26 de diciembre de 2009

Un merecido descanso


Me acabo de tomar un descanso, creo que bien merecido. Mis queridos comensales que estos dos días han compartido mesa y mantel de Navidad en mi casa, imagino que duermen plácidamente. Yo me encuentro tan agotada que, a no tardar, estaré descansando como un recién nacido...

Mi cocina todavía no está en perfecto orden, la vajilla "de celebraciones" espera apilada sobre la mesa a que mañana la coloquemos en el lugar que descansará hasta las navidades del año próximo. La cristalería si que ha regresado ya a su vitrina, pero un año más, con una pieza de menos. Una de las copas que suelo destinar para el cóctel de marisco ha terminado sus días...El mantel con dibujos de bonitas flores de pascua duerme en la lavadora y mañana ondeará en mi tendedero recordando que pasó la Navidad. He invadido la nevera de coloridas fiambreras con las sobras de mis comidas y, lamentablemente, tengo que darle la razón de nuevo a mi esposo: "Me he excedido en la preparación de los menús." Otro año más... Los próximos tres días los dedicaremos a descongestionar el frigorífico y me vendrá bien no pisar en unos días el mercado ni el super habitual. Y a mi bolsillo...ni os cuento.

Conforme van pasando los años, recuerdo con más cariño las navidades de mi infancia. Son como unos pequeños videos que se visualizan en mi mente y en los que los protagonistas principales son mis padres. Durante bastantes años, en mi casa, las fiestas comenzaban el día que mi padre llegaba con "el lote". Así llamábamos a la copiosa caja que la empresa en la que trabajaba obsequiaba a sus empleados cada 22 de Diciembre. Con una amplia sonrisa hacia su entrada triunfal en el salón donde le aguardaba una mesa despejada para que depositara su pesada carga. Ceremoniosamente, cortaba el precinto que la mantenía cerrada y dejaba que las manos de sus cuatro hijos se perdieran entre la paja de celofán de varios colores que escondían las viandas. Cada una de las cosas que encontrábamos la íbamos cantando con júbilo y depositándola sobre la piedra blanca de mármol del aparador en destartaladas filas que mi padre iba recolocando en perfecto orden. En pocos minutos, los vistosos estuches de diferentes turrones competían con el colorido de los botes de melocotón, cerezas confitadas, cajas de galletas...Botellas de champán, mistela, vinos, coñac, ponche y la clásica de anís -que una vez vacía la usábamos como instrumento musical para acompañarnos en el canto de villancicos- llenaban en un santiamén el pequeño mueble bar. La bola de queso de corteza roja, en unión de varias piezas de fiambre, permanecían también sobre el mármol blanco como esperando la ceremonia que se sucedía a continuación. Mientras mi padre recogía la caja y todas las virutas de celofán desperdigadas por la mesa, mi madre marchaba a la despensa y rescataba su vieja caja de galletas y la colocaba encima de la mesa. Era su hucha. Durante todo el año, iba depositando allí sus pequeños ahorros y, en esa fecha tan señalada, salían a la luz. Recuerdo que era una caja redonda, grande, oscura y desnuda. En la parte superior tenía una pequeña tapa en la que mi padre había hecho una hendidura por donde mi madre colaba el dinero. Sentados alrededor de la mesa, esperábamos que fuera ella quien poco a poco sacara las monedas, billetes e incluso los sobres color beig -"sin abrir" -de las horas extras que mi padre cobraba y que le dejaba atónito comprobar que, su esposa, había guardado a lo largo del año. Con el tiempo he comprendido que, esos ahorros, servían entre otras cosas, para escribir la carta a sus Majestades de Oriente...

Ese día, también lo dedicábamos a montar nuestro pequeño belén. Mis hermanos se ocupaban de todo el trabajo con mucho esmero. A mí, por ser la menor, me dejaban el toque final. Con el bote sonrosado del talco entre mis manos dejaba caer una inmensa nevada por todo el nacimiento, menos en el pesebre, para que el Niño, en pañales tan solo, no sintiera más frío...

