Anoche me daba de cara la luna,
y, solo
ante el reposo de los campos
traía el alma
como la frente...
casta y blanca,
casta y blanca toda,
ungida toda de luna...
Allá, en lo alto
y haciendo su nido en las estrellas
vi el amor eterno y purísimo...
Me sentí muy bueno y lloré...
¡Por qué no seré siempre así!...
LEÓN FELIPE
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