De mirarte tanto y tanto,
del horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,
te he dado nombre: los ojos
te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
soñando que te miraba,
al abrigo de los párpados
maduró, sin yo saberlo,
este nombre tan redondo
que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
de la tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz ya estaba
en el silencio tan claro!
¡Si tu has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron
el Contemplado, el constante
Contemplado!
PEDRO SALINAS
del horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,
te he dado nombre: los ojos
te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
soñando que te miraba,
al abrigo de los párpados
maduró, sin yo saberlo,
este nombre tan redondo
que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
de la tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz ya estaba
en el silencio tan claro!
¡Si tu has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron
el Contemplado, el constante
Contemplado!
PEDRO SALINAS
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