Así empezaba nuestra Navidad. Y me llena de emoción recordarlo. Es lógico que cada año que pasa eche más de menos a mis padres. Fueron perfectos.

Este año, la celebración de estas fiestas ha tenido un velo de tristeza en mi hogar. Mi querido amigo Pablo ( http://blogdemaat.blogspot.com/2008/02/mi-amigo-pablo.html
lleva hospitalizado 17 días. Los médicos todavía no han sido capaces de diagnosticar la enfermedad que le aqueja y que le tiene sin poder tomar alimentos y con insufribles dolores desde el pasado día seis. Todas las personas que le queremos lo estamos pasando muy mal y deseando -aunque a veces rocemos el desánimo- que los doctores logren dar con el secreto y le ayuden a curarse.

Y ya termino por hoy. Espero y deseo que mañana todo esté mejor...

Maat






13 comentarios:

Trini Reina dijo...

Pues creo que muchas estamos hoy de descanso y, como dices, bien merecido que lo tenemos:)

Tus Navidades infantiles fueron muy parecidas a las mías.
Mi padre no tenía cesta de Navidad, pero el día 22 por la tarde, íbamos mi hermana y yo, a la única tienda del pueblo, a por la caja de mantecados enorme, y que siempre traía de regalo un calendario y un parchis:) Y qué buenos sabían antes los mantecados, ahora ni los compro, con tantas exquisiteces nuevas que hay en el mercado.

También mis padres son perfectos.

Siento mucho lo de tu amigo Pablo, ojalá se mejore pronto.

Que descanses estos día, Maat.

Besos

Ricardo Miñana dijo...

Que por fin puedas descansar,
y que tu amigo se recupere cuando antes.

Te deseo un feliz fin de semana
un beso
RMC

milagros dijo...

Matt, describes la llegada del "lote" a casa como si de una poesía se tratara. Me contagias optimismo con tus palabras. Es todo un placer leerte.
Lástima la nota negativa de estos días. Espero que encuentren ese diagnóstico a tu amigo Pablo y le puedan dar el tratamiento que le ayude a recuperarse.
Un abrazo

tag dijo...

Pues te cuento que cuando yo era una niña, mi padre trabajaba en el Juzgado, en el Registro Civil, y ayudaba más allá de su cometido y obligaciones oficiales,de modo altruista, a unas monjitas que recogían a los niños abandonados al nacer y se encargaban de buscarles padres adoptivos.

Entonces la burocracia era complicada y dificil, cambiar los apellidos del bebé era una tarea que requería eso, una persona dispuesta a ayudar como era mi padre.

Cuando llegaba la Navidad,venían a mi casa un par de monjitas y nos obsequiaban con unos dulces hechos con yema, una nuez dentro y cubiertos de azucar glasé.Mmmmmmm, !que ricos!
De esta forma le agradecían a mi padre el trabajo extra que le ocasionaban sus adopciones.
Estaban buenisimas esas yemas, no las he vuelto a probar igual.

Ese era para mi el principio de la Navidad, porque a mi padre no le daban cesta.
El reñia a las monjitas por traerlas, y yo estaba temiendo que le tomaran la palabra y se las llevaran otra vez al convento, jaja

Besitos

thot dijo...

Qué bien lo has narrado. He visualizado cada momento perfectamente y me hacías sonreir por lo que se semeja a mis recuerdos.
Deseo que tu amigo se recupere muy prontito.
Un beso!!!!

Chela dijo...

¡Hola Maat! Gracias por tu visita a mi blog y dejarme un comentario. Ahora visito yo tu casita virtual y si no fuera por los excesos de estos días lamentaria haber llegado tarde a esa mesa tan concurrida y llena de cosas agradables.

