7 de abril de 2011

...y nos fuimos pá Madrí.


Han transcurrido ochenta y seis días desde mi última entrada en el blog. Durante todo este tiempo, me he dedicado en cuerpo y alma a estar lo más cerca posible de algunos de mis familiares que, por circunstancias personales, han necesitado mi cariño y apoyo en grado superlativo. Y ahí me han tenido. El camino todavía es dificultoso, pero sigo confiando que, poco a poco, y con los esfuerzos precisos, se torne de nuevo transitable. Y ahí estamos.


Hoy, llego hasta vosotros para contaros una bonita experiencia vivida el pasado fin de semana: el encuentro de "blogueros jueveros" en Madrid. Para mí, ha sido como un premio, un alto en el camino para recargar las pilas, un tomar aire, y -cómo no- una buena excusa para inaugurar el ansiado Ave Valencia-Madrid.


La noche anterior a mi viaje la pasé inquieta y con un sueño intermitente. Una mezcla de sentimientos, nerviosismo y expectación jalonaron todo el preludio de nuestro encuentro. A medida que el tren iba llegando a su destino, las nubes que emborronaban el paisaje me hicieron temer lo peor. Pero fue tan solo una falsa alarma. El sol, también había acudido a nuestro encuentro.


La primera sorpresa del día me esperaba en el mismo vestíbulo de la estación de Atocha. Pendiente de los carteles informadores que clarificaran mi ruta, no me percaté de que una rubia se me acercaba llamándome por mi nombre bloguero...En pocos minutos me sentí rodeada por unos brazos que me estrechaban con fuerza. Desconcertada, sólo pude articular unas palabras:

-"Cuando termines de estrujarme, ¿me explicarás quién eres?"

-Una vibrante carcajada precedió a su respuesta... ¿No me has conocido? Soy Cas.


Casi me caigo redonda. ¿Cas, la del otro lado del charco? No me lo podía creer. Entonces, fui yo la que necesitó darle un fuerte abrazo para demostrarle mi alegría de verla "en persona". El día, prometía...


Quedamos para la hora de la cena y ambas nos dirigimos a nuestros respectivos hoteles. El mío estaba a tan sólo dos paradas de metro, muy cerca de la Puerta del Sol. A esa hora, la plaza era un auténtico hervidero de personas. Un curioso grupo de gente joven, ataviados todos de "ellas", desfilaron ante la mirada cotilla de cuántos allí nos encontrábamos. Mi cámara comenzó a captar imágenes...
Después de acomodarme en el hotel y tras un breve descanso, entablé contacto con los blogueros que ya estaban en Madrid. Celia, Mar y Gus fueron los primeros en llegar y junto con Medea y Manu, me esperaban en un "ingenioso" restaurante de la calle Leganitos. La elección de nuestros anfitriones fue un total acierto. La pitanza fue extraordinaria, la atención con que nos trataron fue exquisita y el precio por debajo de la calidad...¡Que ya es decir!




Tras la comida, Medea nos invitó a mover las piernas para rebajar las calorías adquiridas de más y nos propuso ir a visitar un templo egipcio. La idea nos pareció interesante y comenzamos el paseo. La tarde era muy agradable y paseando, paseando, paseando llegamos a una empinada escalera que había que atravesar para llegar al Templo de Debod. Los comentarios jocosos al respecto los sufrió Medea. A esas alturas del periplo, la suculenta tarta de queso que comí en el postre, quedó en nada...Alcanzada la cima, todo el grupo decidió tomar un merecido descanso.


Con Medea y Manu como guias, llegamos a la Plaza Mayor. Para entonces, el índice de mi colesterol "malo" seguro que había alcanzado el nivel más óptimo de su historia. El resto de los blogueros fue acudiendo a la cita. Llegaron San, José Ignacio, Cas, Alfredo, Juan Carlos, Natalí, Ferrán, María José Moreno...Las emociones estaban a flor de piel. El encontrarte con personas a las que sólo conoces por sus escritos tiene un encanto especial. Es una experiencia muy grata que merece ser vivída.


Ya caída la noche nos dirigimos al restaurante donde íbamos a cenar. Allí nos esperaba otra agradable sorpresa. Tésalo se unió al grupo. El día estaba resultando intenso de emociones. Hasta nos dió la oportunidad de celebrar por adelantado el cumple de Celia. Compinchados los camareros y Juan Carlos, las luces del local se apagaron y entonamos a coro el "cumpleaños feliz", ante la mirada fascinada de la destinataria.



Casi fuimos nosotros los que cerramos el local. La única nota discordante de la noche nos la causaron un par de carteristas que, en un pis pas y mientras abandonábamos el restaurante, intentaron birlar la cartera de Juan Carlos. Afortunadamente no lo consiguieron.


Ya nos quedaba poco tiempo para estar juntos. Por indicación de Cris, esposa de Juan Carlos, nos fuimos a contemplar el jardín vertical que hay en el Paseo del Prado formado por 18.000 plantas de 250 especies distintas, llegadas del Japón, China, Estados Unidos y Europa Central y que alcanza una altura de 24 metros. No pudimos contemplarlo en toda su grandeza por lo intempestivo de la hora. Pero en un próximo viaje será, sin duda, uno de los puntos de visita.


Y fue precisamente a los pies de este singular jardín donde me despedí del animado grupo que aún iba buscando un local abierto a esas horas para tomar una copa.


Aprovecho estas letras para agradecer a cada uno de vosotros el empeño que pusisteis para que el día resultara inolvidable. Muy especialmente a los anfitriones Cris, Medea, Manu y Juan Carlos. Ha sido un verdadero regalo el conoceros y poder vivir un día con vosotros.


¡Ojala! que lo que las letras ha unido, no lo separe el tiempo...


Y como recuerdo...un video. Espero que os agrade.





Un montón de abrazotes. (Como esos que regala Cas)