20 de septiembre de 2007

Una muerte anunciada



Se llamaba Nicolai Marai. Y había anunciado que deseaba acabar con su vida. Ya lo intentó en una ocasión, pero consiguieron disuadirle. Hoy, su deseo, se ha cumplido. Todos los medios de comunicación, durante los 17 días que ha durado su agonía, nos han ido informando de su estado. Se ha escrito, visto y oído lo suficiente para que cada uno tengamos ya nuestra opinión al respecto. Por mi parte, es la decisión que más respeto de todas las que pueda adoptar cualquier persona. He querido traer este tema a mi Blog, para compartiros un sentimiento que me nació al ver éstas imágenes y que todavía no he encontrado la forma de definirlo. La visión del hijo pequeño de Nicolai, zarandeado en los brazos de su hermana, mientras ésta intentaba apagar las llamas que iban apoderándose rápidamente del cuerpo de su padre, me sacudió el alma. No puedo olvidar su imagen, mirando por encima del hombro de su hermana, como a su padre lo abrazaba el fuego, mientras emitía unos terribles gritos. Quiero pensar que con el tiempo, ese niño recuerde de su padre sólo los buenos momentos que haya vivido con él. Pero lo dudo. Es una imagen muy fuerte para un niño tan débil . También pienso mucho en esas mafias, que "captan" incautos a los que ofrecen trabajo y vivienda en un maravilloso país lejano y que una vez en su destino, los abandonan, sin dinero, sin ese trabajo y sin esa vivienda prometida. Eso es lo que le ha ocurrido a ésta familia rumana. Y puestos a pensar, un recuerdo para todos esos que pregonan que "el mundo es de todos" -pero !cuidadito! con tocar su parte- y miran hacía otro lado, mientras se producen estos abusos.Cuando Nicolai comenzó a arder, llevaba puesta una camiseta deportiva con una leyenda en la espalda, "Amb l'afició" (con la afición) y un número, el 12. Los seguidores del fútbol saben bien el significado de esa frase. Con Nicolai, en sus horas de aturdimiento, no hubo nadie que lo aliviase de su carga. Hoy, por si la noticia en sí no fuera lo suficientemente triste, nos informan, que su familia, la que vino con él a Valencia creyendo llegar a la tierra prometida, regresaron el lunes a Rumanía. El cuerpo de Nicolai permanece a la espera de quien tenga que darle sepultura. Hasta "eso" le ha salido mal. Permita Dios que alguien ponga pronto fin a este drama, y lo dejen descansar de una vez en paz .Era eso lo que él deseaba...

Maat























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