15 de septiembre de 2009

La tarima del profesor...

Hay días que me impongo no mirar a la caja tonta. Por muy plasma que sea. Pero como hay que estar informada y vivir en el mundo que toca, de vez en cuando, me doy una licencia. Y hoy concretamente, me he alegrado de ver un telediario-que ya es mérito-
La noticia en cuestión la daban con imágenes de Esperanza Aguirre mientras que una voz en off anunciaba que Madrid prepara una ley para reforzar la autoridad de los profesores. Y me parece divino. Casi milagroso, vamos, que lo consigan. Hemos recorrido demasiado camino como para retroceder. Pero después de trabajar varios años en un colegio-en las oficinas- todo lo que se les ocurra para mejorar el "status" del profesorado me va a parecer bien.

Escuchando la noticia, algo me ha llamado la atención un poco más...Se hablaba de la necesidad de que la mesa del profesor tenía que "volver" a estar más elevada que la de los alumnos. Y por si no lo había entendido bien-no daba crédito-me he sumergido en Internet intentando completar la información. Y era cierto. Parece ser que en una visita a un colegio público, Esperanza se dio cuenta que la mesa del profesor está a la misma altura que la de los alumnos y eso no es -ahora- conveniente. El razonamiento prefiero omitirlo. Aunque está en la noticia de Europa Press para todo aquel que guste leerlo.

No he podido evitarlo. Una ráfaga de melancolía ha invadido mi alma. Y me he dejado llevar. Evocar mis aulas en el colegio de religiosas donde cursé estudios ha sido muy sencillo. Y placentero. Allí existían tarimas. La mesa de la monja docente descansaba sobre una reluciente base de madera de pino desde la que se dominaba la visión de todos los pupitres y a sus ocupantes. Hasta los de las últimas filas; no se les pasaba ni la más insignificante trastada. La prohibición de poner un pie en la lustrosa tarima era patente. Tan sólo se nos permitía sentarnos en ella cuando el día lo llevábamos un pelín torcido y había que aplicarnos alguna medida disciplinar. Castigadas en ese lugar recapacitábamos rápido. Todo lo necesario con tal de no permanecer mucho tiempo a la altura -casi- del suelo de la clase. Y sin traumas, oye.

Buscando alguna imagen para acompañar mi entrada he encontrado una especial. Tiene el sabor peculiar de las fotografías en blanco y negro. No le falta detalle. Hasta tiene una valla borneada que delimita muy bien la zona del profesor...


Lo único que no me encaja es la botella. Pero no dudo que alguna misión estaría cumpliendo. ¡Vaya usted a saber! Y como estoy ahora mismo enclavada en aquella época no voy a hacer preguntas. Entonces nos lo creíamos prácticamente casi todo. Y la verdad, no hemos dado mal resultado...

A ver si hay suerte y elaboran pronto esa ley. Y la aprueban. Y se pone en práctica.

Pero no nos engañemos. La solución al problema de algunos de nuestros jóvenes empieza muchos años antes, en sus hogares. Está en las manos de sus padres y en los límites que no les ponen. Ahí está el quid.


Maat

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá se ponga rapidamente en vigencia esa reforma y prontamente los maestros tengan nuevamente el control de los alumnos, porque ultimamente parece que los jovenes tienen el control de TODO.
En mi escuela el escritorio de los profesores tambien estaba sobre una tarima a la que había que subir para llegar al pizarron o a dar leccion oral.(SOCORRO)
En la foto se ve una botella que te intriga y me hiciste pensar que tal vez la usen con un poco de agua para esparcir en el suelo antes de barrer, para aplacar la tierra. jaja.te mando un beso.

Trini Reina dijo...

Un día, hace unos años, esperando a mi hijo a la salida del colegio, un profesor amigo se paró a charlar conmigo, nada referente a su trabajo, de repente ¡zas! un alumno de su clase le dio un golpe en la gorra que el profesor portaba y se la tiró al suelo. El poefesor lanzó una carcajada, se agachó por la gorra y se la volvió a colocar. Yo me descoloqué...

