6 de octubre de 2007

Canción de la noche sola

I
Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.

Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.

Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.

Mi amor no la busca; mi amor no la llama:
La flor desprendida no vuelve a la rama,

y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.

II

Fue mía una noche, locamente mía:
me quema los labios su sed todavía.

Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.


Su amor de una noche sigue siendo mío:
La corriente pasa, pero queda el río;


y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.


III

Amor de una noche que ignoró el hastío:
Somos las distantes orillas de un río,

entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.


Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.

Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.


El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en ceniza.

El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que extiende la mano.


Amor de una noche sin amanecer:
Acaso prefiero no volverte a ver!

JOSÉ ÁNGEL BUESA













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