4 de diciembre de 2007

Fernando.....

Ayer, fue uno de esos días que pienso permanecerán en mi memoria muchos años. Muchos. Por la mañana, tenía hora para hacerme un control rutinario que incluye analítica, peso, tensión... Pues bien, cuando me tomaron la tensión me preguntaron: ¿estás nerviosa? No, contesté ¿por? ¿Has venido andando? ya mosqueada, pregunté ¿la tengo alta? Pues si, la tenía alta. Y además las dos. Las dos cifras daban altas. Coincidía ayer que en casa, teníamos una celebración familiar, por lo que rápidamente hice un replanteamiento del menú y lo enfoqué de manera que tuviera que agobiarme lo menos posible. Hacia el final de la tarde, cuando todo más o menos estaba ya superado me di un buen baño y con ropa ya de "cama" me dispuse a escuchar un poco de música mientras leía un rato, cosa que me relaja bastante y con lo que procuro "premiarme" muy de tarde en tarde. En esas estaba cuando sonó el teléfono. Era una tía de mi esposo. Ella y su marido son las personas de más edad de la familia (84 y 82 años). Me pedía que me organizara al día siguiente para poder acompañarlos al médico, ya que su marido se quejaba que le dolía el pecho.... ¿Dolor en el pecho? ¿Mañana? No, tía, mañana no, nos vamos al médico ahora. En 15 minutos estoy en su casa. -Le contesté- Localicé a mi esposo y nos fuimos al ambulatorio con sus tíos. Después de reconocerlo, nos remitieron al hospital, tenía toda la pinta de una angina de pecho. Y nos fuimos al hospital. En este centro, el protocolo es el siguiente: llegas con el enfermo y un familiar, sólo un familiar, puede acceder a urgencias como acompañante. Después de dar los datos del enfermo pasas a la consulta de un doctor desde donde ya derivan al enfermo a la especialidad correspondiente y al acompañante le dan una pegatina color naranja fuerte donde pone "Visitante" y la fecha. Salía yo de la consulta de este médico cuándo noté cierto revuelo a mi espalda, me volví y comprobé que entraban a toda prisa una camilla. Llegaron a la puerta de la consulta de la que yo acababa de salir e instintivamente, miré hacia la persona que la ocupaba. El corazón se me aceleró. En esa camilla traían a un amigo nuestro, Fernando. Llevaba puesta una mascarilla de oxigeno y el aspecto era preocupante. Detrás, entraba Teresa, su esposa. Me contó que Fernando se había encontrado mal por la tarde, y que como no se mejoraba llamó al médico y en cuanto llegó a casa y lo vio lo remitió rápidamente al hospital. Me acerqué a la camilla y Fernando quiso decirme algo, pero la mascarilla se lo impedía, levantó una mano a la vez que apretaba los ojos, gesto que yo interpreté como si me dijera "que mal estoy". "Tranquilízate, Fernando, ya charraremos,-le dije- mientras le acariciaba el brazo". Todo esto fueron décimas de segundos.... Rápidamente se lo llevaron a un Box para atenderlo a la vez que a mi tío se lo llevaron para hacerle unas radiografías y un electro. Podéis imaginaros como me quedé.... Coincidir en el tiempo ambos, en una urgencia del mismo hospital. Tan sólo unos minutos de diferencia hubiesen bastado para no vernos... Ni que decir tiene que intenté simultanear la compañía de mi tío, con el seguir la pista de mi amigo Fernando. En un momento en el que varias personas atendían a Fernando, salió Teresa a decirme que necesitaba salir a tranquilizar a su nuera que se había quedado a la puerta. Le acompañé al despacho donde me habían dado a mi la pegatina de "visitante", para que le dieran otra a ella, pero dimos con un galeno imbécil que se negó a dársela. "Yo no he visto a su marido ni sé quien es. No puedo dársela"-nos dijo- Mi amiga se quedó cortada y yo, intenté explicarle que habían entrado deprisa y que no se habían parado ni a dar datos... que solo tenia que abrir un cajón que tenia al lado y que de allí acaban de darme a mi una pegatina. No me hizo ni caso. Se quedó mirándonos mientras sonreía cínicamente y no consintió en dárnosla. No era cuestión de perder tiempo con él...pero Teresa se quedaba sin poder salir del centro, ni turnarse con ningún familiar que quisiera estar con Fernando, pues si salía del hospital, el guardia jurado de la puerta, si no llevaba la pegatina, no la dejaría entrar. La tranquilicé y le dije que yo saldría ha hablar con su nuera y a informarle. Así lo hice. Y lo hice varias veces. De la sala donde mi tío esperaba el resultado de la analítica que ya estaba en curso, me iba al Box donde atendían a mi amigo, de allí salía a informar a su nuera y a mi esposo que también estaba en la puerta esperando noticias... Pero Fernando, por momentos, se iba poniendo peor. En una de las salidas, comprobé que había llegado un hijo de Fernando y no me atreví a decirle lo mal que se estaba poniendo su padre por momentos, pero si me atreví a insinuarle que se "colara" con mi pase de "visitante", pues el guardia jurado, para entonces, ya me conocía de verme entrar y salir, además, yo no me había pegado la pegatina. La llevaba en la mano y cada vez que entraba se la mostraba. Al final ya ni eso. Creo que se aburrió de verme tanto... y el chico me hizo caso y se "coló". Le acompañé hasta el Box donde se encontraban atendiendo a su padre y entró....No habían pasado 10 minutos, cuando se abrieron bruscamente las puertas del mismo y la camilla donde estaba mi amigo Fernando "volaba" por el pasillo.... una doctora le llamaba a gritos por su nombre, mientras a otra la oí decir "se nos va", "se nos va". Lo llevaron a una sala donde en la puerta reza un cartel: "críticos".... y nos quedamos pegaditos a esa puerta. Cuando leí ese cartel, miré al hijo de Fernando, no hacían falta palabras. Nos temíamos lo peor. Dos veces, salieron a explicar a la familia lo que allí dentro ocurría. Había pocas esperanzas.... Teresa, que hasta entonces no había consentido retirarse de esa puerta y sentarse, estuvo al borde del desmayo. Y consintió por fin, sentarse. Me quedé a su lado, cogiéndola por la cintura, era como una forma de obligarla a que siguiera sentada. De nuevo salió una doctora y se dirigió a mi amiga. Fernando iba a morirse. No había nada que hacer por él. Y entonces, pronunció una frase que no se me va del pensamiento, para mí, inoportuna en el tiempo..."Voy a pedir que se le haga la autopsia"....
¿Cómo era posible, que sin haber muerto Fernando, ya hablaran de autopsia? No haría ni 45 minutos que esta familia había llegado al hospital, y aunque ya les habían notificado la gravedad de su estado, todavía no se habían hecho la idea. ¿Y de repente, tenían que pensar ya en una autopsia? Fue horrible.... Fernando se fue a los pocos minutos.
Desconozco a muchas de las personas que mi contador me dice que visitáis mi blog. Si tuviera la suerte, que me leyerais alguien que trabajáis en hospitales, directamente tratando a personas, os diría, por encima de todo, que reconozco que vuestro trabajo es muy difícil, que reconozco que no podéis poneros en el lugar de cada enfermo y de cada familiar, y que lo más importante de todos vuestros esfuerzos está en salvar vidas. Pero que "no os lo creáis demasiado", que seáis un poco más humildes, y de vez en cuando, pararos a pensar como actuáis. A nivel humano, en ocasiones y algunos, tenéis fallos garrafales. El personaje que se negó a facilitarle la pegatina de visitante a Teresa, no sé si tendrá la suerte de ser padre.... lo de que si estoy segura es que como hijo, si su padre estuviera grave en un Box, él, seguramente, querría acompañarlo, vivir sus últimos momentos con él, con todo el derecho del mundo... derecho que él privó a esa familia, y que gracias a las casualidades de la vida, se encontraron con un pase "prestado", que le facilitó a un hijo, vivir los últimos minutos de vida junto a su padre. Porque Fernando, llegó a ver a su hijo, y se alegró de tenerlo allí, seguro. Luego, nos contaba, que en el poco tiempo que estuvo al lado de su padre, este, mirándole, levantó una mano para saludarlo.Más tarde, se preguntaba, si le estaría diciendo "adios"...