Al curso siguiente, mi hija se estrenaba en la ESO, la eso... y al reclamar la atención de la profesora, la llamó "señorita" y los compañeros se rieron de mi hija y la humillaron, por antigua o cateta, y la profesora, la señorita, también se rió...

Quiero decir que aquellas aguas traen estos lodos y no toda la culpa es de los padres, que también, pero no todas. Porque yo inculqué a mi hija el respeto a los profesores y estos mismos, en particular aquella "señorita" le rompió los esquemas.

Estoy de acuerdo en que la ley proteja a los profesores y a los médicos y a todo aquél que se sienta amenazado por el libertinaje que vivimos en esta sociedad, pero lo de las tarimas me parece innecesario. Yo tengo 50 años y nunca las hubo en mis aulas.


Besos

Ardilla Roja dijo...

¡Exacto, Maat! A mi si se me ocurría suspender, mi padre nunca fue a cuestionar por qué. Simplemente me echaba una bronca de órdago y me dejaba sin salir un mes.

No digamos si me castigaban en clase por algo. Me guardaba bien de decirlo por si el castigo era doble.

La tarima es lo de menos me parece, pero si es cierto que el profe se ha convertido en un señor que está ahí y si le faltan al respeto no puede defenderse porque encima corre el riesgo de que lo denuncien por abuso de poder o algo parecido.

Los extremos nunca son buenos, pero es que se ha pasado de la represión y el castigo físico en las aulas, a la anarquía total.

Un abrazo

Celia Álvarez Fresno dijo...

Mira Maat. Tu escrito es mi pensamiento. De principio a fin, incluído el colegio de monjas, y esa tarima reluciente que reinaba sobre la clase.
Había respeto y sobre todo admiración, aunque rezongáramos por lo bajini, sobre lo uno y lo otro.
Los valores tienen que ir de la mano con la persona, y ya desde pequeñitos, esa mano fuerte que te eleve cuando estés caído, y que te fuerce con argumentos a ir por el camino recto, es esencial. Por los niños y por os mayores. Porque la ley de la selva, a estas alturas de la vida, ya es hora de que esté en el sueño de los justos.
Mi admiración hacia ti, Maat, y hacia la Noticia, que esperemos se lleve a efecto en todo el territorio Nacional.
Besos.

Natàlia Tàrraco dijo...

Maat, estoy contigo, pero...esa tarima imprimía poder, alzada sobre el nivel del suelo, era status, era miedo, !era un altar!. Esperancita, aguda, quiere volver al pasado, ¿impondrá la palmeta y las orejas de burro???
Tampoco es manera. La cosa no se soluciona mirando atrás, a los viejos métodos, la cosa es muuuy complicada y empieza en los hogares de cada cual, como dices, demasiada tele, poco control de juegos, violencia a todas horas, falta de valores, de ejemplos, y todo lo consiguen sin esfuerzo.
Años de métodos pedagógicos, Escuela Montesori, Escuela Francesa...et, et, para que ahora pongan separados a los niños de las niñas. !Qué miedo!
Cuando llaman a los padres porque el niño ha hecho una gamberrada, casi siempre salen en su defensa contra el maestro, faltan esculas para padres.
Complicado Maat, besito, natalí

MARU dijo...

Maat, veo que nuevamente coincidimos en el tema.No es difícil, en esta ocasión, creo que, como dice la oración "es justo y necesario"

En la psicologia de Empresas, que está estudiado hasta el menor gesto y ubicción, el lugar que ocupa cada uno tiene una importancia enorme.

Pero, aparte de lo que significa el lugar de esta tarima, lo que más me ha llamado la atención es que les darán el rango de autoriadad, como a la policia, a sus señorias, etc. Para que la agresión sea punible.

