20 de octubre de 2010

Este jueves un relato: Robótica


Empiezo a estar arrepentida del dinero que invertí en alguno de los Robots Humanoides que adquirí en la pasada feria de la Robótica. Aunque reconozco que no todo es negativo. Os cuento.

Esta mañana, el día amaneció con temperaturas muy bajas para lo que estamos acostumbrados por aquí. El aire fresco se colaba por cada rendija de la ventana de mi dormitorio y, acurrucada en mi cama, he querido holgazanear un rato. Me ha sido imposible. A su hora programada, mi robot doméstico se ha colado en mi habitación y me ha dado un gran susto. No termino de acostumbrarme a esos azulados ojos que me escudriñan cada nueva mañana. He tenido el tiempo justo de brincar por el otro lado del lecho y, cuando aún no había puesto los pies en el suelo, los articulados brazos fuertes de "Pelos tiesos" ya ahuecaban en el aire mi delicada almohada de plumas de cisne blanco.




Resignada, he decidido darme una buena ducha para recuperar mi norte mañanero. También he sufrido algunos inconvenientes. Apenas me había desprendido de una de las mangas de mi bonito pijama de flores malva, la voz estridente y metálica del susodicho robot ha comenzado a recitar: te sobran taitantos kilos, te sobran taitantos kilos...y claro, no he tenido más remedio que, al grito de cállate so artefacto, echarle la puerta del baño a los tornillos morreros, consiguiendo que se quedara mudo en seco. ¡Posiseñor!

Enfundada en un confortable albornoz de rizo en suave algodón , me he dirigido al despacho y después de comprobar que mi desayuno estaba preparado y en el ordenata ya aparecía la primera página de mi periódico preferido (el que sólo incluye buenas noticias) y sobre todo, recuperada ya del susto, no he tenido más remedio que sentirme condescendiente con Pelos Tiesos y hemos firmado la paz...

No he tenido la misma suerte con la robota "Perejila". Sus sensores de entrada no acaban de dar paso a los nuevos menús otoñales. Sigue preparándome cada día ensaladas de pasta y diversos platos fríos. Su inteligencia artificial no acaba de asimilar las secuencias nuevas y hace un par de días, después de programarle para que realizara un apetitoso cocido madrileño, me tuve que conformar con una sencilla -pero exquisita, todo hay que decirlo- sopa de ajo castellana. Tendré que programarla nuevamente a través de su regenerador y, aunque es muy suya, espero conseguirlo. Si todo fuera como su físico...Pero ha salido con la mecánica dura. Muy dura.





Afortunadamente tengo a "Hugnoide".


Los días que se me ponen difíciles robóticamente hablando, me invita a pasear y a ir de tiendas. No sé cómo lo hace ni contra que cuenta la carga-ni me importa-pero utiliza una Visa para pagar mis compras a la que jamás se le termina el saldo. Como os decía al principio, no todo es negativo en estas nuevas tecnologías. Y tan sólo estamos al principio del camino. Seguro que vendrán tiempos mejores. Y más ahora, que hemos tenido una remodelación en el gobierno. Eso sí, procurad no caer enfermos...

P.D. Sin querer he regresado al mundo de los hombres. Y de las mujeres, Aido, y de las mujeres. Tu ministerio, aunque suprimido, me ha dejado su impronta.

Por invitación de Tésalo, Gus y Verónica, más Robótica en:

http://callejamoran.blogspot.com/

Maat

16 comentarios:

Celia Álvarez Fresno dijo...

Mira... casi todo puedo consentirlo, pero ese robot que te canta los kilos, como los números de la loteria navideña, me parece una grandísima intromisión en tu intimidad.
Es un gran relato el tuyo, querida Maat.
Un beso y mi cariño

Natàlia Tàrraco dijo...

MAAT, todo tiene sus pros y sus contras. ¿Has mirado en el botoncito que pone programar menús, apartado cocina madrileña? La verdad a mi me pasa lo mismo con RoboRed, me pone chorizo con lentejas y añade el muy deslenguado: "O las tomas o las dejas" Y yo que frisaba por una butifarra amb bolets de temporada.

Hay que tener paciencia, amiga, o con la garantía vas y te compras otro u otra, total...Te recomiendo a la Chacharob, baila ese ritmo y nunca te despierta, duermo a pierna suelta.
Ánimos y suerte. !Ah! no me mentes la robóticaparlamentariosa, noooo.
Todos y todas caducados y oxidados.
Besitoooos desde el teclado que me teclea solo.

