23 de mayo de 2009

Sábados de Mercedes


La propuesta de este sábado es: Una historia en Internet.
Podéis encontrar el resto de las participaciones en:


Clara no podía creerse que estuviera sentada en una de las butacas de ese avión. Un inusitado entusiasmo la había conducido hasta allí. En poco menos de una hora se encontraría con una de las personas más importantes de las que se habían cruzado en su vida, Celso.

Se conocieron, tan sólo ocho meses atrás, en el chat del Taller Literario que ambos estaban realizando on line. Él supo captar rápidamente la tristeza que rezumaba de las palabras que, a duras penas, Clara escribía en la sala. Para cerciorarse, una de las noches, Celso le hizo varias preguntas sobre el texto que estaban comentando. No cabía duda. Algo le ocurría a su compañera de taller. Y le abrió un privado.


-¿Te apetece que charlemos?-le preguntó.

Y así comenzó todo. Conectaron con facilidad. Y a esa noche, siguieron muchas más noches. Después de comentar los temas del día, permanecían en la sala horas y horas charlando hasta que decidieron trasladar sus encuentros al Mess. Clara no era muy hábil en temas informáticos y Celso, con una paciencia extrema, fue conduciéndola de la mano y aclarando todas sus dudas. Ambos se encontraban muy a gusto juntos en esas horas en las que, afuera, sólo llamaba la atención el titilar de las estrellas. Poco a poco, ella fue saliendo del letargo en el que estaba sumergida. No podía explicar a partir de que momento pero, sin duda, su nuevo compañero virtual le estaba ayudando a volver a vivir. Le prestaba atención y, lo más asombroso, entendía perfectamente sus inquietudes. Le sugería cambios de actitud, le resaltaba todo lo bueno que había en su interior y que jamás nadie le había valorado, ni ella misma. Le enseñó a buscar lo positivo en todas sus cuitas. Le contagiaba entusiasmo, alegría y, muchas veces, le hacia sentirse en una isla de paz de la que no quería regresar.

A través de la diminuta ventanilla, contemplaba como una de las alas del aparato jugueteaba, al surcarlas, con las blanquecinas nubes que salían a su encuentro. Algunas parecían quedarse ahí colgadas, flotando, como acompañándoles en el viaje. Era como una imitación de su estado de ánimo. Ella, en esos momentos, se sentía flotar.

Recostó la cabeza y cerró los ojos tratando de imaginar-una vez más- cómo sería físicamente la persona que ya la estaría esperando en el aeropuerto y a la que, a pesar de la distancia, se sentía tan unida, tan agradecida. Recordando las veces que le había solicitado una foto suya, sonrío. Nunca lo consintió. Esperaba no haberse equivocado con la decisión de acudir a conocerlo. Tampoco se había planteado la posibilidad de verse en persona algún día. Por eso le costó bastante aceptar la invitación. En cambio ahora, temblaba sólo imaginando la escena del encuentro.

Sobrevolaban Madrid cuando un pellizco se alojó en su estómago. Estaba nerviosa y muy emocionada. Repasó minuciosamente su rostro en el pequeño espejo que siempre llevaba en el bolso. El maquillaje de los ojos seguía impecable. Tan sólo tenía que retocarse un poco los labios. Quería causarle buena impresión. Mientras el avión tomaba tierra, volvió a mirar el dibujo que le había enviado por mail la noche anterior con el punto exacto dónde iban a encontrarse. Habían elegido esa capital para la cita porque estaba equidistante de sus respectivas ciudades.

-¿Me vas a decir cómo vendrás vestida? -le preguntó en su última charla.

Pero al final, no se lo dijo. Ella sí sabía que él llevaría pantalones vaqueros, polo celeste y, como originalidad, un periódico en la mano. Y estaban los móviles, por si acaso...

Lo vio de lejos. Paseaba por un corto trayecto pendiente de no perder el plano del dibujo que Clara tenía en su poder. De vez en cuando se paraba y miraba alrededor, como intentando adivinar por dónde llegaría ella. Era alto, moreno, con una apariencia más joven de la que esperaba. Sintió que el pulso se le aceleraba y que casi le era imposible controlar una sensación desconocida que la invadía. Las piernas casi no le acompañaban cuando llegó a su lado.

-Perdona- le dijo tocando levemente su brazo. ¿Eres Celso?

-Sí, Clara, aquí me tienes.

Sus ojos se encontraron. No veía nada más a pesar de estar rodeada por cientos de personas. Dejó su bolso en el suelo y cuando se disponía a tenderle la mano para estrechársela, unos fuertes brazos la envolvieron en una inmensa caricia y, una dulce voz le susurraba al oído:

-Gracias por venir. Tenía tantas ganas de verte...

Para entonces, Clara tenía tal movimiento en todo su cuerpo que, simplemente, se dejó llevar...

Cerró los ojos y respiró hondo. Una especie de escalofrío le recorrió la espalda hasta la base del cuello. La cara le ardía. Temió que, en la proximidad de sus cuerpos, él se percatara de la fuerza con que su corazón latía en esos momentos.

Poco a poco fue soltándola.

-¿Me dejas que te mire?- le dijo dando un paso hacia atrás para verla mejor.

-Me vas a poner colorada...

Alargó su mano para recoger el bolso, intentando inútilmente ocultar su turbado rostro pero, antes de que pudiera advertirlo, él le cogió las dos manos y se las besó.

-Por todo lo que me habéis escrito-les dijo.

