19 de marzo de 2008

19 de marzo...día del padre

Al igual que el día de la madre, pienso que el día del padre es...todos los días. Pero de vez en cuando, y aunque sea una vez al año, a lo mejor, viene bien recordarlo. Por si se nos olvida.

Hace algún tiempo, paseando por páginas de Internet, encontré lo que hoy os traigo. Es una reflexión sin desperdicio. Os invito a leerla. Deseo que sea de vuestro agrado.


"Hay un periodo cuando los padres quedamos huérfanos de nuestros hijos". Y es que los niños crecen independientemente de nosotros, como árboles murmurantes y pájaros imprudentes.

Te dí la vida, pero no puedo vivirla por ti.
Puedo enseñarte muchas cosas, pero no puedo obligarte a aprender.
Puedo dirigirte, pero no puedo responsabilizarme por lo que haces.
Puedo llevarte a la iglesia, pero no puedo obligarte a creer.
Puedo instruirte en lo bueno y en lo malo, pero no puedo decidir por ti.
Puedo darte amor, pero no puedo obligarte a aceptarlo.
Puedo enseñarte a compartir, pero no puedo forzarte a hacerlo.
Puedo hablarte del respeto, pero no puedo evitar que seas irrespetuoso.
Puedo aconsejarte sobre las buenas amistades, pero no puedo escogértelas.
Puedo decirte que el licor es peligroso, pero no puedo decir NO por ti.
Puedo advertirte acerca de las drogas, pero no puedo evitar que las uses.
Puedo exhortarte a la necesidad de tener metas altas, pero no puedo alcanzarlas por ti.
Puedo enseñarte acerca de la bondad, pero no puedo obligarte a ser bondadoso.
Puedo explicarte como vivir, pero no puedo vivir por ti.

"Hay un periodo cuando los padres quedamos huérfanos de nuestros hijos". Es que los niños crecen independientemente de nosotros, como árboles murmurantes y pájaros imprudentes.

Crecen sin pedir permiso a la vida.
Crecen con una estridencia alegre y, a veces, con alardeada arrogancia.
Pero no crecen todos los días, crecen de repente.
Un día se sientan cerca de ti y con una naturalidad increible te dicen cualquier cosa que te indica que esa criatura, ya creció.

¿Cuándo creció que no lo percibiste? ¿Dónde quedaron las fiestas infantiles, los juegos en la arena, los cumpleaños con payasos?

El niño crece en un ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil.
Ahora estás allí, en la puerta de la discoteca esperando no sólo que no crezcan, sino que aparezcan...Allí están muchos padres al volante de sus vehículos esperando que salgan zumbando, con sus cabellos largos y sueltos. Y allí están nuestros hijos, en las esquinas, con el uniforme de su generación y sus pesadas e incomódas mochilas a los hombros.

Aquí estamos nosotros, con alguna cana asomando en los cabellos.
Y esos son nuestros hijos, los que amamos a pesar de los golpes de los vientos, de las escasas cosechas de paz, de las malas noticias y la dictadura de las horas.

Hay un periodo en que los padres vamos quedando huérfanos de nuestros hijos...ya no los buscaremos más en las puertas de las discotecas y del cine.
Pasó el tiempo del fútbol, el ballet, el inglés, la natación...
Salieron del asiento de atrás y pasaron al volante e sus propias vidas.

Deberíamos haber ido más veces junto a su cama, al anochecer, para oír su alma respirando conversaciones y confidencias entre las sábanas de la infancia.
Pero crecieron sin que agotáramos con ellos nuestro afecto.
Al principio fueron con nosotros al campo, a la playa, vivieron con nosotros las navidades, pascuas...
Después llegó el tiempo que viajar con los padres comenzó a ser un esfuerzo, un sufrimiento, no podían dejar a sus amigos y primeros enamorados.
Y quedamos los padres exiliados de los hijos...

Y nos llegó el momento en que solo miramos de lejos, deseando que escojan bien en la búsqueda de la felicidad y conquisten el mundo del modo menos complejo posible.
El secreto es esperar...

En cualquier momento nos darán nietos.
El nieto es la hora del cariño ocioso y la picardía no ejercida en los propios hijos.
Por eso los abuelos son tan desmesurados y distribuyen tan incontrolable cariño.
Los nietos son la última oportunidad de reeditar nuestro afecto. Por eso, es necesario hacer algunas cosas adicionales, ANTES DE QUE NUESTROS HIJOS CREZCAN.
Así es.

Los seres humanos sólo aprendemos a ser hijos después de ser padres, sólo aprendemos a ser padres después de ser abuelos...

En fin, parece que sólo aprendemos a vivir después de que la vida se nos va pasando...

¡ Aún es tiempo.....!


(Desconozco el autor)


MAAT








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