Pero todo esto, tiene su génesis en casa.
Mientras no arreglemos nuestra tarima de padres...,mal vamos.
Un besito

Manolo Jiménez dijo...

Maat, lo primero que había que dejar meridianamente claro en este tema es que se educa en casa. En el colegio se refuerza esa educación, se pone en práctica...

Y por supuesto que el profesor en el aula debe ser mucho más que los alumnos. ¿Autoridad? Por supuesto.
¿Remarcarla? Sí, pero la mejor tarima era la aptitud del profesor. Era y debe ser.

Abrazos.

Naiba dijo...

Eso espero Maat

Que entre pronto en vigor, y que los maestros vuelvan a tener ellos el control de las clases.

Así mismo me gustaría una urgente reforma de la Ley del menor que sea tan permisiva para ellos, que desde que no se les puede tocar, el mundo es de ellos.

Besitos

Teresa Cameselle dijo...

Estoy de acuerdo en todo Maat, y remarco lo que dice Natàlia, ESCUELAS PARA PADRES.
De mis años de experiencia en las puertas del cole esperando a los niños, siempre destaco que según ves a los niños así son los padres, salvo honrosas excepciones. Si el padre-madre que está esperando habla a gritos, con palabras malsonantes, critica al colegio y a los profesores -en sus narices-, y otros comportamientos similares, ¿qué les vas a pedir a los hijos?

tag dijo...

Yo estoy completamente de acuerdo en que se ha perdido el respeto a los maestros y profesores.
Que la educación para ese respeto se debe mamar en casa, y cuando los niños empiezan a ir al cole, ya deben tener aprendida la lección de obedecer y hacer caso a la señorita o señorito que le toque.
Los padres no deben desautorizar nunca a los profesores en presencia de sus hijos.

Que los profesores deben recuperar la autoridad en el aula y fuera del aula, por supuesto, pero tambien tienen que poner de su parte y no querer ser "coleguitas" de sus alumnos, porque por ese camino hemos llegado donde estamos.

Y desde luego, prohibidos los careos entre profesor y alumno para ver quien tiene razón.
Salvo que se demuestre lo contrario, y para eso existe la tecnologia, se debe creer lo que dice el profesor.Nada de careos.
Eso me parece fuera de lugar.

En cambio, lo de la tarima, pues no sé, ¿que quieres que te diga?
No lo veo necesario, creo que es indiferente.
Lo importante no es la altura fisica del profesor, sino la altura moral.

De la botella no digo nada, jajaja,

Annick dijo...

Recien cumplido los 20 años , daba clases de francés en un colegio de Jesuitas ; los alumnos , todos chicos y algunos con apenas unos años mas que yo .Y puedo decir que había un respecto reciproco , un ambiante sano y ganas de estudiar . Nunca tuve problemas ; años mas tarde me reencontre con algunos , hechos hombres , que me recordaban con cariño .
Pero antonces había educacion , tanto en casa como en el colegio .
Donde hemos fallado , los de mi gerenacion , para que se nos fuera de las manos de esta manera.

Besos desde Málaga.

Lupe dijo...

Norma, Trini, Ardilla, Celia, Natalia, Luna, Manolo, Naiba, Teresa, Tag y Annick: Ha sido un placer recibiros en mi blog. Más o menos coincidimos en lo esencial. No nos gusta donde estamos y todos esperamos que poco a poco regresen las aguas a su cauce. Lo veo muy difícil. Pero vamos a tener un poco de esperanza. Por lo menos.

Gracias por vuestras letras.

Abrazos para cada uno de vosotros.

Maat

P.D. Norma, me encantó la explicación que encontraste para la botella. Espero que tu mamá siga con su mejoria. Un beso.

XoseAntón dijo...

Lo siento, debo de ser el chico malo de la clase; pero, a pesar de que casi todos parecen decir lo contrario, insisto en preguntarme ¿cómo es posible que nuestros hijos no se vuelvan locos? (Conste, con ello no pretendo justificar los comportamientos violentos ni la falta de respecto).

Tan sólo pensar qué ocurriría con nosotros, los adultos, si nos examinaran cada poco tiempo y que nuestro futuro dependiera de ello, como les ocurre a los chavales, una gran mayoría la palmaba. Exigirles a ellos respeto y buenos modales, cuando los mayores vivimos en un estado de casi, o sin casi, preguerra mental (si parece exagerado no hay más que fijarse en los políticos, por poner un ejemplo, aunque hay muchos otros más). El respecto no solo es una conducta, sino que también es un estado emocional, como casi todo. Podemos hablarles, pedirles, exigirles e, incluso, tratar e obligarlos, pero nuestros hijos, como hijos de monos que son, aprenden por imitación, tanto o más que por lo que se les dice.

Si el respeto se exige de arriba abajo ya de por sí es una falta de respeto y no digamos si se impone. En un espacio de competitividad salvaje es imposible mantener las formas, es como pretender que las flores se aguanten firmes y elevadas, con todos su pétalos luciendo, en mitad de un vendaval.

Comencé disculpándome y lo vuelvo hacer, lo siento; pero a mí me causan tristeza, ellos, los chavales con sus caóticas conductas, el infierno a que se ven sometidos los profesores, la misión absolutamente imposible de padres y madres y, más que nada, la ceguera de unos políticos, a su vez, también desbordados.

Insisto, lo siento.

Bikiños Maat

tag dijo...

Maat

Me acabo de levantar, pongo la radio y la primera noticia que escucho es que ayer un padre golpeó y tiró al suelo a la directora de un colegio en Madrid porque habian reñido a su hijo por estar corriendo por el comedor, con el riesgo de golpearse contra una columna.
La directora tiene lesiones en las rodillas y en la espalda,por la agresión y ademas la amenazó de muerte.
Os pongo en enlace de El Pais Pincha
AQUI
Por lo que hablabamos ayer.
Si los padres son los primeros que no respetan y agreden a los profesores cuando riñen a sus niños, malamente se puede enderezar este tema.

Un beso

MAJECARMU dijo...

Tremendo tema nos presentas,los profesores y la educación..Realmente se les ha perdido el respeto.. porque,creo como tú, que los niños ya vienen sin respeto de casa.. Por tanto ¿qué hacemos con los padres.. los reeducamos de nuevo..? Creo que tanto el gobierno como la sociedad,hemos de tomar muy en serio este tema e inculcar los valores perdidos..!!

Gracias por tu aportación Maat.

Un abrazo.
M.Jesús

Victoria dijo...

Estoy de acuerdo en la reforma,al comentar tus vivencias me ha parecido que las estaba viviendo yo ya que son muy parecidas,Cuando teniamos unas notas buenas teniamos en todo el mes una medalla,de oro y otra de plata que poseiamos en todo el mes prendida en nuestro uniforme..he ido hacia atras y nostalguia de esos pupitres y la religiosa.,el silencio de la clase hasta la hora del recreo.Hoy se ha perdido todo,estoy e acuerdo con mi amiga Norma...besos Victoria...

Lupe dijo...

Hola Xose.

Me alegra mucho verte por aqui.
He leido con atención tu comentario y tengo que decirte que yo creo que, precisamente la vida, tal y como la tenemos montada -y de lo que no se puede huir- es un examen constante, es más, nuestro futuro va en ello.
Cada uno de los actos que todos realizamos a lo largo del día es, en cierta forma, un examen del cual hay que salir airoso. Y a eso es a lo que hay que preparar a los niños primero y a los jóvenes después. A superar exámenes. La vida no es sencilla y no hay que engañarles. Tienen que saber que basado en un respeto, el día a día viene con normas que seguir, leyes que cumplir y una autoridad que respetar. En la calle, tanto si somos peatones como conductores, hay unas normas de circulación que cumplir. En los trabajos, hay una persona que asume la dirección y que hay que acatar y así en todo. Y a eso hay que prepararlos. No podemos actuar libremente como si vivíeramos solos. Esto sería más "selva" aún.

Ya sé que no es fácil, pero hemos de intentarlo.

Personalmente, te diré que muchas veces siento vergüenza, rabia y sobre todo tristeza, de ver el mundo que dejamos los adultos actuales a las generaciones que vienen detrás. Sencillamente porque -a mi modo de ver- el mundo que a mi me entregaron era mejor que el que yo dejo. Y quisiera poder subsanarlo.

Un bikiño, Xose.

Maat

Lupe dijo...

Hola Tag.

Ayer escuché la noticia, y hoy he visitado el enlace que me has dejado.
Tela. Veremos en qué queda el asunto. Ese juicio rápido va a ser interesante seguirlo.
Te voy a contar una cosa. En los años 90 yo trabajaba en un colegio privado en la secretaría del centro. Una mañana llegó a mi despacho un padre alterado. Me pidió visita con el director. Tenía una queja que plantearle. Intenté tranquilizarlo y le gestioné la entrevista. La queja en cuestión era que el día anterior, la profesora de su hija le hizo recoger un folio hecho pelota que había echado la niña al suelo después de que un dibujo no quedara a su gusto. El padre entendió que eso era humillarla. Argumentó que en su casa, una persona se ocupaba de la limpieza, y que él entendía que en el centro, las personas de la limpieza debían ocuparse de recoger lo que los niños ensuciaban. Que ese concepto también entraba en el recibo que él atendía puntualmente cada mes.
Y aún hubo más. Le pidió al director del centro entrevistarse en su presencia con la profesora de su hija y que se disculpara, primero con él, y luego son su hija en el aula. La profesora vino hasta el despacho del director. Entre los dos, intentaron un tiempo argumentar con el padre lo que creyeron conveniente. Desde luego no se disculpó. No llegaron a entenderse.

Al día siguiente la niña no acudió al colegio. Causó baja. El padre la matriculó en otro centro.

Recuerdo que sentí mucha pena por esa niña. Era un trozo de pastel. Podía cambiar de colegio. Pero el padre era para toda su vida.

Así...¡es tan difícil!

Un besote, Tag.

Maat

MARU dijo...

Xose, lo siento, pero creo que compadeciendo a esos niños-jóvenes, no solucionamos nada.
Como Maat, creo que lo que hay es que se consiente del mundo que tenemos (y si no nos gusta, pues esforzarse en cambiarlo). Y enseñar a los pequeños a vivir en este mundo. Pero con valores.
Decirles que aunque muchos hagan las cosas mal, eso no las hace buenas.

Y estar con elos, ayudándoles, demostrándoles con nuestra conducta, lo primero, que pueden ser de otra manera.

Un biquiño.

MARU dijo...

Maat, me parece que sucedió lo que tenía que sudeder, lo que debía de suceder.
El colegio no podía dar su brazo a torcer...
Aunque en tu casa tengs alguien que hace las tareas, el niño no debe tirar lascosas sin recogerlas. Son trabajadores, no esclavos.

Pero volvermos a lo de siempre, el ejemplo de los mayores...
El padre hizo lo que creía más justo.
Pobre niña...
Pero desde luego, ese no era su sitio.
Los demás no tenían porue plegarse a sus caprichos.
Un besito-
Veo que tenemos comentario para rato....
En mi blog, la cosa está también movidita.
Un besito carinyet

MARU dijo...

Bueno, acabo de ver la noticia que alude Tag, en el Telediario. Al final de telediario ya han dado la noticias de que, en un juicio rápido, castigan al padre agresor con una orden de alejamiento de la profesora y del centro.

Bueno es empezar....
Besitos

Victoria dijo...