De nuevo la rodeo con sus brazos y atrajo hacia él. Esta vez, con más fuerza y en silencio. Sólo podían escuchar sus respiraciones agitadas. Clara continuaba flotando. Un nuevo sentimiento surgió por encima de todos los demás. Presintió que una etapa agridulce acababa de tomar posesión de su vida. Sintió temor y se estremeció. Pero algo le decía que, en los brazos de Celso, estaba segura, protegida...
Los dos abrazados formaban una isla entre el bullicio que, a esa hora, reinaba en el lugar. Isla en la que Clara, anhelaba permanecer para siempre.


Maat

18 comentarios:

Marina dijo...

Hola Maat,este sábado no he podido participar pero no quiero perderme vuestros relatos. Tu historia es preciosa como todo lo que escribes.Un saludo y que paséis un buen fin de semana.

Lupe dijo...

Hola Marina.
No te preocupes.Lo más importante es que pasemos un rato juntos. Me alegro de que estés por aqui.

Un abrazo.

Maat

Anónimo dijo...

LE MANDA CULL0NSSSS¡¡¡¡
ME HAS EM0CI0NAD0000. DEBE DE SER MI VENA R0MANTIC0NA...MIRA, N0 S0Y DE MA0RES. EST0Y T0TALMENTE NEGAD0 A ESE SENTIMIENT0. P0R ES0 ME EXTRAÑA LA EM0C0N QUE ME HA CAUAD0 ESTE RELAT0.
PUNT0 Y A PARTE.
GRACIAS.

chonoman dijo...

Preciosa historia Maat, se lee de un tirón y permite visualizar la historia.
Muy bonito y tierno.
Besotes.
Paola.

balamgo dijo...

Es de las historias narradas que a uno le apetecería ser el protagonista.
Muy buena la historia y el hilo conductor magnífico.
Un saludo.

tag dijo...

Maat,

Yo diria que conozco a Clara, podria dibujarle la cara y el alma,
y ¿quien sabe? quizas, algun día pueda dibujar a la pareja abrazada en su isla.....

Muy bonito. Eres genial relatando historias bonitas.

Un beso fuerte

Ardilla Roja dijo...

Hola Maat :)

Pero que bonita historia de amor "internetera" te has marcado. Yo que soy una romántica sin remisión, disfruto mucho cuando estas historias salen bien.
¡Ay! si las cosas fueran mas sencillas...

Un abrazo fuerte

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Me ha gustado mucho tu relato, tan romántico, y con un final feliz que como a mí me gusta.
Un abrazo

Anónimo dijo...

De acuerdo con Balamgo, es una historia donde me gustaría ser la protagonista, para sentir todas esas emociones, muy lindo relato.
Un abrazo, y mi blog ya me dijeron que tarda en cargar, voy a ver que es lo que lo causa.

Carmina dijo...

Cada dia me sorprendes mas, igual eres capaz de marcarte una cronica de una visita, que una exposicion de una escapada, que un relato de los buenos... soy de las que cuando leo lo tengo que hacer en silencio para captar lo que me esta tratando de decir el personaje, nunca tengo voz en los blogs, quiza sea el motivo por el que no le he puesto musica al mio... pero he sentido todas y cada una de las emociones que ezperimentaba clara desde el momento que cogio el avion, tambien su titubeo final y esa sensacion de que empezaba su etapa agridulce... sabes transmitir sensaciones con tus relatos y no todo el mundo lo consigue... Besos mediterraneos

MARU dijo...

Es una historia muy bonita, contada con mucho estilo y suspense.
Eres una maestra de l narración, amiga. Me encantas...
Un besito, cariñet.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Hermosa historia de amor que puede ser real en cualquier rincón de este mundo virtual tan maravilloso.

un abrazo!

Alfredo dijo...

Buenoooo!! Maat, me has puesto el corazón en un puño, cuanta sensibilidad y que final mas cinematográfico, (de película, de las de antes)

me ha gustado el momento del avión. Ella, jugando con las nubes, sintiendose una mas, flotando sobre su presente, hacia un futuro soñado.

Muy bueno, pero que muy bueno

Un beso.

Conocía lo que escribiste sobre Mercedes en valencia (I y II)
acabo de leer el III, entrañable, me consta el agradable recuerdo que tiene Mercedes de esos días y sobre todo de vosotras que le dedicásteis tanto de vuestro teimpo y cariño.
No esperemos mucho para repetir algo parecido.

Alfredo

MAJECARMU dijo...

Munuciosidad, limpieza y encanto en la expresión..!

Un relato redondo Maat.

Un abrazo muy fuerte.

M.Jesús.

CASANDRA dijo...

si es verdad: un momento sublime que me ha hecho a mi también temblar de los pies a la cabeza. si no lo es: pues será como encontrarse con un amor perfecto de esos que habrá en internet y que valen la pena por lo que nos conmueve y remueven dentro del corazón a veces dormido, a veces distraído. Ha sido una maravilla leerte, siguiente palabra a palabra, gesto a gesto y conociendo el aeropuesto de Madrid.... besotes

Teresa Cameselle dijo...

Qué bonito, me encanta sobre todo ese detalle de él de besarle las manos agradeciendo "todo lo que me habéis escrito".
Me ha encantado.
Un beso.

Anónimo dijo...

Esto, no està, nada mal. El paso en que se deciden a pasar a conocerse, me parece de lo màs interesante. Tambièn, en eso de besar sus manos. Un punto eròtico agradable. Timidez y a continuaciòn sorpresa. Ya te digo, intereante.
Un saldudo

mar... dijo...

¡Que bonito!, es una historia preciosa y tan romántica que estoy sonriendo mientras los imagino en el aeropuerto mirándose a los ojos
Un beso de Mar