Me ha gustado mucho leer tus recuerdos de infancia. Creo que todos tenemos, como dices, esos "vídeos" mentales, en los que sobre todo había mucho sacrificio discreto de los padres y eso nos da ahora, cuando lo recordamos, mucha ternura.

Deseo que tu amigo Pablo se ponga pronto bien.

Un saludo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Maat, primeramente felicitarte por la sensibilidad que muestras tanto por el estado de tu amigo como por el recuerdo entrañable de tu infancia. Esas cosas valen más que el oro y no las borra el tiempo. Sobre el cansancio post festejo, jajaja, te comprendo perfectamente y me identifico. si bien mis invitados no han sido muy numerosos (ocho el 24 y nueve en Navidad)me ha tocado como siempre todo a mí! ajjaja...pero bueno, intento que sea con gusto, sobre todo por mis hijas y mis padres que son grandes ya y uno no sabe qué nos depara el destino. Para el 31 y el primero, me espera lo mismo! ajaja pero esta vez creo que compraré las viandas! ajjaja...después de todo, para mí también es el festejo!!!

un abrazo ya descansar!

Unknown dijo...

Feliz Navidad Maat, y descansa, que bien te lo tienes merecido. Yo también tengo a alguien enfermo estas navidades y se hace muy duro, pero hay que seguir hacia adelante. Un abrazo.

mar... dijo...

Hola Maat.
Preciosos tus recuerdos infantiles, los has contado tan bien que me has hecho sonreir y recordar mi infancia poniendo el arbol de navidad (nosotros no teníamos belén), realmente era un momento especial.
Espero que tu amigo Pablo se mejore pronto y vuelva a sonreir como merece(he leido tu post anterior sobre él y es maravilloso), desde aquí le mando mis mejores deseos para él y por supuesto para tí también
Un beso de Mar

Niña hechicera dijo...

Hola Maat,me he acercado aquí desde el blog de Bolzano,me ha encantado al descripción que haces de tu intención al entrar en este "universo on line";ya hace un año que escribo también y tu visión me recuerda mucho a la mia propia...y ahora tras leer el post he visto reflejada mi idea de la navidad-mi otra idea,si lees mi último post no tiene nada que ver,je,je;)-...precisamente creo que lo que salva las navidades en espíritu es recordar aquellos momentos de mi infancia que tan bien describes.
Con tu permiso te agrego,pues volveré por aquí,un saludo y hasta pronto !!

casss dijo...

Querida Maat, ha sido precioso compartir parte de tu acomodo post nochebuena y navidad (más o menos parecido a los que me tocóooo...jajaj) y mucho más lindo recordar contigo esas navidades y toda esa anécdota tan entrañable que ayuda a conocerte más a tí y a los tuyos.
Anochece por aquí el domingo, veo unos tintes rosa y celestes en franja preciosos en el cielo y escribo un mensaje de optimismo y cariño para tí y tu amigo, y el deseo de que todo sea para bien.

José Ignacio Lacucebe dijo...

Agradezco tu visita.
Yo he pasado de los cincuenta, baya que estoy más cerca de los sesenta.
En mi caso no estoy en paro pero soy pensionista por una invalidez total (trastorno bipolar).
Entiendo lo que puede representar tu blog. A mi me sucedió lo mismo. Ahora he controlado la dedicación. Sigo con cariño a aquellas personas que por una u otra razón hemos ido coincidiendo y aprendo de ellos.
Me encantó repasar tus navidades infantiles. Todos los de una generación las hemos vivido de forma parecida: el "lote", la harina y el serrín del belén....Ahora vajillas y cristalerías (con rotura incluida), sobras al congelador.......
Deseo que el 2010 sea una caja de alegres y saludables sorpresas en vuestra vida.
Hasta pronto

Lupe dijo...

Hola amigos.

Os agradezco los buenos deseos para mi amigo Pablo. Hoy están realizándole una prueba importante para llegar al tratamiento adecuado.Esperamos y deseamos que los médicos acierten.

Un abrazo grande para cada uno de vosotros.

Maat