30 de noviembre de 2008

Nocturnos

Yo no volveré. Y la noche
tibia, serena y callada,
dormirá el mundo, a los rayos
de su luna solitaria.

Mi cuerpo no estará allí,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca
preguntando por mi alma.

No sé si abrá quien me aguarde
de mi noble ausencia larga,
o quien bese mi recuerdo

entre caricias y lágrimas.

Pero habrá estrellas y flores,

y suspiros y esperanzas,
y amor en las avenidas,
a la sombra de las ramas.

Y sonará ese piano
como esta noche plácida,
y no tendrá quien lo escuche,
pensativo, en mi ventana.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ






No hay comentarios: