¿Qué pasaría si...la nevera pudiera salir por piernas?
Agotada, abandonó la cama. Se dirigió a la cocina haciendo un verdadero esfuerzo por mantener
los ojos abiertos. La noche fue cruel con ella y apenas había podido dormir. Los ratos en que consiguió hacerlo los sueños llegaron cargados de pesadillas.
En mitad del pasillo se detuvo. Algo le impedía caminar bien. Miró a sus pies y comprobó que llevaba las zapatillas cambiadas. Sonrió. Se descalzó y el frío del terrazo la impulsó a colocar rauda y veloz sus extremidades inferiores donde correspondia.
Observó que una pernera del pantalón del pijama permanecía engurruñada por encima de su rodilla, fruto sin duda de la agitada noche padecida y recordó con pesar las vueltas que había dado en la cama durante su insomnio.
Entró en la cocina para prepararse el desayuno. Sentía un gran vacío en el estómago y le apetecía un buen vaso de leche caliente. Cuando se disponía a abrir la nevera, ésta, de un salto, se plantó en el pasillo y comenzó a correr hasta llegar al cuarto de baño pequeño y, parapetándose detrás de la puerta, le gritaba a través de una pequeña rendija: "No me cogerás, no me cogerás"
Alicia, atónita, regresó a su habitación. Se dio una prolongada y reparadora ducha. Se vistió con ropa informal y decidió salir a la calle. Tenía varias compras que hacer pero, sobre todo, necesitaba tomar el aire. Entró en el cuarto de los trastos y recogió su carro de la compra. Al pasar por la cocina, comprobó que la nevera estaba en su sitio. Seguramente había sido un mal sueño.
La brisa de la mañana le reconfortó. Ya no pensaba en su vaso de leche y se dejó acariciar por los tibios rayos del sol que jugaba al escondite con unas enormes nubes grises. Permaneció unos minutos observando a un grupo de mariposas multicolores que, revoloteando alrededor de las flores de sándalo, se posaban sobre ellas sin encontrar el lugar exacto para permanecer unos segundos.
Una vez finalizadas sus compras volvió a casa. Su carro iba repleto de víveres y decidió que, en cuanto los hubiera guardado en sus respectivos lugares, iba a tomarse un merecido descanso. De nuevo en su cocina observó que todo estaba tranquilo. Fue a por el cajón de las verduras a su nevera, pero, una vez más, ésta salió corriendo, se subió al quicio de la ventana y después de tomar impulso comenzó a elevarse a toda prisa hacia el cielo a la vez que se escuchaban unas carcajadas "a lo papá Noel": "Ajajaaaaaaa"
Alicia no daba crédito a lo que le estaba viviendo esa mañana. Resignada, se puso a cocinar la mayoría de los alimentos por miedo a que, sin frío, se estropearan. Y transcurrieron horas. Cuando se disponía a guardar todos sus guisos en fiambreras se percató de que, silenciosamente, la fugitiva había regresado a casa. Todavía estaba jadeante por el ejercicio de altos vuelos realizado. La joven, presa de ternura, le secó las gotas de sudor que salían por la puerta de su congelador. ¡Cuánto la había echado de menos! La besó dulcemente y advirtió una leve vibración de agradecimiento. Y para que se encontrara más cómoda, fue liberándola de todos los adornos que tenía depositados sobre su puerta. Retiró imanes, listas de cosas por hacer, un pequeño calendario, la receta pendiente de sacar de la farmacia, la estampa de San Pancracio, los teléfonos de urgencia...
Se propuso cuidarla más a partir de ese mismo momento. Igual le compraba hasta un nevero, para que se hicieran compañía, para que charlasen de sus cosas, para que se amaran... Estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de evitar que su nevera volviera a salir corriendo.
Pero...¿qué era realmente lo que estaba ocurriendo ese día en su casa? ¿Estaba despierta o todavía permanecía sumida en una terrible pesadilla...?
Maat
los ojos abiertos. La noche fue cruel con ella y apenas había podido dormir. Los ratos en que consiguió hacerlo los sueños llegaron cargados de pesadillas.
En mitad del pasillo se detuvo. Algo le impedía caminar bien. Miró a sus pies y comprobó que llevaba las zapatillas cambiadas. Sonrió. Se descalzó y el frío del terrazo la impulsó a colocar rauda y veloz sus extremidades inferiores donde correspondia.
Observó que una pernera del pantalón del pijama permanecía engurruñada por encima de su rodilla, fruto sin duda de la agitada noche padecida y recordó con pesar las vueltas que había dado en la cama durante su insomnio.
Entró en la cocina para prepararse el desayuno. Sentía un gran vacío en el estómago y le apetecía un buen vaso de leche caliente. Cuando se disponía a abrir la nevera, ésta, de un salto, se plantó en el pasillo y comenzó a correr hasta llegar al cuarto de baño pequeño y, parapetándose detrás de la puerta, le gritaba a través de una pequeña rendija: "No me cogerás, no me cogerás"
Alicia, atónita, regresó a su habitación. Se dio una prolongada y reparadora ducha. Se vistió con ropa informal y decidió salir a la calle. Tenía varias compras que hacer pero, sobre todo, necesitaba tomar el aire. Entró en el cuarto de los trastos y recogió su carro de la compra. Al pasar por la cocina, comprobó que la nevera estaba en su sitio. Seguramente había sido un mal sueño.
La brisa de la mañana le reconfortó. Ya no pensaba en su vaso de leche y se dejó acariciar por los tibios rayos del sol que jugaba al escondite con unas enormes nubes grises. Permaneció unos minutos observando a un grupo de mariposas multicolores que, revoloteando alrededor de las flores de sándalo, se posaban sobre ellas sin encontrar el lugar exacto para permanecer unos segundos.
Una vez finalizadas sus compras volvió a casa. Su carro iba repleto de víveres y decidió que, en cuanto los hubiera guardado en sus respectivos lugares, iba a tomarse un merecido descanso. De nuevo en su cocina observó que todo estaba tranquilo. Fue a por el cajón de las verduras a su nevera, pero, una vez más, ésta salió corriendo, se subió al quicio de la ventana y después de tomar impulso comenzó a elevarse a toda prisa hacia el cielo a la vez que se escuchaban unas carcajadas "a lo papá Noel": "Ajajaaaaaaa"
Alicia no daba crédito a lo que le estaba viviendo esa mañana. Resignada, se puso a cocinar la mayoría de los alimentos por miedo a que, sin frío, se estropearan. Y transcurrieron horas. Cuando se disponía a guardar todos sus guisos en fiambreras se percató de que, silenciosamente, la fugitiva había regresado a casa. Todavía estaba jadeante por el ejercicio de altos vuelos realizado. La joven, presa de ternura, le secó las gotas de sudor que salían por la puerta de su congelador. ¡Cuánto la había echado de menos! La besó dulcemente y advirtió una leve vibración de agradecimiento. Y para que se encontrara más cómoda, fue liberándola de todos los adornos que tenía depositados sobre su puerta. Retiró imanes, listas de cosas por hacer, un pequeño calendario, la receta pendiente de sacar de la farmacia, la estampa de San Pancracio, los teléfonos de urgencia...
Se propuso cuidarla más a partir de ese mismo momento. Igual le compraba hasta un nevero, para que se hicieran compañía, para que charlasen de sus cosas, para que se amaran... Estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de evitar que su nevera volviera a salir corriendo.
Pero...¿qué era realmente lo que estaba ocurriendo ese día en su casa? ¿Estaba despierta o todavía permanecía sumida en una terrible pesadilla...?
Maat
21 comentarios:
el insomnio hace estragos!!! yo lo conozco muy bien. pero en este caso ES MUY CREATIVO. La heladera es querible: cuántas espectativas depositamos en ella? y sin dudas a la madrugada es cuando más contamos que nos acompañe.A seguirla de cerca, entonces, que nos escape!!! Cariños!!
Las noches son largas si estás despierta.
Y la nevera... una tentación.
Un relato curioso, el tuyo.
Un abrazo.
Más que una pesadilla, yo lo veo como un sueño enternecedor. Las cosas también tienen vida propia. Me ha hecho gracia. Y es verdad que este ejercicio se presta por igual a darle vida a las cosas, objetos...
Encantado de que hayas participado, un beso,
Juanma
caray maat , es uno de los que más me ha gustado,estaba comiendome un trocito de chocolate y mientras te elia no podia parar de leer ,he dejado el pedacito de chocolate porque se me fundia en las manos ..
no he podido dejar de leer!!!
BUENISIMO
UN BESO
Hola Maat,
Leí el otro día, que tomando ocho cafés diarios se corre el riesgo de tener alucinaciones acústicas y visuales.
Si el insomnio era producido por el café, a saber...
Me he imaginado a la nevera corriendo jajaja
Un abrazo sin café
¡VIVA LA IMAGINACION! Maat eres fantastica escribiendo cuentos. Un saludo.
madre mia si la mia sale huyendo me da un yuyu, no fue eso una pesadilla y de las gordas?, espero que la nevera ya este quietecita en su sitio y no le de por correr aventuras
Pues probablemente la nevera conoce a mis hijos, y en cuanto los vió; salió corriendo...:)
Buen relato. Un saludo.
Ahjajaja! Me encantan los relatos donde las cosas de todos los dias cobran vida! Esta era una nevera mimosa, hizo todo eso para llamar la atención de su dueña me parece.
Ahora Alicia una valiente, yo hubiera salido corriendo para el otro lado mas que seguro!
un beso Maat
Yo soy fans tuya siempre, escribas lo que escribas, da igual que sea una poesia, que hables de nuestra ciudad o como hoy nos ofrezcas un relato lleno de imaginación y de situaciones fantasticas, y a la vez creibles.
Enhorabuena Maat, por este relato.
Me ha encantado.
Un besito
Bonito el relato Maat. No apreciamos la labor que ejerce la nevera en nuestros hogares. Buena historia la de aquella nevera que quiso huir de su hogar, de su esclavitud y mejor todavia Alicia que no sabia si todo era producto de su sueño o era realidad.
Un abrazo congelado
Jeje, esa nevera tenia ganas de juerga, seguro...
Tengo que decirte que me gusta mucho darle vida a las cosas y este relato tuyo lo hace a la perfección.
Hay que tener imaginación para decidir que una nevera salga por "patas" de la casa. ¿Por cierto donde crees tú que se fué?
Un abrazo congelado
A mí lo que me ha gustado mucho es lo del NEVERO, muy original.
Mañana le compro uno a la mía.
Besotes.
Paola.
Muy bueno, he imaginado la nevera corriendo por la casa, mañana se lo contaré a mis hijos, seguro que se parten de risa, este tipo de cosas les encantan.
Un beso
Hola, Maat:
Yo creo que estabas despierta, muy despierta, las neveras ha veces se comportan así, yo tuve una que se encerraba en el armario y desaparecía durante horas, también les pesan los excesos, la mía acabo fugándose con un Kelvinator, aunque por lo que veo la tuya acabó de extra en la falla del Pilar.
Muy ingenioso y divertido el relato, creo que podría inmortalizarse en algún clásico para niños, Felisa ya lo está explotando.
Un beso.
A la nevera lo que mejor le va es un congelador, de eso que parecen arcones. No he podido evitar sonreir ya al principio, imaginarme la nevera con patas y pensar la que le había caído encima, porque seguro que de ahí en adelante tendría que ir ella caminando a supermecado. Eso seguro.
Bikiños, Maat.
UNA CACHONDADA QUE ME HA HECHO PASAR UN RATO MUY AGRADABLE.
MUCHISIMAS GRACIAS.
NO SE IRA MÁS.
Las cosas tienen la vida, que tiene quien las creo. Si su dueñ@ es fantasia, humor, sencillez y alegria
asi seran sus cosas de la vida.
Espero que me disculpes por no haber puesto tu nombre en mi lista. (cuando la hice no sabia si participabas en el sabado literario).
Tu nombre no se lo que significa y tampoco lo habia oido antes, ahora lo relaciono con la gaviota de tu icono y esta a su vez me transmite a traves de sus alas el abrazo intenso de la amistad.
Un abrazo intenso.
Izara.
No se porque no ha salido, mi comentario. Ahi va otro:
Maat= gaviota, amistad, ternura,
amistad, abrazo y amistad.
La verdad es que es el único aparato que "brilla con luz propia" y siempre está ahí... silenciosa, empotrada y como un escaparate que, aún a sabiendas de lo que contiene, en muchas ocasiones la abrimos con la esperanza de encontrar algún detalle para darnos un caprichito...
Un relato muy ocurrente.
Un saludo.
Hola Maat, acabo de ver tu sábado, no se por qué me lo habia saltado y me hubiera dado mucha pena porque me ha gustado mucho, me he reido mucho imaginando la nevera saltando a la ventana y la mujer resignada preparando toda la comida que sacaba de su carro, menuda imaginación que tienes
Un abrazo de Mar
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