Mar dijo...

¡Qué derroche de imaginación Maat!

¡Pues sí que está millonaria la protagonista con tanto robot! el mejor el último por los milagros que hace con la Visa. jajajaj

Un saludo y hasta la vista, en un mundo más humano espero. Un abrazo.

Un par de neuronas... dijo...

Mujer, lo de la tarjeta de crédito con saldo sin final me ha chiflado, la próxima feria de la cibernética robótica te pediré el nombre de la compañía que lo fabrica. A los otros dos... de momento puede apañarme sin ellos.
Lo que necesitaría, ya me informarás, es un jardibot, que me deje impoluto el patio cuando llega el verano y las hierbas llegan al medio metro de altura!!!

Besito, compañera!

rosa_desastre dijo...

jajajaja Hija dime donde los has comprao porque necesito con ungencia un Hugnoide en mi vida, (de la cocinera de silicona puedo prescindir)
Un besazo

MAJECARMU dijo...

Maat,tu relato me resulta muy entrañable y cercano.Tiene matices innovadores,humorísticos,imaginativos,cálidos y mágicos...Creo que es una de esas historias válidas e interesantes para todos los públicos.
Te felicito por poner la mente y el corazón en ello.
Mi abrazo inmenso.
M.Jesús

Primavera dijo...

Me aparece por las mañanas un robot con esos pelos de la impresion me muero..ja ja y para colmo que me diga...los kilos que me faltan uff dios que trauma, te faltan, te falta...una leche me falta..ja ja
Me he partido de risa lo que mas me gusta eso de tener saldo en la tarjeta como mola eso...ja ja ja
Primavera

MARU dijo...

¡¡¡¡¡Jamía!!!!!!Tienes el enemigo en casa... ¿Te tira de la cama y se chiva de que te sobra peso???????
Estás segura que es un robot y ¿no el dimoni????

Lo de la tarjetita, eso es otra ocsa, ya ves, nos ha gustado a todas, tu como las GAES cobra hasta por respirar...Nada de información gratis....

Con el nuevo gobierno estoy contestísima, no quepo en mi de tanta dicha, que quieres que te diga, es fenomenal, ahora si que se acaba la crisis, se acabó l paro, se acabó todo. Solo vamos a tener dicha!!!! lalari, lalara.....
Me ha gustado mucho, mucho, mucho.
Un esito carinyet.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Bueno, pues no se viviría mal del todo con estos robots. la verdad que el primero es un poco pesado; pero después del susto, tienes desayuno, comida, te acompañan de compras, en fin, un encanto. A ver cuando los inventan.
Un abrazo

casss dijo...

Te dejo taitantos besos, bueno te dejo muchos más..porque espero que no sean muchos los kilos que acusa ese insoportable robot. Bueno, también te prepara tantas comidas... que cómo uno no va a deleitarse. Yo ahora, ni comería, con tal de no cocinar...jajaj

Jacarandoso relato, te noto alegre y eso está bueno...

Al final un tema tan feo (perdón Verónica,jajaja, pero es difícil...) resultó muy aprovechado por todos los jueveros. Enhorabuena no?

Trini Reina dijo...

Te felicito por el relato, Maat. Es fresco y divertido y agudiza nuestra imaginación. Yo me quedaría con ´Hugnoide, sin duda. Aunque de momento me conformo con que mi pareja favorita: lavadora y lavavajillas, sigan funcionando y, por supuesto, lo primordial, que mi PC aguante el peso de sus años y no me deje sumida en su ausencia:):):)

Besosss

Gambetas de lana dijo...

Por el buenísimo relato y muchos de los comentarios he concuído que el mejor robot, para una mujer, es una tarjeta con crédito ilimitado, Ja, ja.
Besos

Lupe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

maat, ya he leido a cerca de unos robots en el jueves...mas ¿sabes?, estos tuyos...estos sí que me interesas...¿donde se venden, donde se encuentran? ¡quiero unoooooooo!!
bueno, en realidad quiero los tres modelos que me has presentado...
mi direccion web:
gustavorobotpelado@hotmail.com
mil besos electrificados.

María José Moreno dijo...

Yo no soportaría de ninguna manera aun robot acusica, no, no.
Ese le pondía de patiras en la calle y a esa cocinera ni te digo...Suerte amiga con tus nuevos amigos.
Un beso

Teresa Cameselle dijo...

Casi se me pasa este relato tan divertido. ¿Dónde venden el Hugnoide? Yo me pido uno.