Mi estancia en el hospital como "acompañante" se prolongó hasta las 12 de la mañana de hoy. Hora en que han dado de alta a mi tío, descartando la temida angina de pecho. Sólo se trata de un catarro mal curado.....

Y yo, intentando recuperarme de todos los acontecimientos vividos cuajados de casualidades. Imagino que necesitaré unos días para reaccionar, pero lo haré. Aunque no me sea fácil. Anoche, cuando la familia de Fernando, marchó del hospital y yo me quedé con mi tío en la sala de espera de urgencias, no podía dejar de pensar, que en ese mismo edificio, un amigo mio acababa de morir y estaría en una mesa de mármol apunto de practicarle la prueba solicitada o en ese otro sitio que guardan a los difuntos... y lo pasé mal. Muy mal. Me vino a la memoria el último día que estuve con él. Fue el pasado día 23. Nos reunimos varios amigos y a nosotros nos "tocaba" llevar el dulce para el café. Mi marido, me había dicho que no me complicara la vida, y que comprara el dulce hecho... y casi le hice caso. Compre dulce y prepararé una bandeja de torrijas. Para Fernando fue una sorpresa agradable. Le encantaban las torrijas y hacia "años" que no las comía. Fue el que más las elogió y el que más las disfrutó...

De todas formas, siempre hay un rayito de luz, algo en lo que cogerse cuando parece que te hundes.... Esta tarde, me ha llamado un amigo común. Han ido al tanatorio a estar un rato con Teresa. Yo, no he tenido fuerzas para hacerlo. Este amigo me ha llamado para preguntarme como me encontraba y decirme que Teresa, en el tanatorio les había dicho que ayer, en el hospital, había tenido un ángel a su lado ayudándole a pasar el trance.... Me he emocionado. Sólo por eso, ya valió la pena estar allí.

Y para ti, Fernando, todo mi cariño. Como te dije en el hospital, ya charraremos....algún día.

MAAT

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