Las alimañas del tiro en la nuca han salido de nuevo a la calle. Esta vez la presa elegida ha sido un hombre de 46 años. Isaías Carrasco. Lo han matado como suelen hacerlo, por la espalda. Su esposa y su hija han sido las primeras en intentar socorrerle. Pero ha sido inútil. Sus heridas eran mortales. No suelen fallar. De alguna forma, a ellas, también las han matado. Sobrevivir a una experiencia así debe ser muy costoso. Casi imposible. De nuevo han salpicado de sangre su paso. Y de dolor, de rabia, de impotencia, de tristeza, de.....
Ese es el único idioma que saben. El único con el que se expresan.Los profesionales de vivir del cuento de la política, para estos casos, tienen frases muy estructuradas. Pero ya no suenan creíbles. Ya no.
Desgraciadamente, Isaías, no será el último.
MAAT
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