16 de febrero de 2012

Este jueves un relato: Yo tengo un sueño.

No ha sido muy optimista la definición que la RAE me ha dado al consultarle exactamente el significado de sueño. Esta ha sido: ...y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse...

Reconozco que mi sueño es muy materialista, pero es el que hay. Algunas noches, ante la impertinente ausencia del sueño real, dejo que mi mente, de la mano de mi imaginación se alíen y me muestren la película de un hecho que deseo con vehemencia: poseer un boleto de la Primitiva de seis aciertos. Y, puestos a soñar, que sea el único.

Y a partir de ahí...miles de proyectos. Me presentaría en la sucursal de mi banco-vampiro y cancelaría -ipso facto-la hipoteca del piso de mi hijo. Intentaría convencer a mi esposo que se retirara de su mundo laboral, ya que como los buenos autónomos, "disfruta" de una vida que no es vida.

Localizaría a los médicos que atienden a una de mis vecinas, Rosa. Es una mujer joven, que padece diabetes y que hace casi año y medio sus riñones dejaron de funcionar y acude tres veces por semana a diálisis. Siempre está con la sonrisa en el rostro y es animosa y jovial. Tiene tres hijos entre 12 y 17 años, un marido encofrador, dos años en paro y tres hermanos solteros a los que cada día sienta a su mesa. Haría lo imposible para que la operación que espera de trasplante de riñón llegara cuanto antes.

Dedicaría una parte del premio en adquirir una pequeña casa de cara al mar, que tuviera un generoso jardín que llenaría de mis plantas favoritas. Colocaría grandes comederos para los pájaros y disfrutaría observando sus idas y venidas al son de mi música preferida.

"Invertiría" las cantidades precisas en paliar los problemas que mucha gente a la que quiero de mi entorno tiene en este momento y gozaría con los "intereses" de esas inversiones...

Por cierto, hoy es jueves y se celebra el sorteo de la Primitiva dentro de un rato.

¿Será hoy cuando mi sueño se haga realidad...?

Maat


P.D. El orden por el que realizaría mis proyectos no es el reflejado. El primero, sin duda, sería el de Rosa.


Más sueños: http://desgranandomomentos.blogspot.com/

10 de febrero de 2012

Este jueves, un relato: El arte de observar.

(Foto cedida por ElSilencio en Devianart)

Una ordenada y esperanzada cola llega hasta los pies de una veintena de empinados escalones. Seguro que si yo estuviera ahí, pensaría que para mi iba a ser imposible alcanzar esa ventana. Me achica la idea de escalar esa empinada escalera sin la protección de barandillas donde apoyarse para llegar hasta arriba. Un grupo indefinido y numeroso de personajes aguardan su turno para observar lo que 0curre al otro lado, en el exterior, desde donde llega una luminosidad imperante. La abertura proyecta una haz de luz en el techo y pared que hace presagiar lo que espera afuera.
Pero nadie parece reparar en ello. Ensimismados en sus pensamientos, ninguno de los presentes repara en la sombra que se exhibe a sus espaldas del hombre que ya ha llegado al último escalón.

El que está apunto de iniciar la subida, protege su cuerpo con una generosa capa, temiendo quizá que, en las alturas, le espere el frio. Un adolescente, con su mochila cargada de ilusiones, aguarda cabizbajo su turno. Tras él, un hombre podía estar acompañado de una bebida en su mano que le haga más llevadera su incertidumbre en el porvenir. Las manos entrelazadas del anciano lo sitúan en ferviente oración para que lo que le espera al otro lado del ventanal sea más llevadero que lo que está sufriendo en su presente.

Otro adolescente, con la mochila más abultada de anhelos, se muestra seguro y deseoso de comprobar por si mismo lo que hay al otro lado...Al joven que llega detrás, parece que le quedan cosas por terminar. O tan solo es que se hace acompañar de un buen libro, inigualable compañía para ciertos momentos.

Aunque dispuesta para su uso, nadie opta por descansar en la silla que en un rincón de la sala, aguarda poder ser de utilidad para alguno de los transeúntes. Quizá no es demasiado cómoda pues su altura es inusual.

Me llama la atención, especialmente, la falta de comunicación entre los protagonistas de la historia. Todos están deseando contemplar a través de esa abertura el final de...la crisis. Crisis que todos están soportando y que esperan termine "al otro lado". Lo sospechoso es que, en la imagen, nadie vuelve sonriente de esa contemplación. Es más, quien lo hace en ese momento, aparece claramente pensativo. Dubitativo diría yo.

Maat

Más observaciones en: http://maticesdecolores.blogspot.com/

5 de febrero de 2012

Fue la placa base...


Hace unos días os comentaba las peripecias sufridas con algunas de mis pertenencias. El coche ya funciona a las mil maravillas. Espero que el tiempo suficiente para que me recupere del gasto invertido en ello. Le ha seguido mi ordenador. Mi querido e indispensable-ya-ordenador. Su placa base me dijo una buena noche: hasta aquí hemos llegado, guapa. Y dejó de funcionar. Algunas piezas más le acompañaron en su adiós a la vida debido, al parecer, a una subida de tensión eléctrica que no pudieron soportar. Unos cuantos días en el taller de Paco y con los mimos precisos de Ángel -el nombre le hace justicia- lo han dejado perfecto. Me ofrecieron dos presupuestos: uno, para un ordenador nuevo de trinqui o, el mio con piezas a estrenar, algo más económico. Con la que está cayendo opté por la segunda opción. Aún así, espero que la inversión lo aguante hasta que la prima esa de riesgo que de repente nos ha salido a todos, no esté amenazante y la salud de nuestros bolsillos vaya mejorando. Falta nos hace...

El lavavajillas sigue en dulce letargo. De reposo absoluto. Y celoso. Muy celosón, de ver como mis euros discurren por otros derroteros que no son los suyos. Espero que no me tome represalias cuando le llegue su vez...Por cierto, ¿le llegará algún día?

Y que voy a deciros de mi móvil nuevo. No acabamos de encajar. Cuando mi esposo lo puso ante mis ojos, me dio una especie de repelús. Fue lo mismo que cuando te presentan a una persona y le notas "algo" que presientes va a ser un obstáculo entre ambos. Aunque viene con las mejores bendiciones de una ¿competente? compañía telefónica, no me complace. Eso de que sean mi dedo indice y su regordeta yema los protagonistas de su uso no me convence. Si leyerais lo que escriben desde ese minúsculo teclado. ¡La cantidad de palabras nuevas que estoy inventando! Pá descojonarse. El resto de los dedos están ofendidos y fingen-de pura venganza- que se les escapa de la mano cuando tienen que arroparlo para atender sus llamadas. Demasiado escurridizo, se me quejan. Y eso que ya lo he revestido de una bonita funda de silicona contra golpes inesperados. Pero ni así. Vamos a tomarnos un poco más de tiempo porque, creo que al final, nos vamos a hacer inseparables.

Hasta puedo pasearme por vuestros blogs desde su pantalla. Pero es tan pequeñaja la joia...

Maat