Gracias por dejar tu huella en mi blog.Siempre que lo desees puedes volar al par que mis golondrinas..Con cariño Victoria

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Maat, interesante comentario. A mi como profesora me gustaría que se aprobara esa ley sobre todo para que los padres se lo pensaran dos veces antes de ponerse en contra de los profesores. El respeto empieza en el hogar y está claro que allí falla algo, y mientras antes el padre educaba y el profesor enseñaba; ahora los padres delegan la misión de educar a los profesores. Ahora es una misión titánica poder dar una clase como Dios manda, cuando no habla uno, grita el otro, el caso es que bastante faena tienes con mantener el orden. En fin que seguiría hablando y hablando sin parar.
Un abrazo

XoseAntón dijo...

Precisamente, a esa tendencia de vivir en un examen constante era a lo que intentaba dirigirme. La vida es una auténtica cabronada y de su crueldad no se libra nadie. Desconocemos hasta lo que nos va suceder en el minuto siguiente, no puede haber mayor tortura que esa, o acaso sí, descubrir que en un solo minuto podemos pasar de la felicidad al dolor insoportable o a morirnos sin más.
No soy un entendido del tema, ni siquiera sé por qué me meto en estos fregados; por lo que, diga lo que diga, no tiene más valor que la especulación de una irresponsable y atrevida ignorancia. Pero, aún con esta cuestionable base argumental, creo que semejante incertidumbre e inseguridad nos sumerge en un sufrimiento atroz (no me atrevo a decir que nos vuelve locos, pero por momentos sí me acucian las dudas). Por eso insisto en criticar una sociedad que incita a mantenerse en constante alerta, en constante examen, cuestionándonos sin la más mínima compasión. Resaltar de continuo lo negativo, aquello que nos daña o lastra, me parece enfermizo (creo que cuando eso le ocurre al individuo, en sicología se considera depresivo, no estoy seguro). Si la sociedad se entiende como una unidad viva de la que sólo se enumeran sus fallos acaba en una caída en picado. Una vez más nombro a los políticos como ejemplo, son los muñecos de trapo más evidentes y el blanco más fácil, es porque ellos son verdaderos artistas en lo que estoy diciendo. Basta con fijarse en sus miradas, siempre alerta, agresivas y a la vez asustadas; incluso las mujeres, que suelen tenerla más tierna y amistosa, compararla con la que muestran cuando están en política. No, no me gustan, sean del sexo que sean, parecen cuerpos sin corazón. Claro que se puede comprender, nadie lo tiene fácil y, como dije, ellos no sólo son blanco de sí mismos, sino que lo son de todos; para volverse locos, tal cual. Bien, ese infernal estado de ánimo, trasladado a cualquier esfera de la sociedad, supongo, que produce los mismos efectos o parecidos. ¿Quién no ha pensado en algún momento que vivimos en un estado de neurosis colectiva?
¿No deberían dirigirse nuestros esfuerzos y recursos a disminuir en lo posible ese estado de inseguridad e incertidumbre, en vez de crear un entorno de ingravidez permanente? Porque creo que es aquí donde está el problema, de todos, ricos y pobres, hombres y mujeres, niños y mayores... Quizá si nos diésemos cuenta que quitarle a la razón a unos no significa que la tienen los demás, tal vez la necesidad de encontrar culpables o responsables fuese menor que la de enseñar. A mi abuela le gustaba decir que una cosa era enseñar y otra examinar.

Es curioso, pero estoy completamente convencido de que las personas que se sienten queridas, sea cuál sea el entorno social en que vivan, se comportan con mayor respeto y sentido de autoridad.

Recordando a Bécquer, me consuela mucho esta música:
"Volverán las olvidadas poesías a los corazones con sus rimas emocionar..."

Bikiños e apertas

Lupe dijo...

Hola Xose.

