevarse un susto.
Claro que, pa dos valientes
que sargan desafiaos,
éste es un sitio imponente...
Y pa los enamoraos,
cuando la luz se retira
y viene ya anocheciendo
y él va diciendo mentiras

y ella se las va creyendo.

¡Qué casualidá, señores!
A usté lo conozco yo.
¿Usté no se llama Flores
y vive en Amor de Dió?
¿Dónde le he visto yo a usté?

Tal vez en la barbería
o en la Puerta de Jeré,
o en una fotografía,
sobre un marco mu bonito
de peluche carmesí...
Y escrito..."A mi Rosarito,
de su nene Pedro Luí."
Es una condisión rara
que tienen los de mi quinta,
que en contemplando una cara

ya nunca se nos despinta.

Si Sevilla es un pañuelo...
Ya ve usté que grasia tiene...
Yo, ar pronto, dije:-¡Un mochuelo!
Y resurta que es...el nene.
Con su buen sigarro puro,
su tirilla almidoná
y metiéndose en lo oscuro
como un hombre de verdá.

Y es que, por esta calleja,
se acorta pa Puerta Osario,

pero allí no está la reja
de esa muchacha, Rosario.

Allí hay unos ojos verdes
de bicho de mal agüero,
que el que los mira, se pierde...
¡No vaya usté compañero!

Esa Marijuana Sánche
que le espera en el saguán,
tiene ya cuatro reenganches
y sabe más que Briján.
Con esto, yo no le quito
que vaya usté donde quiera...
Tó pué sé que...Rosarito,
cuando se entere, se muera.

Pero, claro, usté es un nene
grasioso y enamorao,
con buen tipo y muchos bienes
y novias por toos los laos.
Rosario...una menudensia;
bonitilla...y sin parné;
pero tiene más desensia
que toa su casta de usté.

Y da la casolidá
que, desde que ella ha nasío,
cuando tiene que firmá
firma con mis apellíos.

Der coló de la senisa
se le pone a usté el semblante

y es que er corasón le avisa
de lo que tiene delante.

Sí señó...Un banderillero
que estaba ayé en Venesuela
y hoy es el duende primero
de esta oscura callejuela.
Y se tropiesa a un tal Flores.
tan siego y tan temerario,
que le está mintiendo amores
a esa muchacha...Rosario.
Y er duende, con voz muy baja,
se acerca y le dise ar tá:
-Encargate la mortaja
si vuervo a verla llorá.

¿Por qué te callas? ¿Qué piensas?
Creí que eras más valiente.
¿O es que ya te da vergüensa
burlarte de una inosente?
A Dios der sielo le pío
que te pongas en rasón,
porque tengo desidío
buscarme la perdisión.
Porque ese nardo, ese lirio
que a ti tanto te divierte,
la quiero yo con delirio,
con fatiguitas de muerte.

Porque es la viva pintura
de una santa que murió
dejándome esa criatura

pa que la criara yo.
Y he sembrao er mundo entero
de pares de banderillas
para ponerle en enero
los Reyes a mi chiquilla.
¡Pa que ahora venga un tunante,
le jure y ella lo crea!
¡Y asín que s'acabe er cante:

"Buenas noches y ahí te queas"!
Al que quiera intentar eso
con la fló de mis entrañas,
le pongo er pie en el pescueso
lo mismo que a una alimaña.

Si se casa usté algún día
y el Sielo le dá un chavá
dirá: "¿Qué rasón tenía

er que me quiso matá"!
Que a eso na más he venío,
¿a que andarse con pamplinas?
En justicia, yo he debío
clavarlo a usté en una esquina.

Pero, en fin, de usté depende.
Lo conozco...y usté a mí.
Y aquel que a mi niña ofende
que se ponga a bien morí.
¿Se va usté pa Puerta Osario?
¡No se meta usté en belenes!

¡Yo me voy con mi Rosario!
¡Mi Rosario...! ¡Condiós, nene!


RAFEL DE LEÓN Y ANTONIO QUINTERO


1 de julio de 2008

Dominio


Con tu palabra última
-adiós-
anoche encadenaste
la noche a tu silencio.
Aunque el rayo de sol
en los ojos me hiera
con su ciega evidencia,
la noche limpia y pura
tal como anoche era
en tu silencio se conserva.
Y no se irá nada,
secreta, ultraterrena,
hasta que tú, con la primera palabra
de tus labios de hoy
-adiós- crees el día.

PEDRO SALINAS