Gracias por volver por mi blog y escribir todo lo que has escrito.
Tienes razón, la vida es una auténtica cabronada, pero no tenemos más remedio que vivirla. Quizá por edad he aprendido algo que cuando lo pongo en práctica me va bien. No pensar que me va a ocurrir en el minuto siguiente. Vivir el de ahora mismo. Y te pongo un ejemplo. En la hora escasa que llevo vivido de este día
puedo enumerarte varías cosas positivas que casi nos pasan inadvertidas a diario. Lo primero que he hecho ha sido dirigirme a mi cocina para prepararme el desayuno. Al abrir mi nevera me he encontrado con un brik de leche esperándome. Le acompañaban por alli dentro una serie de fiambreras conteniendo los alimentos suficientes para confeccionar menús varios días. En el cajón de las verduras, los melocotones, ciruelas y kiwis se disputaban el sitio con las judias verdes, calabacines y berenjenas. ¿Sabes la de gente que ahora mismo no tiene nada de eso? Miles. Ya tenemos una cosa para estar alegres.Sigo. Me encantaría no estar en casa en este momento. Seguir en mi puesto de trabajo como lo he estado desde que cumplí los 18. Pero como eso es impensable ahora mismo, no me paro ahí. Pienso que soy afortunada porque mi esposo, con mucho esfuerzo físico y psíquico en el último año, está consiguiendo mantener a flote su empresa, que creó hace 23 años con dos compañeros cuando se quedaron en el paro e intento apoyarle todo lo que puedo en el día a día. ¿Sabes Xose la de autónomos que se han quedado sin empresa en los últimos doce meses?
Miles. Ahí tengo otro motivo para sentirme agradecida y seguir adelante. Prosigo un poco más. Con mi desayuno, me vengo cada mañana a leer algo de prensa en Internet. Esta mañana he pasado antes por mi blog y me he encontrado tu comentario. Me ha alegrado leerte y ahora, estoy disfrutando contestándote. Gracias a mi blog-que miles de personas no tienen la suerte de tener- encuentro otro motivo para sentirme dichosa esta mañana.... Y todo esto en poco más de una hora.

Opino igual que tú que no es bueno para nadie estar cada día resaltando los fallos que tiene esta sociedad nuestra. En esto, los medios de comunicación tienen mucha culpa. Parece que sólo interesan las noticias alarmantes o negativas y acaban agobiándonos. Yo estoy aprendiendo a seleccionar mucho los programas que veo en la televisión. Ahora mismo, es lo que más nos contamina el espíritu.

Xose, citas muchos temas interesantes que nos darían para hablar horas. Pero desgraciadamente la mayoría de ellos no dependen de nosotros. Citas a la clase política y eso sí que es nefasto. Son los mayores responsables de casi todo lo que nos pasa. Su ineptitud se hace patente cada día. Y estoy hablando de todos los colores y de todas las posiciones. Rojos, azules, amarillos, derecha, izquierda, arriba y abajo. Todos. Luchan por el poder y cuando lo alcanzan se vuelven erráticos y no saben que hacer en él. Si de verdad quisieran velar por los intereses del resto, trabajarían unidos por objetivos beneficiosos para todos, no para sus partidos. Pero desgraciadamente, seguimos siendo el país de la picaresca.

Me ha gustado mucho el final de tu comentario. Pienso igual que tú. El sentirse querido te hace estar muy bien y obras en consecuencia. Y creo que es lo que debemos hacer, Xose, querer mucho a las personas de nuestro entorno más próximo, e intentar arreglar en lo posible esta sociedad partiendo desde ahí.
No lo dudes. Seguro que lo conseguimos.

Ha sido un placer tenerte por aqui.

Un abrazo grande.

Maat

Lupe dijo...

Hola Carmen Andújar.

He trabajado muchos años entre profesores y si entonces les tenía el mayor de los respetos, ahora, se ha triplicado. Vuestra labor sólo puede apreciarse-desgraciadamente-desde dentro.

Te envío todos mis ánimos con un fuerte abrazo.

Gracias por venir.

Maat